ʚ chapter three ɞ

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los besos comenzaron a subir de tono, una de mis piernas rodeaba la cadera de mi novio, mientras la otra presionaba con algo de fuerza la entrepierna de este mismo. me gustaría decir que toda la ropa que me compré estaba hermosa y que nada podría reemplazar la satisfacción que sentía al utilizar mi tarjeta de crédito recién liberada; sin embargo, lo que más me gustaba era estar de esta manera con sunghoon: ambos besándonos y prácticamente teniendo sexo en los asientos traseros de su auto. las reconciliaciones eran las mejores, en especial con él, quién siempre me buscaba y se disculpaba, tal y como hizo hace unos diez minutos atrás, cuando nos encontramos en el centro comercial, para ser más exactos, en la tienda de ropa deportiva. estaba pensando en comprar un conjunto de pareja, sin embargo, me encontré con mi novio, este me abrazó y se disculpó, para luego decirme que aún quería su regalo, el cual no estaba en esta tienda departamental.

y aquí estamos, él entre mis piernas y yo, con la boca entreabierta, gimiendo su nombre y sonriendo al ver lo excitante que era tener sexo en el estacionamiento de un lugar tan concurrido.

sunghoon siempre se comportaba como un dios en la cama, me besaba por todas partes y aunque era algo brusco, me encantaba. él era todo perfecto.

━ ¿traes protección? ━ susurré al separar nuestras bocas y estar casi desnudos.

—nunca salgo de casa sin ella.— sacó un paquete de preservativos y en menos de cinco segundos ya se lo estaba colocando.

era increíble la manera en la que me hacía sentir, la manera en la que embestía mi cuerpo, primero lentamente y luego de una manera tan rápida que por un momento pensé que estaba desquitándose por haber olvidado nuestro aniversario.

continuamos de esa manera hasta que terminamos y decidimos vestirnos, pues era demasiado riesgoso estar desnudos en su auto, que cabe resaltar, se encuentra en un estacionamiento público.

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—prometo darte un gran regalo para nuestro próximo aniversario.— traté de iniciar algún tipo de conversación cuando íbamos de regreso a mi casa, pero eso no fue necesario, pues sunghoon sujetó mi mano y me sonrió.

—no te preocupes, cariño.— aquella sonrisa que me dedicaba era la misma que siempre ponía después de cada ronda de sexo. era un idiota, pues sabía que él amaba tanto tener relaciones sexuales como jugar fútbol o ser mi novio.

solo reí por lo bajo y mantuve nuestras manos unidas, hasta que llegamos a casa y tomé mis bolsas. sunghoon dejó un corto beso sobre mis labios en despedida y me recordó que me llamaría a las ocho de la noche para hablar sobre algunas de nuestras asignaciones.

al entrar a casa me encontré directamente con dos de las sirvientas que siempre me recibían y aunque pensaba decirles que hoy no almorzaría, no fue posible, pues de inmediato me dijeron que yeji estaba de visita.

mi cuñada salió rápidamente de la sala de estar y con la mirada preocupada me preguntó por sunghoon.

—ya todo está solucionado.— fui claro, sonriendo al final al recordar a mi lindo novio.

—pero sunghoon se veía demasiado herido.— susurró ella, siguiéndome el paso.

—cuando hay amor todo se puede solucionar.— me encogí de hombros y continúe con mi camino hasta llegar a mi habitación. yeji me seguía de cerca y aunque me hubiera gustado decir que ella en verdad estaba preocupada por su hermano, ahora mismo podría decir que solo se estaba aquí para tener el chisme del día.

entramos a mi habitación y dejé todas las bolsas en el mueble que se encontraba al pie de mi cama. yeji se sentó al lado de todas mis compras y comenzó a hurgar entre ellas.

𝗌𝗈𝗅𝗈 𝗎𝗇 𝗉𝗈𝖼𝗈 𝖼𝗅𝗂𝖼𝗁𝖾́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora