𝕱𝖑𝖊𝖘𝖍[III] (+21)

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FLESH [III].

Arranca mi pálida piel, llénate de mi ser

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Arranca mi pálida piel, llénate de mi ser.

Separa mis costillas, rompe mis rodillas, degusta mi corazón, destrózame con pasión.

Eres dueño de mi razón, sin tí nada soy.

El inanimado cuerpo de la mujer, era grotescamente bello ante los ojos de Sukuna.

Una obra de arte, porque él la había dejado de esa manera. Él era responsable de aquel escenario digno de admirar, a su criterio.

Sin vida alguna, moviéndose por mera inercia, gracias a los bombeos que brindaba el tatuado con su pelvis al abierto tórax de la fémina.

El charco de sangre debajo de ambos amantes, era acompañado por los distintos órganos que se salían de su lugar correspondiente, debido a las embestidas sumamente brutales, y al pecho abierto de par en par de la pálida mujer.

-Podría llegar a decir que luces hasta bonita.

Rió ronco Sukuna, observando como los pulmones eran partícipes de la estimulación que le brindaba a su duro falo con ese torso libre de extremidades perteneciente a la fémina de cabellera negra.

El obsceno ruido de los fluídos utilizados como lubricante, y los lascivos sonidos soltados por el hombre, resonaban en el lugar donde yacía debajo de él la, ahora, difunta mujer.

Permitió que su semilla decore aquella "obra de arte" conformada por piel arrancada, costillas rotas, órganos a la vista, y un rostro carente de expresión.

Un sonoro gruñido proveniente de la garganta de Ryomen resonó, indicando el alcance de su añorado clímax.

-Tan entregada, sólo para mí.

Sonrió, y escupió directo en el rostro sin vida de la chica.

Le devolvería sus latidos en unos minutos; pero antes, debía degustar aquel amor donde comúnmente se decía que se guardaba, según el dicho de los mortales.

Agarró, entre sus largos dedos ensangrentados, el corazón carente de latidos que se hallaba a simple vista, para proceder a colocarlo entre sus labios, y hundir sus dientes en este.

Masticando aquel órgano vital que le pertenecía.

Cómo su cuerpo

Cómo su espíritu

Cómo su voluntad.

Cómo toda ella.

Sólo de su propiedad.

Deberías de masacrarme, deberías de hundir tus manos en mi sucia carne, deberías de castigarme, lamento el amarte.

Perdóname por faltarte el respeto de esta manera, lamento el ser así y sentir esto por tí.

devoción (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora