Él es bueno en las matemáticas y tú, tú... Emm, en algo también has de serlo ¿No?
El amor siempre es complicado ¡Mucho más cuando no lo esperas! Una petición por parte de un profesor, que en un principio aparentó ser la peor, dió paso a lo que poc...
El tiempo se va volando, en un abrir y cerrar de ojos.
Pero hay cosas que tal vez nunca cambian.
Como era de esperarse Sanemi termino por convertirse en un gran y buen profesor de Matemáticas. Claro, con alguna que otra falla gracias a lo arisco que era con sus estudiantes.
Era bastante inteligente en verdad, pero para algunas cosas definitivamente NO.
¿Como diablos le pides matrimonio a alguien?
Era la pregunta que se hacía Sanemi.
Desde hace tiempo quería hacerlo, mas no sabía como.
Busco en internet pero todo se le hizo muy soso o en algunos casos muy exagerado.
Suspiró resignado pero en ese momento se le vino alguien a la mente.
—¡Uzui! —Dijo poniendose de pie.
Se preparó para salir, no sin antes llamarlo para pedirle que se reunieran en una cafetería cercana.
—Has acudido a la persona perfecta, mi extravagante amigo. No hay nadie mejor que yo para planear esto.
—¿Entonces si me ayudarás?
—Por supuesto, es más ya formulé como será todo.
—¿Lo dices enserio? —Cuestionó.
—Sip. —Asintió repetidas veces orgulloso— Soy un experto en pedir matrimonio —Aseguró.
—¿A cuántas mujeres se lo has pedido?
—Eso no importa ahora. —Evitó el tema por completo— Lo que importa aquí es tu propuesta.
Sanemi le miró un tanto extrañado.
—La llevaras a salir todo el día, a diferentes lugares, de manera que no sospeche lo que planeas. Luego la llevaras a un punto específico. Tengo el sitio perfecto; hay un gran espacio despejado, solitario, no hay casas ni edificios y justo desde allí se puede apreciar toda la ciudad. Cuando le des el anillo, yo encendere cohetes, para que así ese momento luzca mágico, llamativo y encantador.
—¿Cohetes? —Repitió sin cambiar su gesto— ¿No es esa cosa muy complicada?
—Shinazugawa, ¿Por quien mierda me tomas? se manejar pirotecnia, por favor. Es lo mío.
El no pudo refutar, en realidad Tengen si era un experto en ello.
—Tranquilo. Estás hablando con el rey de la pirotecnia. Tendrás la propuesta de matrimonio mas vistosa y extravagante de todas.
—Esta bien... —Acepto a regañadientes.
Así Tengen planeo todo para su amargado amigo, con mucho éxito.
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—T/N. —Llamó desde el umbral de la puerta. Llevaba al rededor de veinte minutos esperando que estuvieses lista. Se les hacía tarde.
