Sin Tocarte |CINCO HARGREEVES|

Cuatro

- ¡EL PEQUEÑO Y AMARGADO CINCO SE HA ENAMORADO! - Klaus entro a la sala emocionado, y sonriendo, ____ y Ben alzaron su mirada a él, ambos confundidos y número ocho, un tanto dolida.

- ¿De que hablas Klaus? - Ben se levantó del enorme sofá y camino hacia él, Klaus juntó sus manos y señalo hacia la ventana que daba a la calle.

- Miren ustedes mismos - corrió hacia la ventana seguido de número ocho y número seis, se posaron miraron al frente y pudieron ver a Cinco, justo a una joven chica de cabellos más castaños que rubios, vistiendo un lindo vestido de colores.

- ¿Quién es ella? - la voz de número ocho apenas y sonó por el lugar, Ben pareció darse cuenta pues la miró con confusión y paso su brazo por su espalda de manera confortante.

- No lo sé, estaban en una cafetería y después han venido hasta la academia - hablo con interés Klaus mientras los tres inspeccionaban bien a la pareja que estaba fuera de la academia.

Cinco no tocaba en ningún momento a la chica, pero ella hacia pequeños signos de querer que el tomara sus manos, más aunque parecía que el entendía, no hacia el mínimo esfuerzo en cumplir su capricho; aún así _____ sentía su corazón quebrarse al solo pensar que por más que lo quisiera, Cinco jamás podría tocarla o quererla, y ella debía aceptar tal hecho.

- Iré a la biblioteca chicos, me gustaría aprender un poco más sobre la capacidad de mis poderes - miró a número cuatro y número seis mientras fingía una sonrisa y se alejaba, Ben apretó su mano y la dejó ir, mientras Klaus beso de manera sonora su mejilla.

- Diviértete aprendiendo pequeño ratón de biblioteca - bromeó haciéndola reír.

Dentro de la biblioteca caminó entre los grandes estantes de libros, mirando cada uno de los títulos, algunos en alemán, ruso, español y portugués, muy poco al inglés. Había de magia, historia, matemáticas, ciencias, física y uno que otro que Pogo y Grace solían esconder bien, eran de ciencia ficción y fantasía, cosas que absolutamente Reginald no permitiría que aquellos muchachos leyeran.

Número ocho tomo entre sus manos "La bella y la bestia" y se dejó llevar por la lectura, cada descripción le hacía volar la imaginación y su mente transformaba a ese bello príncipe del final en Cinco, sus ojos verdes conectado con los de ella, su manos cálidas apretando su cintura mientras danzaban al compás de la canción, sin nada de poderes que pudieran dañarlos, solo ellos disfrutando del momento; para el momento del beso, sus ojos estaban inundados en lágrimas, su pecho dolía y su respiración era agitada, pensaba en cuál podría ser la solución a su dolor, haberse enamorada de la persona más errónea.

- ¿Número ocho? - la voz de Diego la hizo alejar su vista del libro y mirarlo a él, lucía realmente preocupado mientras se esforzaba en mantener su distancia con ella, queriendo no incomodarla - ¿Que sucede?

Ella dio un salto en su lugar y camino hacia los brazos de Diego, estaba cansada de ocultar que le dolía toda la situación, aunque los únicos que la conocieran fueran ella y número Cinco, pero que más daba, necesitaba un abrazo que pudiera sentirse al menos un poco de reconfortante como imaginaba los de Cinco.

Diego la apretó contra su pecho y acaricio su espalda, recargo su mentón sobre su cabeza y espero paciente a qué la chica cesara sus hipidos y su llanto no fuera más que una pequeña lluvia en sus ojos.

- ¿Qué tan mala debí ser en otra vida para pagar el presio de esta? - fue lo último que dijo, antes de sentir su cuerpo pesado y ardiendo, algo la jalaba de los brazos de Diego, quien solo podía permanecer inmóvil, mirando la escena de como una mujer de extravagante vestimenta y otra y de apariencia indú se llevaban a número ocho desmayada.