Pov Toni¤
¿Amor?, ¿Eso que es, se come o algo?
—¡Eres un imbécil, como fuiste tan estúpido! —grité evitando que las lágrimas resbalaran por mis mejillas, gran error depositar mi confianza y corazón en este hombre.
—¡Ya te he dicho que no lo hice "queliendo", fue...! —no le dejé terminar por que me alejé tapándome la cabeza con las manos aguantandome el sollozo.
—Necesitamos darnos tiempo, todo fue muy apresurado y rápido —dije mirandolo a los ojos, noté como el confuso fruncia el ceño e intentaba acercarse a mi pero yo lo empujé levemente negando con la cabeza.
—¿Estás "lompiendo" conmigo? —preguntó, pude notar su voz quebrada, yo asentí—. Muy bien, pues a "tomal" "pol" culo —se dió la vuelta y caminó hasta la planta de arriba, yo sentí varias punzadas en mi corazón.
Solté un suspiro exasperado y salí de la mansión dando un portazo.
Caminé a paso rápido hasta mi mercedes y lo abrí, me subí y conduje hasta mi casa mientras mis ojos se aguaban y mi vista se nublaba.
Noté como las lágrimas caían por mis ojos mientras maldecía haber conocido a ese asiático que hasta hace días me traía loco, ¿qué había pasado con esa mágica conexión que sentimos cuando nos conocimos?
Aparqué el coche y entré en la casa, traté de no hacer ruido para no despertar a Carlo, quien descansaba después de una semana en el hospital, si, la cosa se había complicado, cuando iban a operarle se dieron cuenta de que había perdido mucha sangre y que si no recibían la suficiente no podrían operar por lo que se alargó la estancia en el hospital.
Entré al cuarto que compartíamos y me acosté a un lado suyo, noté como el se movía un poco y me abrazaba por la cintura tiernamente, yo me limité a sonreir tristemente para luego cerrar mis ojos con fuerza y dejar las lágrimas correr por mis mejillas en silencio.
Lo sucedido con Hai fue lo siguiente y es que al parecer un día hizo una junta con unos socios que siempre invertían en su casino. Todo estaba bien pero tomó más alcohol de la cuenta y se puso a presumirles sobre nuestra relación, de esto me enteré gracias a Igor quién presenció todo. Una de las primeras cosas que acordamos fue no contarlo a nadie, el motivo era muy simple y fácil de entender: nos pondría en peligro a ambos.
¿Qué pasaría si algún indeseado se enteraba ahora de lo nuestro? Estaba claro que lo aprovecharía para usarlo en nuestra contra, y no es solo eso, sino el hecho de que no tuviera la suficiente confianza para decírmelo, ¡yo! ¡Que depósite ciegamente toda mi confianza en él! ¡Que tonto fuí!
Pero eso ya se había acabado.
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Me desperté al notar que Carlo ya no estaba tumbado y por la luz del día, me froté los ojos y los abrí levemente, bostecé y me dirigí al baño torpemente para lavarme la cara y asearme, pude ver en el espejo que tenía los ojos hinchados y ojeras debido a no haber dormido bien. Me duché y salí, me vestí con una sudadera y vaqueros negros, me puse una gorra y unas gafas de sol para que Carlo no viera mi aspecto preocupante.
Caminé hasta la cocina y lo saludé, él estaba bastante energético, se estaba comiendo una manzana mientras "trotaba" por la casa, joder este tío no puede pasar ni un día sin hacer ejercicio, yo le reprimí que debía no forzar su cuerpo a lo que él respondió riendo, yo sonreí tristemente. Envidiando su optimismo.
—¿Te pasa algo? —preguntó mirándome, yo iba a responder pero una llamada a mi móvil me interrumpió, fruncí el ceño al ver que era Fedor y lo cogí.
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¿Solo un Sugar daddy? ||| HANI
RomansaDos hermanos italianos que llegan a una ciudad. Un asiático grosero y arrogante que no se fia ni de su sombra. Un abogado ambicioso y pervertido. ¿Qué más se puede pedir para que explote el caos?