Mi reina {Sukuna y tú}

Capítulo 14

Cuando sali de mi cuarto vi una nota en la puerta, era de Nobara, decía que se habían ido a una misión y que volverían por la tarde. Suspire ya que no conocía a casi nadie de aquí. Deje la nota dentro de mi cuarto y salí de este para dar vueltas o conocer sitios por los que no había pasado antes.

Volvi a llegar al jardín de cerezos, me senté de nuevo admirando las vistas y suspire de nuevo ya que no sabía que hacer ahora. Entonces se me ocurrió una idea, volví por mis pasos y entré a la habitación donde Itadori ve películas para entrenar, mire en el montón de películas y coji una cualquiera.

Me sorprendí al ver al muñeco de aquella vez sentado en el sofá, yo me senté a su lado ya que no me haría nada o eso esperaba. Coji el mando de la tele y puse la película, me acomodé en el sofá y empecé que ver la película tranquilamente. Hasta que minutos después me quede dormida...

Entonces al dormir, imágenes de un hombre alto de cuatro brazos lleno de tatuajes pareció, recordándome al rey de las maldiciones ya que su rostros eran parecidos aunque la mitad de este era como de madera? o eso me parecía, pero seguía teniendo sus cuatro tenebrosos ojos.

De pronto apareció una chica, de cabellos castaños y de mirada feliz hablando con aquella maldición, como si fuera una persona normal como las demás. No le intimidaba ni le daba miedo, sino que se sentía protegida y aceptada con el, aunque el tuviera una actitud de mierda...

Apareparecíeron más imágenes enseñándome lo tan felices que eran, hasta que se separaron por los hechiceros que querían matar a la maldición de los dos.

Ella se negaba y le quería, con tan solo verle se notaba en sus ojos que el era lo más preciado en su vida.

Y en los de el... en estos había muerte y destrucción, pero cuando la miraba a ella era... diferente en algunos momentos y le hacia sentirse apreciado por alguien aún sabiendo que había matado por placer y satisfacción propia.

Se querían, hasta que un día el entro en guerra con los hechiceros, esta duro durante largas horas. Hasta que el murió y separaron cada parte de su cuerpo, ella murió con la maldición ya que juraron que seguirían queriendose para siempre...

De pronto abrí los ojos, sentí un ligero olor conocido y levante mi cabeza, para segundos después cruzarme con los  cuatro ojos que producían cosas raras en mi. Sentí como mi corazón no sabía que hacer y cogí aire

_: Sukuna que...- me interrumpió

S: no querías saber cómo fue la maldición?- asentí y recordé aquella forma del hombre de cuatro brazos lleno de tatuajes

_: tu... eras ese...?- susurre, y el levanto un poco de cabeza sonriéndome con superioridad, dándome escalofríos

S: que? Te gusta más ese que el de ahora?- gruño entre susurros y esperando mi respuesta impaciente

_: que?! Yo... a mi me gustas así... osea quiero decir! Así estas bien...- me sonroje ya que no sabia que decir y no me respondió.

Segundos después me di cuenta de como estaba puesta encima de el. Estaba sentada en su regazo, con aquel kimono negro, mientras mis brazos estaban alrededor de su cuello y mis ambas piernas en la parte exterior de sus muslos. Además de que sus manos estaban a ambas partes de mi cintura.

Me sonroje al pensar que me había visto dormir de nuevo, agache la cabeza y susurre

_: Sukuna tu... me viste dormir...?- soltó una risa burlesca diciendo

S: pequeña te veo dormir cada noche desde que me reencarne...- abri mis ojos sorprendida por su respuesta y me sonroje todavía más, mi cabeza seguía gacha pero podía notar cómo sus ojos me estaban matando para que la levantase de una maldita vez, pero me daba vergüenza mirarle.