Mi séptimo arrepentimiento

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7

Condujo sin parar por cerca de dos horas. 

Estaba completamente seguro de que el maldito gato y la estúpida fuente aparecerían cuando lo creyeran propicio. Así ocurrió la última vez. 

Aún seguía profundamente molesto por el rechazo de Luka y su insistencia en casarse con Zoé. Apenas lograra volver a ser su esposo, le diría que no quería volverlo a ver cerca de ella. Le haría una escena de ser necesario. 

Sí, estaba actuando más por impulso que con verdadera lógica. Siendo tan torpe y emocional como jamás se atrevió antes, pero no podían culparlo. Estaba harto, harto de los problemas, harto de no estar satisfecho con nada, harto porque no sabía lo que de verdad quería. 

Su teléfono sonó de imprevisto y Adrien notó que se trataba de Marinette. Suspiró, frustrado, lanzando el aparato a los asientos de atrás para no escucharlo. 

Estaba siendo un idiota, de los más grandes, lo sabía perfectamente, pero no conseguía evitarlo. Todo era tan confuso y sólo el reciente altercado con Luka se mantenía firme en su cabeza, haciéndole enfadar. 

Al final, se cansó de dar vueltas y estacionó en una calle aledaña a la plaza del trocadero. Necesitaba pensar claro y no dejarse llevar por las emociones. Poner en una balanza lo que quería y lo que era mejor para él. 

Siempre lograba calmarse y mantener la cabeza fría cuando no pensaba en Luka. Inspiró hondo, olvidándose de él y sus alegatos que consideraba erróneos. 

Sabía que no le haría cambiar de opinión, que el seguiría firme a sus convicciones al igual que Adrien. Por eso necesitaba volver, porque estaba seguro que el Luka que era su esposo estaría esperando por él y no pensando en una boda que no debía ocurrir. 

El teléfono volvió a sonar y Adrien se giró para notar que, de nuevo, era Marinette. Suspiró. 

El gato apareció esa tarde, así que, estaba seguro, que lo volvería a ver, por lo que mientras tanto debía seguir con su papel y no herir más a la chica. Ella no merecía eso, lo tenía bien en cuenta. 

Volvió a poner el coche en marcha hacia el hogar que compartía con la muchacha, sin percatarse de que era observado por el gato a lo lejos, quien sonrió antes de desaparecer. 

●🏠●

En cuanto entró a la casa, Marinette se reunió con él con gesto inquieto. Vestía un bonito vestido rosa pálido y llevaba más maquillaje del usual en el rostro. 

Adrien sonrió, acercándose a ella para abrazarla. La muchacha se sorprendió por aquello, mas le devolvió el abrazo con una sonrisa más tranquila. Quizá, todo había estado en su cabeza desde el principio. 

—Lamento la tardanza. ¿Todavía quieres ir a cenar? —Preguntó, tomando su mano y besándole el dorso con caballería. 

Le observó, minuciosa. Quería sentirse confiada de que Adrien se quedaría a su lado y no correría lejos de ella a la menor oportunidad, pero había algo que no le permitía aquel pensamiento. Como una sensación que preveía un futuro diferente. 

No quería retenerlo, pero esperaba que la eligiera a ella, sino por amor, al menos por lealtad. 

Negó, sonriente—. Podemos cenar aquí, ¿te parece? Ya es muy tarde y mañana debemos ir al trabajo —se estiró para besar su mejilla, mas lo volvió a pensar, besándole en los labios en su lugar. Adrien le correspondió, recordando el beso que compartió antes con Luka, sin poder evitarlo. 

Se sintió mal al instante por Marinette. 

Se separó de ella para tomarla de los antebrazos y darle una sonrisa que se le hizo triste a la azabache. 

Salto atrás (Lukadrien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora