Te necesito

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¡Hola! Tanto tiempo. No tengo justificacion, pero quiero decirles que TODAS mis historias empezaran a ser actualizadas a partir de este mes, espero terminarlas antes de diciembre, sin embargo les agradezco en





Cuando Eren cumplió cinco años, su padre lo obligó a tomar clases de natación. A menudo lo comparaba con otros alfas. A su edad no era ni tan alto ni tan ágil y eso lo ponía en constante vergüenza con los amigos de su padre.

Ese fue el primer capricho de su padre, uno de tantos que conforme pasaron los años se fueron acumulando hasta convertirse en un fardo de responsabilidades de las que ya no podía desprenderse. Poco a poco dejó sus juegos infantiles para involucrarse en el áspero mundo adulto de la mano de su egoísta progenitor.

Al llegar a la adolescencia, los estudios revelaron que sus habilidades de alfa estaban mucho más desarrolladas que cualquiera de su especie, y eso sin duda, a Grisha le confirieron una dote de orgullo que presumió por todo lo alto. Su hijo era un prodigado alfa supremo, y merecía lo mejor.

Fue así como no demoró mucho en conseguir una buena y acaudalada familia que pudiera conceder la mano de un omega a su vástago. 

Historia Reiss sería la encantadora esposa de su hijo, y en unos años tendrían crías fuertes, sanos y de buena cuna.

Sin embargo, Grisha estaría por tragarse un veneno tan amargo como dañino. Él simplemente no esperaba que todos esos planes de ensueño tuvieran un tope y que esa razón llevaba nombre y apellido.

Armin Arlet.

-

Armin se deja caer en el mullido colchón, la tristeza lo agobia como una mano alrededor de su cuello. No ha parado de llorar, pero se abraza a su vientre con tanta fuerza que teme que alguien irrumpa en su habitación y lo obligue a abrir las piernas para extraerle a su bebé.

Bebé...

Una cría alimentándose de él, una semilla de aquella pasión desbordante de dos jóvenes adultos, una unión prohibida que traería muchos problemas a futuro, porque Armin podía oler los problemas a kilómetros a distancia, y no era parte de su naturaleza omega. Pero había tomado la decisión. No se desharía del bebé. Lo daría en adopción llegado el momento.

Tenía la esperanza de que esa semilla que ambos sembraron tuviera una mejor oportunidad de vida que ellos. No fuera prisionero de su condición. Deseaba con todas sus fuerzas que ese bebé tuviera la suerte de ser beta. 

- ¿Armin? - escucha el ligero murmullo detrás de la puerta. El nombrado se sobresalta sobre el colchón. - Jean no estará unos días, cosas de su familia, me pidió que cuidara del departamento por él, y decidí que quería cenar en compañía, ¿te importaría cenar conmigo? 

Marco Bolt siempre fue un omega educado y en exceso amable. Armin confiaba en él sin conocerlo. No sabía que había visto en un alfa tan grosero y odioso como Jean, la verdad es que Marco tenía pinta de ser hijo de buena familia, así que debería de estar con alguien que lo respetara y lo consintiera. 

- Sí, la verdad es que muero de hambre - Armin no mentía, tenía bastante hambre y un enorme cansancio. Marco le sonrío al verlo aparecer detrás de la puerta. Sin embargo, frunce la nariz cuando un peculiar aroma anega la estancia.

Armin lo nota al instante, se abraza asimismo.

- ¿Hueles eso? - Marco gira la cabeza hacia todas las direcciones posibles buscando el causante de ese aroma tan dulce y empalagoso como miel derretida. 

- No, ¿qué olor? 

- Mh, ese olor - insiste Marco.

- ¿Exactamente a que huele? - quiere saber Armin. 

Marco detiene su inspección policial y mira al rubio frente a él con curiosidad. Después nace una hermosa sonrisa de sus labios carmín. 

- Ninguno, disculpa, es que huele como a... algodón de azúcar, a chicle de uva, es un aroma demasiado infantil. Pero seguro es porque la vecina omega de ustedes esta embarazada, aunque no pensé que su olor sería tan fuerte y penetrante capaz de atravesar los muros. 

Armin comienza a ponerse nervioso, los latidos de su corazón golpean con furia sus costillas, tiene que tomar una bocanada de aire cuando Marco se la da vuelta mientras sigue hablando sobre la vecina y que sabía que esos apartamentos eran demasiado económicos porque los muros eran de un material tan barato como para poder percibir olores así de omegas en cinta. 

El rubiecillo no presta demasiada atención hasta sentarse en la mesa, Marco poniendo una rebanada de pizza en sus narices. 

- Espero que te gusten las anchoas y el extra queso con coca cola - le extiende una lata de soda, Armin la toma aun sin entender que demonios está haciendo.

- Sí, claro, gracias. 

A lo que agradece de su habilidad para mantener un estoicismo impresionante aunque por dentro este por derrumbarse. Si Marco podía olerlo, ¿qué no seria de toda la facultad?

Tenía que pensar en algo, pediría permiso de ausencia por enfermedad los últimos meses del embarazo, pero no contaba con que el olor sería notorio en sus primeras semanas. 

Empero, un nombre se le viene a la cabeza, un rostro que pese a su dureza, había mostrado verdadera preocupación por él. 

-

Eren estaba furioso, la palabra no hacia total justicia a su sentimiento, pero al menos lo ayudaba a entenderse un poco mejor. 

Jala de sus cabellos con la desesperación que no abandona su cabeza, quiere llorar, gritar, reír de rabia, pero sobre todo, quiere tener a Armin en sus manos; odiarlo y besarlo. ¡Maldita sea! Quiere hacer todo pero no puede. ¿Un hijo? Le había dicho al rubio que se deshiciera de él, que tenía su permiso, seguramente lo haría. 

Aunque Eren deseaba que pudieran tenerlo, porque eso no solo los uniría, sabía que Armin era su destinado, el corazón se lo decía, sino que a la vez podría poner fin a ese horroroso compromiso con Historia. Desligarse de su familia. Tenía bastantes ahorros, la herencia de sus abuelos intacta, un departamento a su nombre, y un auto barato que compro a espaldas de su padre. 

Las cosas podrían ir mal con Grisha, aun así quería correr el riesgo por Armin, porque el rubio lo valía todo. 

O quizá estaba siendo muy infantil, creándose castillos en el aire y lo mejor era que Arlet abortara, e hicieran como que nada pasó entre ellos, aunque al verse en los pasillos de la universidad ambos sabrían que sí sucedió. 

- ¿Eren? - Mikasa asoma la cabeza tímidamente - La cena esta lista, Ariana subió a avisarte, pero no escuchaste y decidí venir yo. ¿Te encuentras bien? - Eren se coloca de pie como resorte y casi corre a la puerta solo para abrirla más y dejarse ver; tan entero y firme como lo pide su raza. 

- Sí, gracias. Ya bajo.

Pero Mikasa es altamente perceptiva y sabe que algo está sucediendo. Más no decide presionar a su hermano, Eren vendrá a ella en su momento, y espera poder ayudarlo con el problema que sea que tenga por muy duro que este sea.

Solo desea que no se demore tanto, quizá ella podría tener la solución a muchos de esas vicisitudes. 

PositivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora