-CAPÍTULO 2-

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MIA

Después de treinta y cinco minutos de viaje aguantando las horribles canciones de Sweet California, aun más horribles que de costumbre por que Emma y Esther no pararon de cantarlas, por fin llegamos al aeródromo.

Al llegar vi que Igor Meyer, la mano derecha de mi padre, nos esperaba junto a la avioneta que me llevaría hacia mi próximo destino.

Al verme llegar se le dibujo esa sonrisa tan característica de él en el rostro. Igor Meyer es el típico prototipo de un militar: alto, musculoso y con un porte bastante atlético. Rondará los 43 años, al igual que mi padre, aunque a diferencia de él Igor sigue activo en el ejército. Es un general conocido mundialmente gracias a todas las misiones realizadas con éxito que se han llevado a cabo bajo su cargo.

Es un buen hombre, no me cae mal, al contrario le quiero bastante ya que había sido el que me llevaba a los cumpleaños y quedadas con mis amigos cuando ni papá ni mamá podían.

Sin darle tiempo a reaccionar me le abalancé encima y le revolví el poco pelo que le quedaba como a mi tanto me gusta y él tanto odia.

--Hola enana --me saludó.

--Buenas general --le saludé guiñándole un ojo mientras él se dedicó a poner los ojos en blanco.

--¿Qué tal estás? Te veo bien --me dijo, pero antes de que pudiera contestarle mi padre se me adelantó por un lado para poder saludar a su amigo.

--Cuanto tiempo colega --le saludó Igor.

--Si aceptaras dejar Berlín y pasarte por Munich alguna vez no sería tanto --le contestó mi padre en un tono divertido mientras Igor soltaba una risotada en respuesta.

--Sehr gut Igor --"Muy buenas Igor" interrumpieron mi madre y mis hermanas al unísono en un perfecto alemán.

--Bueno bueno veo que alguien ha mejorado por fin su alemán --dijo Igor con una sonrisa divertida dirigiéndose a Esther.

--Ja, ich werde schon viel besser --"Sí, ya se me da mucho mejor" dijo ella orgullosa haciendo que Igor soltara otra risotada.

--Bueno ya va siendo hora de abordar si no queremos llegar tarde -- anunció mi padre mirando a todos los allí presentes, pero sobre todo a mí. Asentí dudosa y él debió notarlo ya que me puso el brazo sobre los hombros mientras caminábamos hacia la puerta de la avioneta.

Ya dentro pude admirar que era bastante amplia, al contrario de como me la había imaginado. Fui directa a la parte trasera, quería estar sola, necesitaba pensar y organizar mis emociones.

Al rato después la avioneta empezó a ascender haciendo que se me formara un nudo en la boca del estómago que lo único que me daba a entender es que ya no había vuelta atrás. Todas las cartas estaban echadas.

-----***-----

Washington/EEUU

Unas manos hicieron que me despertara sacudiéndome los hombros.

--Ya hemos llegado prinzessin --"princesa" me dijo mi padre al oido mientras escuchaba como las puertas de la avioneta se abrían.

Moví la cabeza en respuesta y comencé a recoger todas mis maletas. Al bajar me detuve unos instantes a admirar el paisaje que me rodeaba, tengo que admitir que Washington es realmente hermoso y eso que por culpa de las seis horas menos que hay respecto a Alemania lo estoy viendo de madrugada, no quiero ni imaginármelo a plena luz del día.

En Seattle, concretamente en el barrio de Downtown sería donde viviría a partir de ahora. Al llegar vi que en ese barrio todo eran casas bastante grandes y bien acondicionadas. La mayoría tenían paredes color beige y bonitos tejados rústicos que les daban a las casas un aire acogedor.

LA CHICA CARMESÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora