𝐒𝐢𝐭 𝐝𝐨𝐰𝐧 𝐨𝐧 𝐦𝐲 𝐟𝐚𝐜𝐞 (+18)

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Advertencia:-Alternative Universe

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Advertencia:
-Alternative Universe.
-Narración explícita de situaciones sexuales.
-Contenido erótico sumamente descriptivo.
-Apología a las relaciones sin protección.
-Lenguaje vulgar, Sexo oral, Obscene language, DirtyTalk.

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Una bonita noche de sábado, degustando una sabrosa cerveza rubia, viendo una película de terror bastante genérica.

Un asesino, adolescentes follando, malas desiciones, lo de siempre.

Habían sido invitados a unas de las tantas fiestas, pero decidieron volver al apartamento de la pelinegra, porque la dichosa "fiesta" había sido lo más aburrido de su fin de semana.

-Estoy caliente, Sukuna.

Pronunció la chica sentada entre las piernas de su novio, con su cabeza apoyada en el musculoso y desnudo pecho tatuado de su chico.

El pudor era algo que no poseía ninguno de los dos cuando estaban juntos; tenían una confianza abismal, forjada a lo largo de los años que llevaban saliendo y amándose, tal y cómo el primer día.

El chico paró repentinamente las caricias en la cintura de la fémina, para sonreír de oreja a oreja.

Llevaban una semana algo estresada, debido a distintos exámenes, y a pesar de que se tomaban su tiempo para mantener su vida sexual más que activa, no era lo mismo sin las horas de sueño debidas, y las preocupaciones por las responsabilidades golpeándolos en la frente.

Su relación no era meramente sexo, pero de que era genial: lo era.

-¿Quíeres que te folle aquí, y ahora?

Cuestionó el pelirosa en su oído, llevando ambas manos a los redondos senos de su chica, manoseándolos, sin vergüenza alguna, por debajo de la camiseta negra que era antiguamente suya; mientras mordía el lóbulo de su mujer con lascivia, soltando un ronco suspiro en esa sensible zona.

-No tienes tanta suerte.

Respondió juguetona arqueando ligeramente su espalda, sintiendo cómo, poco a poco, el miembro de su pareja, pegado justo a su parte trasera, se endurecía a cada segundo, sólo para ella.

Sukuna rió ronco, enviándole una corriente de excitación por toda la columna a la pelinegra.

-¿No quíeres que te haga suplicar para que te folle más fuerte?

Pasó su cálida lengua, lentamente, por la mejilla de la chica.

La levantó y la sentó justo arriba de su gran bulto, al mismo tiempo que brindaba un ligero golpe con su mano abierta a uno de los pechos de su, ahora, jadeante chica.

Sacó sus manos con algo de desgano de los adictivos atributos delanteros. Afirmó el agarre de sus dedos ahora en sus caderas, y frotó el sexo de su mujer contra su pelvis, adornada por una notable erección.

devoción (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora