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Pov Hai

Observé como Toni se alejaba llevándose al abogado con él, espero que Salinas no se pase de la raya después de lo hablado.

—¿Con que dos millones eh? —dijo el chico comenzando a andar en círculos alrededor mío.

—Mhmm —me quedé en silencio observándolo— ¿Tú no "eles" así, "veldad"? No "eles" como le has "mostlado" a Toni, solo lo has "tlatado" así para "ganáltelo". —el chico rió.

—Después de todo no eres tan imbécil como aparentas —paró quedando en frente mío—, ese chico es mío, y si te lo quieres ganar vas a tener que hacer algo más que darle dos millones.

Yo reí aunque dudé por un momento, bien es verdad que más de una vez he escuchado a Toni quejarse de mí pero como se comportó la última vez que nos vimos me dejó bastante intrigado sobre quién es en verdad.

—Igol —dije con semblante serio aún sosteniéndole la mirada, Igor se acercó.

—Si, ¿"amio"?

—Activa código 12 —yo conocía lo que significaba eso, cosa que era la contrario para este chico, él frunció el ceño desorientado mientras yo sonreía.

Al momento Igor sacó una perforadora y le dió un culatazo haciendo que cayera al suelo inconsciente.

—"Asegulate" de que "despielte" en el hospital sin "acoldalse" de nada —Igor obdeció y se lo llevó cargándolo en el hombro al hospital, no me preocupaba en absoluto los testigos pues este casino es mío y todas las personas que vienen están compradas.

Después de unos minutos llegaron Toni y Salinas, él buscó al chico con la mirada.

—¿Has visto a Mike? —preguntó acercandose a mí.

—¿Se llamaba Mike? —respondí y pregunté, él rodó los ojos.

—Espero que esté bien, conociéndote capaz eres de haberlo matado —añadió apoyándose en la mesa, le puse una caja con dos millones de fichas delante, él me miró como si estuviera loco.

—¿Vas en serio?

Yo asentí, el cogió la caja y se la dió a la señorita, se quedó un rato mirando a la ruleta en silencio.

—¿"Ocule" algo, Poni?

—¿Y si elijo el color equivocado, y si pierdo? Te tendré que deber dos millones y eso no lo consigo yo ni de coña —titubeó, pude notar el miedo y la duda en su voz.

—Tu "tlanquilo", que si "pieldes" no me tienes que "debel" nada —le tranquilicé apoyando una mano en su hombro, él esbozó una sonrisa.

—Al negro señorita —dijo mirándola, ella asintió y comenzó a girar la ruleta.

Yo me apoyé también en la mesa observando como él inflaba sus mejillas y cruzaba los dedos observando la bolita, me pareció un gesto bastante tierno pero no le tomé importancia. Finalmente después de unos segundos tensos la bolita paró y en el color deseado por el italiano, el comenzó a dar saltos de alegría y a llamar "pobres" a los demás civiles que habían estado jugando, yo no pude evitar reir.

—¡Si! ¡A chuparlas pobres, que os jodan a todos! —celebró mientras corría por el casino gritando, Salinas se puso una mano en la cabeza y negó reiteradas veces, yo no pude evitar reir.

—Como un niño pequeño —dijo, yo le miré con mala cara.

—Lo dice el gilipollas —él me miró clavándome la mirada, hicimos una guerra hasta que llegó el más bajo que se llevó la atención de los dos.

¿Solo un Sugar daddy? ||| HANI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora