Capítulo IX

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El sudor se deslizaba por mi espalda, mi cuerpo tensado en cada movimiento, éramos una maraña de jadeos bajos y besos necesitados. El cuerpo de él sufrió un espasmo y supe que había acabado. Yo le seguí minutos después, liberando todo lo que tenía acumulado, mis músculos descansando posteriormente. 

Sus mejillas estaban sonrojadas, su cabello pegado a su frente y su cara ladeada, dejando al descubierto su cuello, me incliné y lo besé allí, se estremeció. 

—Has estado muy callado estos días.— Me dijo cuando nos incorporamos, busqué algo en el cuarto para limpiar nuestro desastre, revolviendo entre sus prendas. 

—Han sido días difíciles, Jisung.— Le tiré un pedazo de tela. 

El chico suspiró y luego de quitarse el líquido viscoso fue hasta mí y me envolvió en sus brazos, lo acepté gustoso, el latido de su corazón aún era agitado. 

—Lo lamento mucho, ojalá las cosas fueran más sencillas para nosotros.— Hundió su cabeza en mi cuello.

—Las cosas son como tienen que ser, cariño.— Le acaricié lentamente el cabello, el cansancio de pronto invadiendo cada músculo de mi cuerpo. Muchas cosas estaban sucediendo al mismo tiempo y eso comenzaba a calar en mí tanto mental como físicamente.— Te vas a casar en tres meses.— Dije con la garganta algo apretada.

—No quiero hacerlo.— Intensificó su agarre, como si sintiera que en cualquier momento podría marcharme.

—Sabes que es lo adecuado. 

—¡Al carajo lo adecuado, yo quiero estar contigo!—Su voz sonó irritada, en ese momento lo comprendí más que nunca, yo también estaba frustrado y muy lastimado. 

Aún no encontraba la manera correcta de decirle a Han que mi padre llegaría en unos días a Óreleo y que tal vez, eso desencadenaría molestia entre ambas casas, estaba seguro de que la noticia de mi juramentación en la guardia real del rey Jisoo ya era conocida por mi padre y sabía que eso no le agradaría, era un hombre orgulloso. Que se resistiera a casarse con Yuna en este momento solo pondría más colérico al rey y temía por lo que podía hacerle a Jisung.

—Escapemos juntos.— Soltó repentinamente. Lo aparté un poco de mí para observar su expresión, tenía que ser una broma, no podía decirlo en serio. 

—¿Qué cosas dices, Han?— Fruncí el ceño.

—¿Tan increíble te parece la idea de fugarnos juntos, Minho?

Su rostro indicaba que efectivamente, hablaba en serio. Mis instintos de alerta se activaron, Jisung estaba tocando un terreno peligroso. 

—Sabes que eso es imposible.— Respondí, pero realmente deseaba evadir la pregunta. 

—Por supuesto que no lo es, solo debemos hacerlo y ya. Podemos escapar, tomar un par de joyas de la corona e irnos lejos de Andalat, dónde nadie nos conozca, empezar de cero, ser personas sin nombres importantes, podemos...

—¡Han!— Lo corté. Me miró sorprendido por mi tono de advertencia.— ¿Estás considerando siquiera las consecuencias que eso traería? 

Amaba a Jisung, más que a cualquier otra persona, pero hacer algo como eso pondría su vida y la mía en peligro. Y no permitiría que él pasara por algo así, no lo soportaría. 

—¡No pasará gran cosa si no nos dejamos atrapar!

—¿Y si lo hacen?, Sabes mejor que nadie de lo que es capaz tu padre cuando lo desobedecen, eso sin considerar que sabrán que estamos en una relación.— Elevé mi tono de voz.— ¡Por los dioses nos pueden condenar a la horca por eso!, Estás loco si piensas que te expondré a algo así.

Firefly Hunter (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora