𝐘𝐨𝐮 𝐫 𝐦𝐲 𝐥𝐨𝐯𝐞, 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭, 𝐚𝐧𝐝 𝐬𝐨𝐮𝐥 (+13)

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Advertencia:
-Único capítulo carente de contenido erótico como tal.
-Descripción/romantización de las relaciones idealizadas al punto del amor devoto.

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Perdído en ese gran abismo negro que reflejaban la más absoluta y exquisita oscuridad.

Lúgubres pupilas, que sólo lo observaban a él.

Sólo eran cautivadas por él, sólo aclamaban verlo a él, sólo lo amaban a él.

Sukuna acarició, con suma delicadeza, las mejillas de su pelinegra, entre sus grandes y asperas manos.

Ella estaba sentada en su regazo, a horcajadas.

Pegados, al punto de no dejar que ni una corriente de aire separe sus cuerpos sólo por envidia de verlos tan juntos. Demostrándose aquel profundo, e inquebrantable amor que se profesaban con sumo orgullo.

-Eres una absoluta divinidad.

Le dijo, casi en un susurro, perceptible sólo para los dos el pelirosa, mirándola fijamente; dejando salir sin pudor alguno, aquellos pensamientos que tenía sobre la mujer que había robado su corazón y se lo había quedado, probablemente hasta el día de su muerte.

Aseguraba que ella sería, en esta y en otras vidas, la única que tendría su más pura devoción.

-Eres lo único que anhelo, en ésta y en todas las vidas que me tocarán, Sukuna.

La de ojos negros rozó sus labios, sin desconectar su mirada de las dilatadas pupilas del hombre que amaba.

Ambos en completa desnudez, dejando que la calidez de su amor, y de sus pieles juntas cómo tantas veces anteriores, les brindaran esa acogedora temperatura que sólo ellos podían producir en el otro.

Sukuna acariciando la estrecha y pálida espalda de su mujercita, adornada por un bello y delicado tatuaje de una flor del Loto.

Ryomen amaba acariciar cada ínfima parte de ___.

Deslizar sus dedos sobre ella, cómo si fuera el más frágil de los tesoros en esta inmensidad universal llamada vida.

Sus labios encajaron lentamente con los del otro, sintiendo como eran dos piezas que no permitían margen a no complementarse, cómo si hubieran nacido el uno para el otro.

La chica acariciaba, la musculosa y ancha, espalda del único al que podría ver como entidad superior si eso debía de hacer.

Sus labios húmedos, moviéndose lenta y profundamente con los ajenos, degustando hasta la última célula que conformaba la boca del otro.

No hacían falta las palabras al separarse por el mísero aire que aclamaban sus pulmones, luego de deleitarase con los besos tan únicos que se otorgaban.

Sólo observando los ojos del contrario, afirmando cada uno que todo lo que sentían era más que mutuo.

Los ojos, reflejos de hasta el alma más oscura y difícil de llegar.

-Fue difícil encontrarte, pero prometo no permitir que te escapes de mis brazos sin que antes me jures por tu vida que dejaste de amarme.

Susurró serio Sukuna sobre los labios de ____, permitiendo a uno de sus pocos temores salir a la luz, sólo porque la persona frente a él merecía sinceridad absoluta.

La fémina rozó tiernamente sus narices, haciendo sonreír casi de manera imperceptible a su pareja.

-Jamás dejaría de amarte...ni aunque así lo deseara con toda mi alma.

Afirmó, con una seguridad infinita cada una de sus palabras, ésta vez haciendo que el pelirosa que aferraba sus falanges a su espalda, sonriese de oreja a oreja, con auténtica felicidad.

-A menos que me hagas llorar, te amaría aún, si, pero te arrancaría las pelotas con mis propias manos.

Ryomen negó divertido.

-Cada que intento ser tierno me sales con comentarios así.

Le brindó una ligera nalgada, y la besó en su frente, para depositar más y más besos en ese rostro, que tando idolatraba y admiraba, con sumo y profundo amor.

-Te amo, ___.

Fue lo que pronunció juntando sus frentes, y aferrándose al cuerpo de su mujer, impidiendo que ésta se alejase de él, aunque era más que obvio que jamás ninguno pensaría siquiera en hacerlo.

devoción (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora