37.

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Natalia colocó su mano en la plataforma táctil. Un láser analizó sus huellas.
- Buenos días, agente Lacunza. – dijo una voz monótona y robótica.
Las puertas corredizas se abrieron. Natalia pasó, junto con Alba.
- Cuanta tecnología. – dijo Alba, aun viendo la máquina que le había dado los buenos días a Natalia.
Natalia rió.
- Y esto... es mi pequeño... despacho.
- ¿Pequeño?
– dijo Alba observándolo todo.
Estaba bien ordenado, sobre todo. Había un gran escritorio. Un gran ordenador, táctil.
Algunos muebles. Las paredes del fondo eran de un color carmín suave.
- ¿Rosa para las paredes? – dijo ella acercándose a Natalia. Natalia la abrazó, rodeando su espalda con uno de sus brazos. – Que original eres bebé. – sonrió.

- Así soy yo. Y así me quieres.
- Muy cierto.
– buscó su boca, y lo besó.


Las paredes que daban al alborotado pasillo de antes, eran de un transparente oscuro.
Incluidas las puertas. Pero cuando habían ido a entrar Alba se había fijado, y no se podía ver el interior del despacho.


- ¿Son vidrios tintados?
- Ajá. Además de que cuestan mucho de romper.
- Fascinante
. – sonrió ella. – Si lo has diseñado tú, he tenido la suerte de encontrar a alguien muy lista...
- ¿Ahora te das cuenta?
– rió Natalia. La levantó y la cargó, dejándola sentada en la mesa del despacho.
Alba se dio cuenta de que Natalia tenía fichas personales esparcidas por el escritorio.
- ¿Quiénes son? – dijo ella, ojeando algunas.
- Casos. Víctimas, muertos o desaparecidos. Mis próximas misiones... - suspiró.
- ¿Mucha faena?
- Bastante.
- ¿No podría ayudarte?
- Ojalá
. – dijo Natalia, metiéndose entremedio de sus piernas. Las acarició. – se cómo puedes ayudarme... para que se me quite el estrés.
- ¿A si?
– dijo ella, juguetona. - ¿Cómo?
- Mmh... este es un perfecto sitio... ¿no crees? Único. Los ves, pero ellos a ti no. Se piensan que estoy trabajando pero... no sabrán nunca lo que realmente pasa aquí dentro...
- y le susurró al oído. – y esta sala está insonorizada...

Tumbó a Alba en el escritorio, sin preocuparse de la tinta corrida y de los folios arrugados. Más se iba a correr la morena. La penetró de nuevo, fuerte. Ella se arqueó, con una respiración cardiaca.

- ¡Grita! – le dijo Natalia, entrando en pleno placer, y se hundió más en ella.
Ella jadeó. Parecía mentira, como disfrutaba con aquella mujer. Giró la cabeza. Y pudo ver a toda aquella gente, arriba, abajo, intercambiando papeles, información, riendo o hablando. Y ellas ahí dentro, haciendo el amor.
- ¿Te excita? – dijo Natalia, apartándose el sudor de la frente y moviéndose dentro de ella. - ¿Te gusta ver a toda esa gente allí? ¿Y que yo te esté follando, aquí?
- Si...
- jadeó ella. – dios, sigue, esto es buenísimo...


Natalia la cogió de las caderas y la penetró más intensamente. Alba arqueó su espalda y los primeros espasmos de placer colapsando su cuerpo, su mente, su todo.
Natalia terminó por acompañarla, en uno de sus culminantes orgasmos compartidos. Se quedó así, quieta, sin salir de dentro de ella. Con los ojos nublados, entrecerrados, con el calor abrumándole el cuerpo. Con los pantalones bajados, y ella, la falda subida. Hasta por debajo del pecho. Las dos estallaron en risas. Esa situación era graciosa. Alba se incorporó, subiendo los bóxers de Natalia, y luego los pantalones, y la morena la ayudó a subirse las bragas, las medias y a colocarse bien la minifalda.

- Esto ha sido, corto... pero intenso. – dijo Alba relamiéndose.
- Me gusta. Me gustan todos nuestros polvos. – sonrió Natalia. – Por cierto, esta noche, toca con tus padres.
- Si.
-suspiró Alba. – Parece mentira que solo quede un mes para la boda. – se alegró, pero Natalia se dio cuenta del cambio de tema.
- Albi. – la miró serio.
- ¿Mmmh?
- ¿Quieres que hablemos de algo?
– dijo Natalia acariciando su rodilla. – ¿Concretamente, de tu familia...?
- Eh... no... da igual.
– sonrió. – Ningún problema, enserio.
Cogió su bolso.
- Oye, ¿me acompañas a la salida? Le dije a Sara que viniera a las once porque tenía que hacer unos recados. – sonrió. – esos recados han terminado... - Y muy bien.- Y son las once y cuarto. La pobre ya me estará esperando para que abra la clínica.

Protegeme (G!p +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora