LA VERDAD

4 2 0
                                    

Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente, solo vi a Rafael acostado al lado de mi cama. ¿Qué estaba pasando? ¿No había nadie en el dormitorio? Todas las camas estaban vacías. Aproveché el momento y me levanté, acercándome al colchón de Rafael donde él dormía en ropa interior. En ese momento me quede parado un par de segundos mirándolo fijamente, desnudándolo totalmente con la mirada, imaginando todo lo que podría hacer si él me correspondiera como yo quería...

—Rafael, Rafael, despierta, despierta, creo que nos hemos quedado dormidos. Creo que son más de las nueve de la mañana —le dije tocando su hombro muy suavemente.

—Moi, ¿acaso no escuchaste lo que dijo Fuenmayor ayer? —me preguntó suspirando con mucha flojera en su cuerpo.

—La verdad, te soy sincero: no lo recuerdo, ayer estaba muy agotado y sentía demasiada rabia para escuchar lo que decía Fuenmayor, no me quedó muy claro.

—Mejor duérmete, Moi; el coronel nos dio el día libre mientras los desleales compañeros están haciendo la prueba final en el campus de entrenamiento —me dijo tirándome una almohada.

—Vale, vale, tranquilo, algo recuerdo.

La puerta se abrió de golpe. ¿Quién podía ser...? Pensé que lo mejor era que me fuera a la cama rápidamente y me hiciera el dormido.

—Soldado, soldado —me dice alguien muy despacio—, soldado, despierta.

—Mi sargento Santaelis, disculpe, creo que me quedé dormido —le dije—. No, mi sargento, a usted no le puedo mentir, no estaba dormido, solo pensé que era el sargento Duque que venía a desquitarse conmigo otra vez.

—¿Desquitarse dices? ¿Y por qué mi compañero Duque tendría que desquitarse contigo?

—¿Acaso no se enteró de todo lo que pasó el día de ayer? Duque estaba desquiciado, no me dejó dormir en todo un día, me humilló y me arrastró por todo el estiércol del establo en medio de la noche.

—Sé perfectamente lo que ayer pasaste y no solo tú, muchos pasaron lo mismo, pero no todos fueron valientes como tú...

—¿A qué se refiere con que usted sabe todo lo que pasé el día de ayer, mi sargento?

—Soldado, no debería decirte todo esto, pero prácticamente están graduados y creo que no afectará en nada que le cuente toda la verdad. Pero se lo contaré con detalle. Antes de que ustedes llegaran, nos reunimos todos los comandantes de pelotón con mi coronel Fuenmayor y llegamos a una importante conclusión, ya que queríamos que esta promoción de soldados fuera diferente a todas, es por eso que nos reunió y nos dijo:

Mientras Santaelis hablaba, recordaba por todo lo que pasé ayer y me imaginaba la intensidad de la conversación que me estaba contando.

»—Los he congregado a esta reunión para contarles el plan que tengo para la próxima promoción —dijo Fuenmayor.

—Mi coronel, ¿y qué idea se le ocurre a usted? —preguntó Duque.

—Quiero que hagamos un periodo de prueba en el cual no se le va a decir nada durante la pernocta de los soldados en «C.A.SOL.E.» Me explico, todos los años se programa un calendario donde los soldados saben cuándo les tocará su prueba final. Este año quiero que sea lo contrario, no quiero que den ninguna fecha, no quiero que sepan ni qué hora es, quiero que pierdan la noción del tiempo...

—Mi coronel, disculpe que lo interrumpa, pero ¿en qué ayudará que los soldados no sepan nada? ¿No cree usted que la desorganización va a estar presente por la falta de información? —explicó uno de los presentes.

LOS DEMONIOS DE MOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora