Nueve

649 57 4
                                    

- ¡Mamá! ¡Pogo! - número Cinco grito desesperado mientras veía a número ocho en el suelo, sus ojos permanecían cerrados y sus labios comenzaban a perder color.

- ¿Cinco? - Allison seguida de Luther llegaron al lugar, ninguno se había percatado de número ocho tirada en el suelo, hasta que Allison bajo la mirada y grito asustada - ¿¡Pero qué le pasó!? ¿¡Por qué la dejas ahí en el suelo Cinco!?

- Yo... No puedo tocarla, Luther por favor llévala con Pogo - está vez la voz de Cinco no era ruda ni nada por el estilo, su voz se quebraba cada que le costaba más trabajo escuchar la suave respiración de ____, sus ojos ya no contenían las lágrimas y su labio temblaba.

Luther no se paro a preguntar, tomo a la pequeña y ahora demasiado liviana número ocho y corrió con ella en brazos, Cinco fue incapaz de caminar, su cuerpo no respondía preso del temor, Allison lo miraba sin entender.

- ¿Que sucedió número Cinco? - el jadeo, no queriendo hablar de todas las vidas que ahora cargaba en sus manos, queriendo ocultar el dolor de escuchar a Ocho todas las noches llorar después de sentir el peso de las muertes, pero más que nada, no quería que el mundo entero supiera que no podía protegerla tanto como él quería; Así que solo se abrazo a su hermana, por primera vez dejándose ver débil y lloró, como nunca antes, mientras su pecho dolía y su corazón rogaba por qué ____ estuviera bien.

- Amo Cinco - Pogo hablo tras su espalda, su voz sonaba preocupada - Su padre quiere verlo.

Cinco asintió, tenía mucho que hablar con ese hombre hijo de puta, mucho que aclarar y si era posible lo mataría.

Mientras Grace se debatiá entre hacerlo o no, número ocho seguía inconciente, sus latidos bajaban de ritmo y su respiración era más lenta de lo normal, utilizar tanta magnitud de poder sin haber practicado antes, la destruyó.

- Reginald me matará, pero no puedo dejarte morir pequeña - Grace tomo esa horrible jeringa con el extraño líquido rojo, mismo que Reginald había utilizado para experimentar con la pequeña número ocho y el pequeño número Cinco, una serie de electrones que reaccionaban de manera negativa ante otros, pero que re-vivián el organismo en el que se implantan, el único que tenía dosis era número Cinco, por eso reaccionaba de tal manera cuando tocaba a Número ocho, todo un caos de experimento; Grace clavo la aguja sobre en pecho de número Ocho, dejo pasar el líquido a través de su organismo y espero a que hiciera efecto.

- Padre - Cinco entro al despacho de Reginald, estaba claramente molesto con él.

- Ya lo sabes - Reginald ni siquiera levantó la mirada de su libreta - Y supongo que quieres la "Cura".

- Supones bien padre - Reginald levantó la vista y por primera vez se le vio sonreir, pero era un sonrisa tan vacía y vil.

- No la hay número Cinco, y si la hubiera no se las daría - Cinco apretó sus dientes, e intento respirar para calmar su enojo.

- Entonces disfrutaré tanto torturarte hasta que por tu estupida boca salga la información que necesito padre - número Cinco sonrió con malicia y Reginald solo regreso su vista a la libreta.

- Allison, hazlo - Cinco giró y se sorprendió al ver a todos sus hermanos tras él, Allison lucía perdida y asustada mientras un horrible collar apretaba su cuello, ella negó llorando y una corriente de electricidad recorrió su cuerpo haciéndola gritar - H a z l o - pronuncio nuevamente Reginald y Allison miró a Cinco pronunciando un suave "perdón".

- Oí el rumor, de que todos atacaban a Cinco hasta matarlo - los ojos de los chicos se pusieron blancos por unos instantes y después todos miraban directamente a número Cinco.

Diego apuntaba con sus cuchillos, los enorme tentáculos de Ben había aparecido, Luther caminaba con desición hacia Cinco, Klaus y Vanya habían tomado una clase de palos e iban en su dirección, mientras Reginald permanecía sentado detrás de su escritorio sin inmutarse de lo que sus hijos harían.

- Bien, si quieren pelear lo haremos, pero no moriré está noche - Cinco hablo más para si mismo mientras intentaba esquivar todos los cuchillos de Diego, se teletransportaba a distintos sitios para esquivar a Ben y a Luther, pero comenzaba a perder energía, estaba cansado y agitado.

Llegó ese punto que temía, no podía teletransportarse más, Diego se dirigía a el decidido, Luther lo miraba con enojo y Vanya levitaba en el aire, posiblemente era su fin y jamas pudo besar y abrazar a la chica de sus sueños, no por el mismo; Así terminaría todo, el lamentándose de la vida que le había tocado.

Diego lanzo el cuchillo, directo al pecho de Cinco, pero el impacto nunca llegó, en cambio un cuerpo se desplomó sobre los brazos de número Cinco, cuando reacciono número Ocho estaba entre sus brazos, el no le estaba haciendo daño, pero había un horrible cuchillo perforando su cuerpo; Aún así, los chicos no se detenían.

- ¡Basta! ¡A ella no deben hacerle daño! - Cinco rogó mirando a sus hermanos, ninguno escuchaba, solo Allison miraba con miedo y pena la escena.

- Todos duerman - número ocho apenas y pudo pronunciar eso, sus hermanos cayeron al suelo dormidos, pero ella comenzaba a sentirse más débil, sus ojos se cerraban, su cuerpo dolía y la agobiaba sentir la pena y miedo en número Cinco.

- Si ellos no pudieron matarlos, lo haré yo - Reginald llevaba un arma, y apuntaba en dirección a los chicos, Cinco lo miró molesto, pero antes de que pudiera hacer nada, Reginald estaba ardiendo en llamas al igual que el hombre que parecía gorila; Cinco bajo su vista a número ocho y ella le sonrió.

- Este es el final número Cinco, pero estoy feliz por qué pude sentir tus brazos en mi, sin dolor y al menos no me iré imaginado esa sensación - Número ocho hablaba tan bajito que era imposible que alguien más que Cinco pudiera escucharla - También te amo Número Cinco.

Sus ojos se cerraron y Cinco se puso pálido, ella se había ido, de verdad lo había hecho, el estúpido mundo le había robado su felicidad de nuevo.

Sin Tocarte |CINCO HARGREEVES|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora