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Me gusta sentir la adrenalina viajando por todo mi cuerpo, necesitaba esto demasiado, después de todo un año de mierda casi sin salir, quedándome la mayoría de los fines de semana en mi casa estudiando.

Simplemente lo necesitaba. Una buena fiesta. Con las luces de colores parpadeando, haciéndome sentir que estoy en un universo paralelo.

Aunque bueno, esto último se debe a que no tengo ni la menor idea de cuantas copas llevo ya. Hace rato que perdí a mis amigas y estoy sola en la barra moviéndome cual loca borracha sin amigos.

- Otro Beefeater con Fanta de limón. - le chillo como puedo al camarero apoyando mis manos en la barra.

El chico que hay detrás de la barra me sonríe y me tiende la copa y después de haberle dado los 6 euros correspondientes se va a atender a otra persona. Me doy la vuelta con la copa en la mano para observar al barullo de gente bailando pegados unos a los otros.

Y antes de poder dar un sorbo de mi copa, se me resbala y cae completamente destrozada en mi falda y mis pies.

- Mierda, 6 euros a la mierda. - digo resoplando mientras intento buscar alguna servilleta o algo para limpiarme.

- Creo que eso es una señal de que ya has bebido suficiente.

Giro mi cabeza para encontrarme a un rubio apoyado en la barra como yo estaba hace unos segundos, antes de que mi copa se esparciese por todo mi cuerpo.

- ¿Y tu eres? - le pregunto descarada al rubio de ojos verdes que sigue mirándome sonriéndome.

- Hugo, ¿tu?

- Eva.

Se levanta de la barra y adelanta unos pasos a mi.

- Pues Eva, ¿quieres que te acompañe a limpiarte la que has liado en tu ropa? - dice intentando aguantar una risa, aunque le es inevitable.

- No te rías imbécil, pero vale, por que no se donde están mis amigas. - me excuso siguiéndole.

Le sigo esquivando a las personas de la discoteca que bailan como si no hubiera un mañana, rozándose unos a otros, como deben estar mis amigas seguramente.

- ¿Vamos a mi casa? - me dice nada mas salimos de aquel local.

Le miro con una ceja levantada y me río negando con la cabeza.

- ¿Esa es tu forma de decir que vayamos a follar? - le suelto.

Eleva sus cejas sorprendido para luego soltar una carcajada.

- Creo que si no fueras con las copas de mas que llevas, no serías tan directa.

- Crees bien, pero ¿me puedes llevar ya a tu casa? Estos tacones me están matando.

Una sonrisa asoma en sus labios y asiente antes de ponerse a andar esperando que yo le siga por detrás. A pesar de las copas que llevo encima, puedo apreciar lo especialmente atractivo que es este chico. Tienes dos grandes tatuajes en el cuello y en los brazos también he visto que tenía algunos. Su forma de vestir también lo hace mas guapo aun, una camisa veraniega abierta por el pecho y unos pantalones vaqueros anchos.

Madre mía con el rubito.

- ¿Vamos a ir en coche? - pregunto al ver que saca su llave y dándole a un botoncito, las luces de un coche azul oscuro parpadean.

- ¿No te dolían los pies?

- Sí, pero habrás bebido, ¿no?

Sonríe mientras le da la vuelta al coche para subirse en el lado del conductor.

Amor de egoístasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora