Capítulo 24: Te quiero

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[Narra Valeria]

La ginecóloga tuvo razón y la mañana de este viernes ya no tenía la regla. Gracias al cielo y a todos los dioses de allá arriba por concederme con esto.

Una sensación deliciosa creció en mi interior porque sabía que esto significaba que Jaden y yo podríamos entrar a su cuarto misterioso.

—¿De verdad debes de ir a trabajar?— le hice un puchero tierno mientras lo miraba levantarse de la cama.

Consideraba que mientras más tiempo pasara con él mejor, así lo podría poner de buen humor y podríamos intentar cosas nuevas.

—No empieces con esto otra vez, sabes que tengo que ir.— insistió mirándome con algo de desaprobación.

—Por favor.— supliqué, —¿Qué tengo que hacer para que te quedes?— me removí en la cama hasta llegar al borde de ella, donde me apoyé sobre mis rodillas para estar apenas a su altura.

—Nada, me tengo que ir.— insistió serio y directo.

Pasé mis brazos por sus desnudos hombros y luego los enrollé en su cuello, dejando que mis dedos jugaran con las puntas de su cabello oscuro que ya estaba más crecido que cuando lo conocí. Lo miré a los ojos con toda la súplica posible que pudiera notar. Lo necesitaba desesperadamente y si me pedía que le besara los zapatos solo para que se quedara, lo haría.

—Por favor Daddy.— me acerqué aún más a él pero cuidé que nuestros labios no se tocaran, debía de convencerlo. Distraerlo generando tensión sexual parecía ser la mejor opción ahora mismo.

Separé mis brazos y me saqué su playera por la cabeza, dejándome solo en mis pequeñas bragas azules, volví a juntar nuestros pechos ahora logrando que su desnudo torso sintiera con claridad mis desnudos pechos. Sabía que eso le gustaba mucho, le gustaba sentirme de esa forma íntima y cerca.

Él no pudo evitarlo más y pasó sus brazos por mi cintura, su contacto sintiéndose caliente sobre mi piel, como fuego arrasando todo a su paso. Tenía las hormas alborotadas por los cielos. Juntó nuestros labios en un delicioso y hambriento beso, pronto sentí sus manos deslizarse hasta mis nalgas donde, muy seguro de si, dejó un apretón tortuoso, que solo hizo que la sensación en mi vientre creciera.

—Eres buena en esto.— murmuró contra mis labios, justo en medio del beso.

Sabía que a veces me dejaba tomar el control de cosas pequeñas como esta, era de esas pocas veces en las que yo podía hacer lo que quisiera y él me haría caso sin rechistar. Sabía que lo hacía apropósito, pero me gustaba tener ese mínimo poder, aunque sea por unos pocos minutos.

—Lo sé.— afirmé sintiendo su mordida en mi labio inferior.

Nos separamos solo lo suficiente y después de que recuperáramos el aire él habló.

—¿Y exactamente qué quieres hacer si es que me quedo contigo?— preguntó curioso, entornando sus ojos ante mi.

—Podríamos ir a desayunar y luego podrías traerme aquí y hacerme todo eso que sé que estás pensando.— murmuré sonrojándome por mis propias palabras y él pensamiento de las infinidades de indecencias que podría hacerme.

—Me has convencido.— respondió sin más, atrapando mis labios de nuevo.

•••

Después de darnos un baño y arreglarnos para salir, Jonas nos condujo a una cafetería en la que desayunamos.

Realmente no fue nada del otro mundo. Fue de esas veces en las que parecíamos una pareja normal, sin nada que ocultar una vez que estábamos solos.

Call me Daddy ━ Jaden HosslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora