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La puerta sonó, fui a abrirla y me emocione al ver a la persona detrás de ella. Su cabello rubio desordenado como si recién se hubiera levantado, una camisa de manga larga blanca, unos jeans rotos en la rodilla y una botas. Era como ver a uno de los chicos malos de las películas de adolescentes.
—Hola — al fin hablé — ¿Q-Qué haces aquí?
— Estaba aburrido en casa así que vine a verte — sus ojos color miel me escanearon — ¿Estabas dormida? ¿Tal vez fue mala idea?
Miró el pasillo chasqueando.
—No, de hecho iba ver una película— aclaré pues ahora que estaba aquí no quería que se fuera —¿Quieres verla conmigo?
Asintió, me hice a un lado dejándolo pasar. Llegamos a la sala donde la televisión dejaba ver una lista de películas.
—¿Que buscabas? — pregunto sentandose en el sillón grande.
— Pensé una de acción — dije imitando su acción sentándome a su lado.
—Mira, esa trata sobre un policía que salva a varios pasajeros de una bomba pero no puede disminuir la velocidad del autobús o sino la bomba explota.
—Suena bien — di play a la película, comencé a comer las palomitas disfrutando su sabor.
— No puedes perder ningún detalle o no podrás entenderla ¿vale? — asentí.
Cuarenta minutos después, la película ya iba por la mitad cuando volteé a verlo y vi que me miraba fijamente.
— ¿Tengo algo en la cara? — toque mi rostro por si quedaba algún rastro de palomitas.
Cuando sentí sus labios sobre los míos en un beso lento como si quisiera disfrutar el momento. Cedí a sus besos que me hacían derretir, juro que podría hacer lo que fuera con tal de besar esos labios. Nuestras lenguas comenzaron una batalla por tener el control. Su delicioso sabor a menta se estaba convirtiendo en mi perdición.
Él me impulso hacia atrás haciendo que quedara acostada sobre el sillón con él encima y entre mis piernas, aún sin despegar nuestros labios. Mis manos tomaron su cuello impidiendo que se alejara un solo segundo y su mano comenzó a recorrer mi cuerpo sobre mi camisa-pijama.
Sentía su ereccion cada vez más firme cada que él simulaba embestidas. Sus labios dejaron los míos para descender por mi cuello, solté un gemido bajo cuando sus dedos llegaron a tocar ese punto sensible en mi.
Lentamente subió mi pijama dejándome desnuda, ni siquiera me di cuenta cuando mis pantys desaparecieron. Él se quitó la camisa, observé su pecho y abdomen levemente marcado deseando dejar marcas, mis marcas.
Volvió a mi pero esta vez chupaba y mordía mis pezones haciéndome arquear la espalda.
—Ah... - gemí
—Te haré mía aquí mismo - dijo con esa voz ronca que me excitaba más.
De un momento a otro se alejó quitándose el pantalón junto al bóxer. Observé cómo se colocaba el preservativo sobre su duro miembro, volvió acomodarse entre mis piernas como si siempre hubiera pertenecido ahí.
Nuestras miradas se conectaron como si trataran de decir muchas cosas que nuestros labios no pronunciaban.
Se introdujo de una sola estocada haciéndome gemir fuertemente. Entonces me beso con desesperación mientras se movía primero lentamente hasta que comenzó a embestir con más rapidez.
Mi cuerpo entero era recorrido por corrientes eléctricas que solo él me causaba. Estaba cerca podía sentir como se acumulaba en mi vientre.
Volvió a morder y chupar mis pezones, mi espalda se arqueó dándole más acceso. Sus manos tomaron mis caderas y su miembro en mi interior buscaba ese punto que me haría enloquecer.
— Joder, eres.... deliciosa Rae — dijo haciéndome sentir tan deseada.
Entonces sentí como algo en mi se contraía con fuerza y como mis paredes lo apretaban. Aumentó más sus embestidas dando en ese punto.
—Dilo — jadeo
—Ah...Soy tuya...
Sentí como mi cuerpo convulsionaba anunciando la llegada de mi orgasmo y después de varias embestidas más, él también llegó.
Sus ojos me miraban mientras ambos buscábamos regular nuestras respiraciones. El sudor en su cuerpo hacía brillar su blanca piel.
Salió de mi levantándose mientras se quitaba el preservativo. Mire a todos lados buscando mi camiseta, no tenía idea a qué parte la había tirado así que me cubrí un poco con los cojines sentándome recta. Cuando él volvió a la sala con su bóxer puesto me miro y sonrió.
—¿Puedes... buscarme mi camiseta? - dije desviando la mirada con las mejillas rojas.
—Ven — me extendió su mano y me ayudó a levantarme. Me quitó el cojín y me colocó su camisa — mejor ponte esto.
Mire su camisa sobre mi cuerpo, es demasiado grande y me cubre hasta mitad de muslo. Él levantó mi rostro y me dio un beso en la frente seguido de varios besos en los labios.
—Ven, vamos a dormir — dijo tomándome de la mano.
—¿No iras a tu casa? —pregunte al llegar al cuarto.
—Alguien me dejó agotado para conducir — se recostó a un lado de la cama y yo imité su acción dándole la espalda.
Sus brazos me envolvieron pegándome a su firme cuerpo.
—Descansa Rae — susurró en mi oído, me dio otro beso en el cuello.
—Descansa... — dije cerrando los ojos.
•••
Desperté por el ruido insistente de la alarma, estire la mano a la mesita de noche apagándola. Me volteé adormilada en la cama buscando su cuerpo pero no estaba y no estaría.
Como la mayoría de mis mañanas despierto sola, sudada y caliente. El lado de mi cama siempre está frío.
Me siento en la cama frotándome los ojos alejando el sueño, un sueño del que no quiero despertar, un sueño que deseo que se haga una realidad.
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Hola, este es el FF más antiguo que tengo escrito. Si te gusta déjame tu estrellita; se aceptan críticas productivas.
Esta es una de las tantas historias que me vienen a la mente; así que se prohíbe la copia y adaptación sin permiso.
Saludos en la cola.

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Soy REAL
FanfictionCada noche te pierdes en sus ojos color miel, en sus manos tocándote, en sus labios besando tu piel, su voz profunda reclamándote como suya y al abrir los ojos te das cuenta que solo es un sueño del que no quieres despertar. Pero que sucede cuando...