Sexto sentido

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'En ese caso, me aseguraré de que haya un frasco en cada habitación de esta casa y en cada funda de guitarra que tienes'.

'No tienes idea de lo feliz que me hace que cuides de mí. Si vas a encargarte de mi salud cada que tengo una recaída, no sería tan malo estar en dolor un poco'.

'No tienes que hacer eso para que cuide de ti. Ahora es mi deber como tu esposo, tu también tendrás que cuidarme cuando no esté bien'. 

¿Esposo? 

Abrió los ojos con dificultad, sintiéndolos muy pesados. La intensidad de la luz le cegó un momento, por lo que tuvo que cerrarlos de nueva cuenta antes de acostumbrarse a ella. 

Advirtió una mano sobre la suya, más pequeña y, al incorporarse un poco, apreció el pelo rubio. La visión le trajo cierta calidez, como si esperara encontrar a una persona especifica a su lado. Le apretó la mano por instinto y el pelo rubio se removió. 

El rostro detrás de la cortina dorada, no era el que esperaba, aunque desconocía el por qué. Zoé le sonrió con alivio al tiempo que se frotó los ojos. Se acercó más a él, depositando un beso en su mejilla. 

—Es bueno que despertaras, comenzaba a preocuparme. Has estado durmiendo por cerca de 28 horas, pero me quedé a tu lado todo el tiempo. 

Intentó agradecerle, pero no pudo formular palabras, no sabía si era por el medicamento administrado o por las largas horas de inconsciencia. 

Zoé negó, diciéndole con ese simple gesto que no necesitaba hablar. Ella se puso de pie con la intención de llamar al médico. Luka la vio marcharse, volviendo a cerrar los ojos después. 

No sabía lo que sucedió. Lo último que recordaba era discutir con Zoé sobre su trabajo, salir de la habitación donde se quedaban y encontrarse con Adrien, quien le preguntó si todo estaba bien. Luego nada, sólo oscuridad y esos extraños sueños que seguían persiguiéndole. 

Quizá comenzaba a creer cosas que no eran, pero le pareció que los sueños se hacían más claros con el pasar del tiempo. La voz de esa otra persona le resultaba más familiar que antes y, aunque seguía sin ver su rostro, tenía la leve sensación de que poseía pelo rubio. Pero no era Zoé, porque esta persona era un chico. 

La rubia volvió poco después con un doctor, quien le revisó de forma rápida y le preguntó si sabía donde estaba y quien era. Luka sólo asintió, sin sentirse capaz de hablar aún. 

—Llegó en muy mal estado, tuvimos que administrarle el medicamento por vía intravenosa, pero no se preocupe fue sólo por la acumulación del cansancio y estrés. Estará mejor en cuestión de días con mucho descanso y reposo —sonrió—. También, le voy a recetar que tome Advil, en caso de que se repita esto, aunque sería mejor que no lo hiciera. 

El hombre le dio más instrucciones antes de retirarse para dejarle descansar. Zoé le explicó que buscaría algo de comer y volvería con él de inmediato, Luka asintió de nuevo. 

Apenas la chica se fue, frunció el ceño con sospecha. En su sueño también le habían recomendado Advil, pero no recordaba haber asistido antes con un médico. Sí, solía ser descuidado con su salud y su madre siempre le advirtió que, a la larga, sería perjudicial, mas nadie le sugirió hacerlo, así que sólo lo evitó sin mayor problema. 

Sin embargo, en sus sueños, alguien si que se lo sugirió y Luka hizo caso para no preocuparle, pero ¿quién era? 

Una parte de sí ansiaba saberlo, quería conocer el rostro de aquella persona para buscarle, pero, por otro lado... 

Salto atrás (Lukadrien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora