Epílogo

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Seis años después.

El clima hoy en Londres era precioso, el sol iluminaba las calles y los pájaros revoloteaban en el exterior, Louis disfrutaba el día desde la cafetería que una vez estuvo a cargo de la maravillosa Esperanza, ella había dejado este mundo hace dos años y aún la extrañaban.

"Abre la boquita, amor". Louis llevó la pequeña cuchara hacia la boca de la bebé de un año, ella soltó un sonidito y revoloteó sus manos provocando que la papilla cayera sobre su pequeña mesita, evidentemente no quería comer. "Emily, papá se va a molestar si sigues haciendo esto"

Los labios rosas de su hija se fruncieron y sus pequeñas manitas intentaron alcanzar el pastel que comía su otro padre.

"Ella es adicta a los dulces igual que tu". Harry se rió mientras tomaba su cuchara, la untó en la salsa de frutilla y la llevó a la boca de su hija. Los ojos esmeraldas de la niña se abrieron escandalosamente, sus manos comenzaron a subir y bajar de la felicidad.

"P-pa...". Ella balbuceó mirando entre los ojos de Harry y el pastel que tan feliz la hacía. "Ma..."

Harry se rió fuerte. "¿Quieres más hija?"

Resoplando frustrado, Louis dejó el pote sobre la mesa. "Tú eres el culpable de que no esté comiendo su comida, ella ama las cosas dulces y por supuesto que las va a elegir por sobre su comida"

Su esposo le sonrió con cariño, luego le tiró un beso. "No te enojes mi amor, solo quiere un poco, pero igual comerá su comida, cierto bebé?"

La niña se quedó mirándolos con confusión, sus labios aflojados solo esperaban la comida.

Sonriente, Harry tomó el pote de la papilla, sacó un poco con la cuchara y la llevó a su pequeña boca, la bebé se comió la comida con una expresión diferente a la completa felicidad. Louis suspiró aliviado, al menos la había comido sin llorar.

"Bien hecho mi niña". Estirando su pequeña mano le acarició sus rulos dorados, la niña revoloteó en su asiento mientras le sonreía, eso provocó que sus pómulos suaves y rosas se vieran aún más regordetes.

"Pa-pá...". Emily estiró sus brazos hacia él suplicándole que la tomara.

"Ahí va ella, siendo la niña regalona de su papi"

Sonriente, Louis se movió para tomarla entre sus brazos, la sentó sobre su muslo derecho y le arregló su bonito sweater color damasco, su piel porcelana se veía aún más linda con esos colores. "Papi te ama". Murmuró besando su cabecita.

Aún le parecía increíble su vida actual, llevaba seis años de casado con su alma gemela, con el hombre que amaba incondicionalmente y ahora ambos tenían a una preciosa niña, a una bebé que había llegado a iluminar sus vidas justo cuando sufrieron la perdida de uno de los seres de luz más preciosos de la tierra, su hermosa Emily, ella había luchado mucho los últimos años contra su maldito cáncer, pero finalmente la lucha tuvo un fin, ahora su cuerpo estaba descansando, por fin después de tanto sufrimiento.

Aún les dolía la perdida y sabían que siempre lo haría porque ella marcó un antes y un después en sus vidas, significó tanto que por esa misma razón habían decidido llamar de esa forma a su hija cuando nació. Los papás de Emily habían estado muy conmocionados, extremadamente agradecidos y ahora la bebé entre sus brazos tenía a dos padrinos que la adoraban mucho. Louis sonrió plantando beso tras beso sobre la mejilla rosadita de su hija.

"A-ama". La bebé se colgó de su cuello.

Harry soltó una risita linda. "¿Amas a tu papi Lou?"

Los ojos verdes de Emily lo miraron y asintió con la cabecita provocando que sus rulitos lindos se movieran.

"¿Y a mí me amas?"

SOULMATES UNITED BY SOUNDS [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora