Cap IX

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Cap IX

Elsa la llevó a su habitación y le entregó varios aceites para iniciar con el masaje:

-Oye, amor ¿estás enojada conmigo?-¿Amor? ¿Le había dicho amor por primera vez? Sí, claro que lo había hecho, su corazón dio un vuelco de felicidad.

-No, claro que no. ¿Porqué lo dices?

-Es que has estado algo distante conmigo, a veces siento que me evades.-Dijo tristemente.

-No, cariño, jamás podría enojarme contigo, es sólo el estrés de lo de pasado mañana.-Le acarició el rostro y le dio un suave beso en los labios, luego se desnudó, y se recostó en su cama boca abajo con una toalla cubriendo su trasero. La pelirroja se puso nerviosa y tragó saliva.

-Ehmm... Voy a tener que tronar toda tu espalda y tus huesos.-La reina sólo asintió, Mérida empezó a hacer su trabajo, tronaba con cuidado de no lastimarla, luego empezó el masaje, acariciaba su espalda y con cada roce se relajaba cada vez más, eso era lo que le hacia muchísima falta y su novia tenía unas manos mágicas para ello. Cuando llegó a sus piernas y empezó a masajearlas, sintió una sensación extraña, se comenzaba a agitar y quería voltearse para besarla apasionadamente, pero en lugar de eso sólo apretó los puños y la cama se empezó a congelar.

Al ver la reacción de la reina, la princesa la descongeló poco a poco y se acercó al oído de ella:

-Shh, tranquila, no te haré nada malo.-La piel de Elsa se erizó en su totalidad y soltó un suspiro, no pudo contenerse y se volteó y jaló a la pelirroja para que quedara sobre ella.

-¿Pa-pasa algo?

-No, sólo bésame.-La tomó del cuello y la empezó a besar apasionadamente. Ésta le correspondió de la misma manera, sus lenguas se encontraban en una húmeda batalla, las leves mordidas se hicieron presentes y las caricias también, la rubia pasaba sus manos por toda la espalda de la pecosa, ésta acariciaba suavemente las piernas de la otra haciéndola suspirar, luego bajó a besarle el cuello, la ojiazul comenzaba a jadear y poco a poco fue levantando la blusa a la pelirroja:

-¿Chicas?-Preguntó Eugene desde fuera.

-¡Joder!-Se quejó Elsa en voz baja.-¿Sí?

-Dicen Anna y Rapunzel que si pueden bajar a la sala, es urgente.

-Enseguida vamos.-Volteó a ver a su novia con pesar.-Lo siento.

-No te preocupes amor, ya habrá tiempo.-Le besó la frente. La rubia se volvió a cambiar y bajaron de la mano.

-¿Qué pasa Anna?

-Hay una pequeña revuelta afuera del castillo, preguntan si les vamos a patrocinar los puestos.

-Por favor diles que sí.

-Está bien.-Dijo y salió acompañada de su novio. Se llegó la hora de la comida y todos estaban muy alegres, derrochaban mucho amor:

-Y ¿qué tal el masaje hermana?

-Ehmm...Muy bueno, Mérida tiene manos mágicas para eso. Estoy muy relajada, creo que mañana le pediré otro masaje.

-¿Con final feliz?-Le dijo con gesto malicioso.

-¡Anna!-Se puso roja y la pelirroja se atragantó con la comida.

-Jajaja. Ya hermana, lo siento. Oigan ¿y Olaf?

-Lo vi coqueteando con una de las chicas del pueblo.-Dijo Kristof. En eso iba entrando el pequeño con muchos besos repartidos por toda su cara para sorpresa de todos.

-¿Olaf? ¿Quién te besuqueó?-Preguntó Mérida.

-Una hermosa chica, me llevó a un callejón y me dio muchos besos.-Dijo con cara de tonto y suspirando.-¿Y tú? ¿No quieres darme más besitos?

-¡Olaf! Ella es mía y sólo me da besos a mi.-Le dice Elsa haciendo que ésta le de un beso en la mejilla.

-Tranquila amor, puedo darle un besito a él.-Se acerca y le da otro beso al pequeño y fingió caer desmayado y todos rieron.

Llegó por fin el día de la festividad y todo ya estaba preparado, los chicos se estaban vistiendo, el banquete tenía los últimos detalles, los juegos ya estaban instalados, la gente comenzaba a abarrotarse y poco a poco obscurecía; todos estaban vestidos de gala, hasta Olaf. Ratito después Elsa salía a la puerta del castillo a dar un pequeño discurso de inauguración y bienvenida; cuando todos estaban cenando cada uno hizo un brindis entre ellos, la demás gente bailaba al compás de la música, de pronto la rubia pidió disculpas porque sonó su celular y salió a uno de los balcones. Fue entonces que Hans, sin ser visto, aprovechó...

Amor Entre Polos Opuestos (Fuego y Hielo). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora