Una segunda oportunidad

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La oscuridad de las calles parisinas eran alumbradas por las luces de los coches que iban y venían de un ajetreado día.

Las personas a pie recorrían la acera, cubriéndose por el frío que comenzaba a sentirse y les calaba hasta los huesos.

La cháchara lejana y el sonido de los autos en el trafico le imposibilitaba el pensamiento.

Había caminado por tanto tiempo que no sabía la hora exacta, bien podía ser más de media noche, pero no le importaba. No pensaba llegar a casa hasta el amanecer de ser necesario. Quería que Luka se preocupara por él y se sintiera mal por gritarle antes.

Se volvió a los lados antes de cruzar la calle. Se reprendió a sí mismo por no tomar las llaves del coche o un taxi, prefiriendo esa larga caminata a la que no le encontraba fin.

El frío que se filtraba por la suave tela de su ropa sólo podía adjudicárselo a Luka. Él era el único culpable de todo ese embrollo. Conocía bien todos los problemas por los que estaban pasando y creyó que sería buena idea no contarle lo de Jagged.

¿Qué clase de matrimonio tenían si no había confianza en el otro? Estaba tan enfadado que pensaba seriamente en no volver hasta que él le pidiera perdón primero.

Entró a una pequeña plaza para evitar la luz cegadora de los coches y el ruido que comenzaban a estresarle en demasía. Se sorprendió de encontrarla vacía y sólo siendo iluminada por la tenue luz que salía de la fuente en el centro.

No recordaba haber visto ese lugar antes en sus tantos recorridos por la ciudad, pero le tomó poca importancia. Se sentó en la orilla de la fuente y apoyó los brazos en las rodillas y la cara en las manos.

Estaba en una encrucijada. Por más que las cosas mejoraran, no había seguridad de que los problemas no volvieran. El pasado que tuvo con Luka era claro que no iba a volver.

Habían dejado la faceta de enamoramiento atrás hacia mucho y sin apenas percatarse. ¿Cuándo fue que iniciaron las dificultades? Quizá desde la boda.

No fue sólo que una parte de sus fans se pusiera en su contra al enterarse de su sexualidad, sino que, su padre también se puso en su contra cuando le contó sus planes de casarse con Luka. La cosa fue peor cuando ni siquiera lo invitó a la boda.

Entonces, ¿era esa la respuesta? Si no se hubiese casado con él, ¿todo pudo ser diferente?

Ojalá lo hubiese pensado mejor, pero estaba tan enamorado de él que creyó que era la decisión correcta.

No sabía lo que había cambiado en primer lugar, ¿eran los problemas? ¿El amor? ¿O Luka?

Hasta ese día, él jamás le había gritado ni le habló como lo hizo hacía un rato. Lo recordaba tan distinto en la universidad. Alegre, positivo y muy romántico. Nada que ver con el hombre serio y arisco en que se estaba convirtiendo de a poco.

Si tan sólo pudiera retroceder el tiempo, quizá, volvería a sus días de universitario. Esos que parecían más fáciles y donde era libre de cometer tantos errores como podía sin preocuparse por el porvenir.

Suspiró, volviéndose a un lado al notar una sombra por el rabillo del ojo. La presencia de un gato negro, mirándole fijo, le asustó, mas resopló aliviado cuando cayó en cuenta de lo que era.

El gato se acercó a él y se restregó en su pierna al tiempo que le maulló. Adrien sonrió y se atrevió a bajar una mano para acariciarle, le tomó por sorpresa que el animalito ni siquiera le tuviera miedo y se dejara acicalar sin oponer resistencia.

Salto atrás (Lukadrien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora