𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐

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—¡Leah! —Exclamo Levana tratando de alcanzarla por los pasillos de la preparatoria de la reserva.

Leah, por cada día que pasaba después de su inexplicable rompimiento con Sam; solo se encontraba mucho más furiosa y a la defensiva con las personas que se le acercaban. Era el día de la graduación si se le podría llamar así a la pequeña ceremonia meramente simbólica de los chicos grandes y tal parecía que en lugar de ser un día feliz que representaba por fin libertad y emoción para algunos; para otros solo se trataba de un horrible y escandaloso día.

—Puedes por favor parar un segundo y escucharme Leah. —Siguió persiguiendo Levana a la morena hasta lograr posarse frente a ella. —Te juro que yo sé nada.

—Claro, me dirás que tú hermano tampoco te quiso contar nada. —Soltó a la defensiva.

Levana se quedó quieta y callada mientras bajaba la mirada. Aunque fuese cierto, en cierta forma trataba de que no se viese tan obvio que ella estaba en las mismas circunstancias que ella; de alguna forma le dolía igual o más que su hermano ni siquiera hubiese confiado en ella como para hablarle sobre su paradero al haber desaparecido, el rompimiento con Leah y su ahora espontáneo interés con la prima de esta misma solo habían hecho las cosas más dificiles.

—¿No hablas enserio, cierto? —Cerró sus ojos por un par de segundos al no haber respuesta alguna. —Sam es increíble de verdad.

Levana dio un gran suspiro después de ver a Leah aún más enojada arrojando un collar que había sido regalo de Sam a un lado. La entendía, no cómo quisiera pero lo hacía. La morena sabía que Leah más que enojada; estaba dolida, dolida con una repentina ruptura sin haber tenido alguna razón, molesta con Sam pero más triste porque sabía por boca del mismo; que lo suyo ya no tendría remedio.

—¡Levana!—Escucho por detrás la voz de Kayle.

Giró a verla y se levantó después de haberse puesto en cuclillas frustrada por no haber podido entablar más que esa pequeña conversación si así se le podía llamar; el hecho de ni siquiera poder ayudar a Leah o que esta dejará que la apoyasen se sentía realmente mal. Pero de igual forma sabía que la mera presencia de ella le estaba haciendo daño de manera indirecta tan solo por ser la hermana del chico que la había dejado.

—Ni siquiera preguntaré, es evidente que no quiso hablar. —Habló Kayle mirando a su amiga igual de frustrada.

Por primera vez en mucho tiempo y más a la fuerza, Levana estaba dándose por vencida tratando de acercarse a Leah.

—¿Has visto a Jared? —Pregunto tratando de olvidar lo que había sucedido.

—Estaba hablando con tu madre en la entrada hace un par de minutos, seguro sigue con ella. —Contestó Kayle entendiendo que quería cambiar de tema.

La ceremonia de graduación había sido más simbólica que otra cosa. No habría fiesta después de esta según las cortas palabras de Sam a quién su madre y los demás no le había creído ni una palabra por supuesto, todos los alumnos de tercer grado estaban hablando de aquella fiesta en la playa de la Push; pero para Sam parecía irrelevante comparado con quien iba a pasar el rato a escondidas. Pues en seguida de finalizar aquella ceremonia, había corrido hacia el bosque como todas las tardes después de haber roto esa noche con Leah, haciendo parecer como si en el chico, el bosque o alguien extraño y sin identidad. Hubiese puesto un embrujo en él y este no pudiese apartarse del lugar y si no lo hacía pareciera que moriría o al menos eso era lo que daba a pensar.

Después de ir a cenar sin el graduado claramente, Jared se apresuró a acompañar a su novia y la madre de esta a casa dejando en el camino cerca de su casa a Kayle.

𝐋𝐮𝐳 𝐝𝐞 𝐥𝐮𝐧𝐚 ||  Seth ClearwaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora