Fabio esta vez sí se había pasado. El vestido que me había diseñado para esta noche era strapless y se ajustaba a mis curvas de manera exquisita, tenía un enorme corte en mi pierna derecha que llegaba hasta la parte superior de mi muslo, en su totalidad estaba compuesto por hermosos cristales dorados de diferentes tamaños y formas. Pedí que hicieran unas románticas ondas de agua en mi cabello y un maquillaje sencillo, donde mis labios serian los protagonistas con hermoso rojo vino.Me vi en el espejo cuando estuve lista y pensé en Gustav, ¿estaba lista para verlo de la mano de otra? Definitivamente no. La rabia y el dolor me golpearon de repente y cuando las lágrimas amenazaron con salir respire profundo tratando de tranquilizarme. Si de algo estaba segura era que él tampoco estaba listo para verme con otro.
-Que empiece el juego -dije para mi misma.
A las ocho en punto escuché la puerta y tomando mi bolso de mano fui abrir. La cara de Giancarlo confirmó lo que ya sabía.
-Joder -me miró sorprendido e hizo una pausa viendome con detalle-. Estás mucho más que hermosa. Todo en esa inauguración se tratara de ti, Abigail.
Le sonreí y me permití verlo un momento. Llevaba el pelo recogido y un esmoquin azul marino con un corbatín negro y camisa blanca.
-Chico, ¿a dónde vas tan guapo? -le respondí coqueta.
-Pues a joderle la noche a alguien -me tomó de la mano con una sonrisa y bajamos al auto.
Llegamos sin prisa al hotel, pues teníamos que ponernos de acuerdo en algunos puntos claves para que nadie se diera cuenta que recién nos conocíamos. Mire la entrada llena de reporteros y fotógrafos, respire profundo. Algo me decía que esta noche iba a cambiar mi vida para siempre.
-¿Lista? -me acompañante me sacó de mis pensamientos y asentí.
-Nací lista -le lance sonriente, fingiendo la seguridad que en realidad en ese momento no tenía.
Todos los flashes por un momento solo se centraron en nosotros, Giancarlo me tomó por la cintura con seguridad y sonreía para la cámara con confianza y yo lo imite, me sentía como estrella de cine posando para ellos.
-Señor Palumbo, que sorpresa verlo por acá -lanzó uno de los reporteros del lugar al acercarnos a ellos-. Cuéntenos ¿quién es esta hermosa mujer que lo acompaña? -preguntó.
-Buenas noches -respondió con voz firme y segura-. Pues debo admitir que esta vez el acompañante soy yo -lo mire sonriendo, se manejaba muy bien.
-Ella es la Señorita Taylor, es la jefa del departamento de los shows artísticos del hotel -me miró un momento y me devolvió la sonrisa.
Siguieron lanzandonos preguntas al azar las cuales contestamos de la manera más diplomática posible.
-¿Y desde cuando están juntos? -me tense un poco pero no quite mi sonrisa comercial.
-Si les respondo eso su trabajo dejaría de ser divertido -respondió juguetón con una hermosa sonrisa y escapamos de ahí.
En la entrada estaba Gustav y a su lado su hermosa prometida dándole la bienvenida a los invitados. Sus ojos se abrieron como platos y pude ver su mandíbula tensarse al verme de la mano de Palumbo.
-Russo -dijo Giancarlo extendiendo su mano hacia su hermano con una sonrisa sarcástica y él la tomó con firmeza.
-Palumbo -se limitó a decir sin dejar de verme a los ojos.
-Demonios, Abigail ¿donde tienes escondido a tu diseñador? -la bellísima pelinegra vestida con un deslumbrante vestido rojo me sonreía luego de saludarme con dos besos.
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Señora Palumbo
RomancePRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA -Dios, chica... -dijo agitado-. Vas a joderme la vida -le sonreí y él me tomó de las nalgas en un rápido movimiento, por inercia mis piernas se enrollaron en su cintura y mis brazos en su cuello. Lo mire coqueta, feliz d...