Era lunes por la mañana. Tetsuya se encontraba con sus alfas en la cancha de baloncesto, específicamente en medio de las piernas de Kise, mientras este lo rodeaba con sus brazos y lo apretujaba; descansando su mentón en el hombro izquierdo del chico. Murasakibara y Aomine estaban a los costados: uno masajeando el muslo izquierdo, mientras el otro se encargaba del derecho. Los cuatro veían una película en el teléfono de Kise que era afirmado por las menudas manitas de Kuroko. La película se titulaba Pixeles, con Adam Sandler interpretando el personaje principal. Con facilidad el equipo de Teiko podía describir el ambiente entre ellos como reconfortante y tranquilo, existía una calma que los rodeaba hasta que ingresaron el entrenador con sus asistentes a la cancha, entre ellos estaba el capitán del equipo, Akashi Seijuuro.
El hombre mayor informó que el autobús había llegado, por lo que tenían que tomar sus pertenencias y reunirse en la entrada de Teiko. Luego de hablar un par de cosas con el pelirrojo, el entrenador dejó que se retirara y reuniera con su grupo. Seijuuro caminó sin mucho apuro hasta el omega, quien ya estaba de pie y recogiendo sus cosas para partir.
— Tetsuya —llamó y el peli celeste con su expresión imperturbable y los ojos emocionados, se giró al llamado de su destinado. — ¿Tienes todo? —consultó, tomando sus propias pertenencias y comenzando a caminar a la salida, junto con el resto de la Gom y el equipo.
Kuroko asintió, mientras observaba con atención la mano que le ofrecía el pelirrojo, de pronto sus mejillas se encendieron en un bonito rosa. Tomó la mano ofrecida por su sonriente compañero de asiento y ambos avanzaron hasta la salida junto con el equipo, teniendo por detrás a un malhumorado rubio y a un moreno gruñón que no paraba de quejarse en voz alta. Los celos podían respirarse perfectamente en el aire, incomodando un poco al resto del equipo que sólo mantenía sus bocas cerradas. Tampoco tenían la valentía de enfrentarse a la Gom, ni al lord de que los comandaba implícitamente.
El equipo llegó a la entrada de Teiko y con atención observaron a un bus esperar por ellos. Era un amplio transporte de tres colores y al ingresar, se podía sentir la frescura y suavidad. Alta calidad, por supuesto.
En parejas ya establecidas, el entrenador aseguró que todo el equipo se sentara por en orden y sin escándalos, apresurando a tiempo la salida del autobús con dirección a Meiko, su rival afable por el momento.
Kuroko, que se encontraba junto a Akashi, disfrutaba una cómoda lectura, mientras el pelirrojo discutía un asunto trivial con el peliverde que estaba en el asiento continuo a ellos. Atsushi, quien estaba junto a Midorima, gozaba entre las miles de frituras y golosinas que había traído en uno de sus bolsos. Kise y Aomine, que estaban sentados detrás del pelirrojo y el peli celeste, estaban concentrados en su disputa acerca de quién encestaría más y quien tendría más faltas. Después, aquella animada discusión se transformó en una apuesta que involucraba a otros miembros del equipo que estaban escuchando su conversación, entre ellos el entrenador que prometió al ganador una semana de descanso y hablar bien de él con otros docentes, en caso de ser necesario.
Tras establecer con formalidad la apuesta, el entrenador repasó una vez más la asistencia, confirmando que ninguno de sus miembros faltara, después le dio la instrucción a la conductora para iniciar el viaje.
Kuroko, en medio de su lectura, sintió la presión de los nervios situarse en el centro de su estómago, incentivando su ansiedad y negatividad. ¿Y si se equivocaba?, ¿si por un error comete una falta que podría arruinar la moral del equipo, y con ello, su victoria?, ¿y si no era suficiente para el equipo? Realmente su estrés lo estaba conmocionando a tal punto que ya se había perdido en su lectura: ¿En qué capitulo estaba?, ¿qué le había pasado a la protagonista?, ¿desde cuándo ese sujeto se había metido en la trama?, ¿cuál era el título del libro?, ¿qué demonios estaba leyendo? Con los nervios carcomiéndole la cabeza, Tetsuya sintió el delicado toque de unos dedos que se escabullían entre y entrelazaban con sus falanges, afianzando un agarre cariñoso y protector. Kuroko elevó sus conmocionados ojos y apreció la confiada sonrisa que su pelirrojo le mostraba. Luego su atención se desvió a las caricias que aquel pulgar le daba en el dorso de su mano, logrando calmar la presión de sus nervios y reemplazándolo por una placentera sensación de seguridad.
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El llamado del omega ||KnB||
FanfictionTetsuya no podía controlarse. Su respiración se agitaba y su cabeza palpitaba de dolor. Se sentía sediento y acalorado. Sentía a su lobo arañarle el vientre, casi aullando por salir y, aunque intentara impedir que su evidente condición saliera a la...