Seis

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- ¿Escucharon eso? - Klaus se levantó de su asiento mirando hacia las escaleras - ¡Estoy seguro que viene de la habitación de ____! - corrió tan rápido como sus piernas lo dejaron, Vanya y Allison fueron tras el, mientras Ben y Luther parecían no entender que pasaba.

Número ocho miró su habitación, todo estaba igual, pero claro, solo se había ido por unas horas, ¿Qué podría haber cambiado?; Mucho cambio, cuando tres habitaciones después Número Cinco y Número Dos se encontraban en una guerra de palabras.

- ¡Eres un estupido bueno para nada número dos! ¿¡Cómo pudiste dejar que se la llevarán!? - Cinco mira con furia a su hermano, si número ocho estuviera ahí podría sentir como su cuerpo quemaba por dentro con todas sus emociones.

- ¿¡Qué querías que hiciera Cinco!? ¡Me dejaron inmóvil! - hablo frustrado Diego mientras enredaba sus dedos en su cabello - ¡Habría hecho cualquier cosa para detenerlos, pero no podía!

Cinco golpeó con fuerza la mandíbula de Diego, sus nudillos habían dolido pero su mente estaba cegada en pensar por todo lo que número ocho podría estar pasando; estaba a nada de golpearlo de nuevo, y aunque Diego no se defendía, número Cinco podía saber cuan molesto lo ponía que lo tocaran, pero antes de poder hacer nada, una mano lo tomo de la muñeca y lo obligó a parar; en cualquier lugar podría haber reconocido ese escozor del tacto y la electricidad que recorría su cuerpo.

- Número ocho - miró a ____ aliviado, quiso abrazarla con fuerza, pero se detuvo antes de dañarla - ¿Estás bien? - número ocho ni siquiera respondió, solo se aferró al pecho de Cinco con fuerza, sin esperar que el devolviera el abrazo pues sabía las consecuencias que eso traería.

- Se cómo solucionarlo - hablo pegada a su pecho, recordando el aroma de su ropa y borrando las imágenes de la chica con él - Lo se todo - la euforia perseguía su voz, al igual que el temor y un enorme sentimiento de esperanza.

- ¿De que hablas Ocho? - Cinco estaba claramente confundido, pero el aroma del cabello de ____ relajaba cada uno de sus sentidos.

- Necesito contarte todo, a solas - miró a su alrededor donde estaban todos sus hermanos, mirando con interés la situación, a ninguno parecía importarle la privacidad.

- Toma mi mano - número ocho asintió y así lo hizo, Cinco los teletransporto a un área de la azotea, dónde había una gran vista a la ciudad y parecía no haber manera de llegar andando - ¿Qué debes contarme número Ocho?

Cinco la miró con cautela, quería poder recordar cada una de sus facciones, su cabello y ojos se guardaban en un lugar especial en su mente, al igual la manera en que sonreía y hablaba, para él era imposible no admirarla, casi tan imposible como poder tocarla.

- Bien, se que sonara extraño pero... Soy hija biológica de Reginald, y el puede revertir el efecto dañino que tienes en mi al tocarme - hablo tan lento y claro como pudo, número Cinco pareció hasta quedarse sin aire con la información; al ver qué no había respuesta _____ le contó todo lo que había descubierto ese día, Cinco permanecía callado, atento a cada palabra.

- ¿Que quiere a cambio? - su voz sonó rasposa, sus manos sudaban frío, pero su corazón latía con fuerza dentro de su pecho al saber que había forma de poder abrazar con todas sus fuerzas a número ocho, justo como quería hacerlo desde hace tiempo.

- Tiene una enorme lista de personas que debemos matar - la mirada de número ocho era triste y llena de miedo, ella odia ver a los personas morir, creía que eso era el peor castigo que alguien podía tener, y tener que matar a personas que no sabía si eran o no inocentes, era toda una tortura para ella.

- ¿Qué mierda? - ella solo asintió y se abrazo a si misma, el aire comenzaba a calar en sus brazos desnudos; número Cinco lo noto y se quitó su saco para colocarlo sobre los hombros de ella sin tocarla - Yo lo haré, número ocho. Mataré a todas esas personas por ti y por mi, no dejaré que vivas con ese remordimiento nunca, ¿Bien? - sus miradas estaban conectadas, sus corazones latían rítmicamente, y aunque el miedo era claramente visible en ellos, su esperanza luchaba por ser escuchada y porque pelearán por ella.

Sin Tocarte |CINCO HARGREEVES|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora