Tú y yo

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Los años pasaron y tú y yo ya no hacíamos lo mismo de antes.

Los lunes ya no me leías, ahora le leíamos a nuestros bebés. Los martes ya no me escuchabas sólo a mí, ahora escuchabas los balbuceos de Leia, los gritos de Harrison y de Courtney. Los miércoles ya no salíamos a esa heladería (la habían cerrado, sí, lloramos por eso), ahora le preguntábamos a los niños a dónde querían salir. Los jueves ya no nos tomábamos un tiempo en ese lugar especial, ahora llevábamos a los bebés a sus clases de piano (aunque había de esas ocasiones en las que sí íbamos a ese lugar especial y llevábamos a Leia con nosotros, Dios, los cambios de la vida). Y bueno, los viernes seguíamos haciendo lo mismo, salíamos de compras, aunque ahora la cantidad de dinero aumentaba cuando dejabas los productos en esa cinta o banda negra, porque a los bebés les encantaban los chocolates y yo nunca les decía que no.

Cuando era adolescente escuchaba a los adultos maldecir y decir que su vida apestaba por tener muchas cosas que hacer. Escuchaba esos suspiros de frustración y veía las caras demacradas y llenas de ojeras de las señoras, las cuales solían estar desesperadas a causa de sus hijos, de todos los gastos que conllevaba mantener toda una familia...

Decían que ser adulto era una gran responsabilidad, que te sintieras dichoso de ser un adolescente y poder decir "no tengo nada qué hacer".

Admito que me daba terror el hecho de crecer.

Y tú lo sabías, Harry. Siempre supiste que quería permanecer con, al menos, diecisiete años durante toda mi vida. Sabías que quería quedarme en una maldita cuna y llorar y tomar biberones y fingir ser un maldito bebé. Sabías que sólo quería que me abrazaras, que me mimaras y me dijeras cosas estúpidamente hermosas (lo cual sigues haciendo).

Pero poco a poco el miedo se fue. Y adoptamos a los bebés, nos casamos, nos amamos cada día más. Me sigues escuchando, y me sigues dando opiniones breves acerca de mis pensamientos; tú sigues siendo de pocas palabras. Nada cambió. Realmente nada cambió, nada respecto a nuestros sentimientos, a nuestra forma de pensar, nuestra forma de amarnos. Ahora sólo nuestro corazón se repartió un poco más, y Leia, Harrison y Courtney son parte de nuestra vida.

¿No sientes esa gran satisfacción dentro de tu corazón? ¿Esa felicidad de ver que todo lo que planeaste está sucediendo? Harry, joder, nos conocimos en secundaría. Nos conocimos en secundaría. Tantos años, tantos malditos años, y sigo feliz a tu lado. Te amo tanto, pero tanto.

Una felicidad me recorre cuando te veo cargando a Leia, cuando la miras con esa mirada, esa mirada de estar orgulloso, esa mirada de enternecimiento que le diriges. Me siento tan bien consigo mismo y no, no tengo palabras, te amo, te amo, no tengo nada más que decir.

Amo verte jugar con Harrison a los cochecitos, amo que ahora él te grite "¡Caballito Hazzard!" y que tú lo cargues sobre tu espalda y los dos rían. Amo que le ayudes a acomodar su habitación y que le hayas pegado esos mismos planetas que estaban en nuestra habitación cuando teníamos la antigua casa. Amo que le prepares leche con chocolate antes de que se vaya a dormir, amo verlos a los dos caminar frente a mí cuando vamos al centro comercial o a cualquier lado y que yo pueda calcular la diferencia de altura entre ustedes, amo que tú seas tan grande y maravilloso para él, amo que se adelanten y que él te pida que lo cargues para ver más de cerca las cosas. Amo que te diga que quiere ser como tú. Amo ver como convives con él y le dices que lo amas tanto como a mí.

Amo verte peinar a Courtney con sus dos coletas a cada lado de su pequeña cabecita. Amo que la avergüences frente a sus compañeros de kínder, amo recordar su primer día ahí, amo que la veas con tanta emoción en tus ojos. Amo que la cargues cuando hace sus berrinches y amo que le cumplas todos sus caprichos. Amo que te dejes poner coronas de princesas en tu cabeza y amo verte jugar con ella a las muñecas. Amo verte sentado en el suelo con tus grandes manos sosteniendo crayolas y que se las estés pasando cada vez que ella te lo ordena. Sobretodo amo que le digas que la amas tanto como a mí.

Nosotros [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora