Capítulo 1

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Despuntaba la mañana del primer lunes de septiembre y con ella el vaivén en los pasillos de la Universidad Metropolitana de Madrid, que hacia un par de meses no veía tanta vida, un ir y venir de estudiantes apurados, algunos sabiendo a donde se dirigían y otros con la torpeza de quien pisa el recinto por primera vez, con la misma sensación del primer día de jardín, aunque esta vez disimulando los nervios de sentirse perdidos.

Alba Reche veía divertida el espectáculo desde el pasillo superior del edificio de rectoría, el cual gozaba de vista panorámica de la explanada de la universidad, se encontraba apoyada de frente sobre la barandilla, aquella mañana el sol se había empeñado en bañar su rostro con unos rayos que la hacían brillar más de lo que lo hacía normalmente, por lo que cualquier estudiante que levantó la mirada para ver los pasillo superiores se encontró con la sonrisa de Alba; mejor recibimiento imposible. A su lado estaban sus amigas de siempre; compañeras de juerga, secuaces de aventura, cómplices de tonterías, comité de consuelo, grupo de apoyo y todo aquello que se puede esperar de las amigas de verdad.

-María tía, que no son ni las siete de la mañana y has sacado más humo que un tren, le dijo una Sabela que movía la palma de la mano con rapidez, intentando disipar aquel humadero- que a mí la ropa me huele todo el tiempo a garito clandestino.

-El primer día, el primero y ya me estás jorobando, deja que suspenda alguna materia al menos.

- Ah pero que majo ese de ahí, oh imagina que trabajado debe estar aquel debajo de esa polera, hala guapísimo ese tío de la mochila roja; véanlo bien para ubicarlo más tarde, ese tiene cara de perdido pero seguro yo lo puedo ubicar- no paraba África de catalogar a cada estudiante que veía pasar. La clasificación era simple: Sí/ No/ Tal vez borracha.

-Pero bueno vamos a ver, que al de la carita de niño bueno lo puedo acabar de criar yo- se unió la Mari a la clasificación anual de Afri- Sabela no paraba de reír al oír como acomodaban a cada persona en la columna que, a decir de ellas, les correspondía y aunque mucho más recatada que las otras dos aportaba lo suyo.

-Permíteme Afri que a ese pibón pelirrojo me la apuntas en SÍ, me la subrayas, me le pasas un resaltador del color más fluorescente que encuentres, Alba tía ¿has visto a semejante bombón? - la Mari le dio un codazo a Alba para que prestara atención.

Alba se quedó mirando a la pelirroja que le señalaba la Mari- pues que sí es muy guapa la verdad.

-Vamos Reche que puedes dar más, no estás ayudando nada en la clasificación de este año joder, ponle voluntad que a esto le quedan 15 minutos.

-Déjala tía que a Alba eso le da igual, en quien ponga el ojo lo tiene en la bolsa, eso si este año se digna la reina a fijarse en alguien- dijo Afri rodando los ojos con tal ironía que las cuatro rompieron en carcajadas.

-Mira cariño, que tengas a tu disposición todo el maldito catálogo de la Metro no te excusa de ayudar a tus amigas sabes? Anda vaga mueve el culo- le dijo la Mari señalándole el repertorio que faltaba por clasificar.

Pasaron así el rato que les quedaba previo a comenzar con las clases y justo antes de que las chicas se separaran para salir disparadas, cada cual a su facultad, Sabela chasqueó los dedos recordándose algo y dirigiéndose a Alba –¿Has podido hablar con la Rectora?

-No, pero esta tarde me ha dado cita.

-Haz algo Reche, usa tus encantos, pon esa cara de niña buena que te sale tan convincente, lo que sea, pero este año tiene que decir que sí- le dijo la Mari con tono suplicante.

-Qué tal que me acompañas y la convencemos entre las dos.

- Alba, mi pedacito de cielo- la Mari la agarró por los hombros y puso la cara más sería que pudo- que el plan es que diga que sí, no que nos saque a patadas de su oficina, que me odia, que si por ella fuera yo estaría vetada de la Metro desde antes de su fundación.

-Que no te odia exagerada, se rio Alba agarrando a la Mari por las muñecas, tratando de convencerla- vamos y lo compruebas.

-Alba- intervino Sabela, provocando que ambas se giraran a verla- sí la odia, las cosas como son- volteó a ver a la Mari como tratando de disculparse por lo que acababa de decir.

- No, no, adelante, si la verdad a mí no me ofende- dijo la Mari tranquilamente mientras levantaba los brazos.

-Por mucho que quisiera yo quedarme aquí a dilucidar sobre el odio que le tiene la rectora a la Mari, cuál es su raíz y hasta donde va a llegar, lo cierto es que ¡ya todas vamos tarde! Así que apeguémonos al plan, Alba va y la convence de alguna manera, ya se te ocurrirá algo- dijo Afri sonriéndole a Alba y entrecerrándole los ojos entre dulce y amenazante- ¿a ti quien te niega algo? dime- no dejó que respondiera y jaló a Sabela y a la Mari apurándolas a irse.

-Que la fuerza te acompañe Reche! - Le gritó la Mari tratando de sonar seria, pero ni dos segundos pudo contener la risa y se dispersaron todas, cada quien a lo suyo.

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