-CAPÍTULO 3-

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DESCONOCIDO

Ese mismo día

Todo se me había ido de las manos.

Ella se había ido, ya no estaba a mi alcance.

¿La razón por la que se había ido? seguramente la necesidad de alejarse de mí. Inevitablemente una sonrisa torcida apareció en mi rostro ante ese pensamiento, ella había pensado en mi aún sin saber de mi existencia. Eso solo podía significar una cosa, que mi plan, mi juego estaba yendo sobre ruedas y estaba tomando justo el rumbo que yo quería.

No necesité más para decidirme a hacer lo que llevaba tanto tiempo pensando, irme tras ella, tras mein endgültiger preis. "mi premio final"

Todo lo que hago es por ella, única y exclusivamente para su bienestar aunque mis actos no estén bien vistos socialmente. Pero obviamente había detalles que se escapaban de mi alcance, aunque no por mucho tiempo, y esos detalles eran el tener que depender de otros sujetos para que todas las partes de mi plan fuesen perfectas.

Todo líder necesita de la ayuda de sus secuaces y yo no iba a ser menos, aunque tampoco iba a estar dispuesta a ser la típica líder predecible que todos imaginan, a la que todos les he hecho creer que soy.

Aunque el hecho de ser una mujer me lo ha puesto todo bastante más fácil en el aspecto de la manipulación, ya que todos me veían más débil, más manejable, menos capaz de realizar las cosas que hago normalmente. Nadie podría imaginarse que una chica, tímida e introvertida que siempre se mantiene callada y apartada del centro de atención pudiera llegar a ser una persona fría, manipuladora y con trastornos de obsesión. Sinceramente no los culpo, si yo fuera como ellos tampoco podría habérmelo imaginado.

Una cosa que he ido descubriendo con el tiempo es que con una bonita fachada puedes esconder toda la mierda que llevas dentro sin que nadie se moleste en intentar encontrarla. Pero siempre hay una pregunta que no deja de rondar mi cabeza ¿ cómo puede haber tanta gente con un sentido común tan nulo como para pensar que por ser, físicamente el prototipo de una persona débil y sumisa, no pueda destruirlos a todos con mis capacidades?

Bueno supongo que hay gente que se ha quedado atrapada en la Edad de Piedra.

Con esos pensamientos dejé que el sueño me inundara por completo, durmiéndome con una gran sonrisa porque mañana estaría frente a frente con ella.

-----***-----

A la mañana siguiente

Respiré inhalando exageradamente, tenía que admitir que el ambiente de Seattle era bastante agradable.

Una pena que estuviera yo allí.

Caminé y caminé hasta que por fin llegué a mi destino. Ahí estaba a tan solo unos toques en la puerta de poder verla, de poder satisfacer a mi pobre vista después de tanto tiempo.

Pero lo que yo no preveía era que al llamar no sería mi dulce premio el que estaría allí, sino que sería la gente del servicio. Una mujer que aparentaba unos 52 años, con pelo rubio platino y una compresión muscular bastante peculiar me abrió la puerta.

La mujer debió de notar mi poco entusiasmo porque al ver mi expresión curvó un poco hacia arriba sus labios. Que la cosas no salieran como yo quería no era una cosa que me entusiasmara.

—¿Puedo ayudarte en algo? —me dijo la mujer con una voz bastante chillona. Respire y fingí mi mejor sonrisa.

—Si disculpa las molestias pero soy su nueva vecina, encantada. —solté sin más. A la mujer se le iluminó la cara, que se pensaba que era ¿acaso tengo cara de repartir propaganda o algo?

—Oh, el placer es mío aunque yo soy una simple ama de llaves, no la dueña de la casa—dijo soltando una risita estúpida— si desea puede pasarse más tarde, seguro que a la señorita le encantará saber que tiene una vecina más o menos de su edad.

Iba a contestar cuando el teléfono me vibró en el bolsillo, y sinceramente no me importaba estar hablando con aquella señora. Al mirar la pantalla vi que tenía un mensaje de mi secuaz favorito, el ya estaba aquí, ahg que a gusto me sentía cuando las cosas iban bien.

Guardando el móvil de nuevo mire a la señora frente a mi que me miraba con una ceja levantada en señal de desaprobación, pero ¿y esta señora de que iba? Si sigue así le va a ir muy mal, no me importa que sea un daño colateral.

—Bueno no es mi intención molestar así que me pasaré durante los próximos días. —dije girándome sin molestarme ni si quiera en despedirme, o en pedir disculpas por lo del teléfono.

Ya está. Todo iba sobre ruedas, la decepción de no verla había pasado para ser sustituida por la alegría que me daba que él ya estuviera aquí.
Ahora si, agárrate Seattle por que no tienes ni idea de lo que te espera.

LA CHICA CARMESÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora