-Y por todo ese cariño que te tenemos Keisuke - dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue hecho especialmente para la ocasión-Queremos que formes oficialmente parte de esta familia, Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, La mano de n...
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°8° Años
—GALLETAS DE CHOCOLATE—
Mamá se arreglaba para ir al teatro con mi padre, llevaba un vestido liso de seda rosa y un sombrero con plumas que yo utilizaba para disfrazarme de indio nativo cuando Hinata, Yuzuha y Emma venían a jugar a la casa. Si mama se enteraba de eso, era niña muerta.
Nos dijo que se iría en cuanto llegará la nueva niñera. La anterior fue una anciana de cabello gris que no hacía mas que apretarme las mejillas cuando rompía cosas o desobedecía ordenes. Acostumbrada a portame mal y ser muy entrometida , la niñera no soportaba mi manera de ser.
Como ella vivía aquí, en una habitación al lado de las nuestras por si se nos antojaba algo por las noches, era insoportable. Controlaba cada minuto de nuestras vidas, hasta que un día murio.
Papá nos dijo que ella se fue a un viaje para visitar a unas hadas que vivían en Escocia. Mellissa se lo creyó y le escribió una carta que mamá prometido enviarsela. Summer y yo sabiamos la verdad , la mujer ya habia pasado a la otra vida y por lo que escuche hablar a la cocineras, fue de un ataque cardíaco. Como era demasiado pequeña para medir la gravedas de una muerte, solo me alegre de no tener que soportarla más. Era más parecida a una bruja que a una amiga de las hadas.
Comenzó a caer suavemente la lluvia que hacía que un olor dulzón a tierra y flores se mezclará y entrará por la ventanas. Las sirvientas las cerraron para que no se mojaran los marcos y porque mamá se volvía loca al pensar en la húmedad y en lo esponjoso que se pondría su cabello.
Cuando ella subio corriendo las escaleras para darse un retoque de último minuto, sonó el timbre retumbando por toda la casa. Ralph él "mayordomo", se apresuró con su paso de pingüino a abrir la puerta. Un viento se coló hacía dentro e hizo que estornudara, nos habían vestido para la ocasión con unos espantosos vestidos de tul lila a todas iguales, nos formamos en una fila por orden de estatura y nos quedamos quietas cuando la nueva niñera entró.
Era joven me relaje en cuanto le vi el rostro. A su lado iba un niño de cabello negro y parecía ser mas grande que Summer, era alto y vestía unos jeans y una chaqueta negra mojada por la lluvia. Supuse que sería su hijo, no me agradaba la idea de que otros niños vinieran a vivir a mi casa.
—Aquí es ?— Preguntó él chico masticando chicle. La niñera asintió y nos sonrió con amabilidad.
Mellisa no se resistió y se apresuró a abrazarla, era una niña bastante encantadora que se encariñaba rápido con las personas. La niñera la levantó y la abrazo como si fuera su propia hija, tal vez no era tan mala como la anciana.
— Tu debes ser Mellisa, me han contado mucho sobre ti — Le dijo ella. Mellisa abrió mucho los ojos sin caber en la felicidad, se llevarían muy bien.
