Casa de muñecas

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Papá ha vuelto a juntar cupones de descuentos, creo que papá siente satisfacción con esos papelitos. A veces siento que sonríe cuando le toca uno que no tiene.

En fin, cosas de papá.

Papá siempre me lleva con él al supermercado, vamos por todos lados. Comenzamos con el área de ofertas y terminamos con el área de limpieza.

Papá y yo tenemos un trato, cuando él está escogiendo qué limpiador comprar, cosa que le toma muchísimo tiempo. Yo lo espero en la parte de la juguetería. Si tengo suerte me compra una muñeca.

Y por suerte me refiero a obedecer nuestros acuerdos:

No hablar con extraños, no moverme de esa área y no tocar nada.

Papá solo debe cumplir:

No demorarse más de treinta minutos, no llevar muchos productos y no comprar el ambientador de vainilla.

¿Quién querría que su casa huela a vainilla? Qué desagradable.

Hoy tengo planeado hacer un trato nuevo con papá. Mis notas han sido altas en estos exámenes, me he portado muy bien y me comí todo lo que papá me dio sin quejarme, estoy a un noventa por ciento de seguridad de que me comprará algo.

Pero, hoy aspiro a una casa de muñecas. Sé que son caras y a papá le gusta ahorrar mucha plata, si la muñeca no esta en oferta no la compra. Mi jugada está en dejarle comprar el ambientador de vainilla.

Ya que papá es parte de ese grupo que ama ese ambientador, mamá y yo lo detestamos.

Tengo altas expectativas, así que ahí voy.

Tengo altas expectativas, así que ahí voy

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