XXV.

3.1K 343 41
                                    

Ella intentó tragar, pero tenía los labios resecos y resquebrajados.

- La cabaña sólo te... seguiría a ti- exclamó Silena.

- Así que me robaste la armadura- comprendió Clarisse, aún incrédula-. Esperaste a que Chris y yo saliéramos a patrullar, te apropiaste de la armadura y te hiciste pasar por mí- miró furiosa a sus hermanos-. ¿Y ninguno se dio cuenta?-

Los campistas de Ares experimentaron un repentino interés por sus propias botas.

Naruto cerró sus párpados respirando profundamente. Aquella escena le hacía recordar a Patroclo contra Héctor, en la famosa guerra de Troya.

- No los culpes- dijo Silena-. Ellos querían... creer que eras tú-

- Estúpida hija de Afrodita- gimió Clarisse-. ¿Y por qué te has enfrentado al drakón?-

- Todo ha sido por mi culpa- admitió Silena, mientras una lágrima resbalaba por su rostro-. El drakón, la muerte de Charlie... el campamento amenazado...-

Silena abrió la mano. En la palma tenía un brazalete de plata con un amuleto en forma de guadaña: la marca de Cronos.

- Tú eras la espía- dijo Naruto con pesar.

Silena intentó asentir.

- Antes... antes de que me gustara Charlie, Luke me caía en gracia. Era... encantador. Apuesto. Más tarde quise dejar de ayudarlo, pero él me amenazó con contarlo todo. Me aseguró... que así salvaba vidas; que menos personas sufrirían daño. Me dijo que no le haría daño... a Charlie. Me mintió-

A sus espaldas, la batalla proseguía.

- (El amor es el sentimiento más hermoso, pero se puede tornar en una maldición)- pensó Naruto viendo a Zoë con una pequeña sonrisa.

Borrando su expresión de su rostro, Naruto miro a los hijos de Ares con el ceño fruncido.

- ¡La batalla sigue! ¡Rápido, hay que ayudar a los centauros! ¡Defiendan las puertas!- exclamó Naruto.

- ¡Vayan!- gritó Clarisse.

Eso fue lo último que necesitaron los semidioses de Ares para correr a sumarse a la batalla.

Naruto volteó su mirada hacía atrás viendo a Silena por última vez. No queriendo ver su partida, echo a correr con los hijos del dios de la guerra.

Clarisse, Percy y Naruto expulsaron al enemigo de los alrededores del Empire State.

Incluso sin su armadura y su lanza, la hija de Ares, era un verdadero demonio. Lanzó su carro directo hacia el ejército del titán y aplastó todo lo que fue encontrando a su paso.

La oscuridad lleno la visión de los enemigos cuando Naruto repartía a diestra y siniestra cortes oscuros.

Sus energías eran tan contagiosas que hasta los centauros despavoridos empezaron a reagruparse.

Las cazadoras quitaban flechas a los caídos y lanzaban una salva tras otra al enemigo.

La cabaña de Ares repartía golpes y estocadas a mansalva, lo cual no dejaba de ser su ocupación favorita. Los monstruos optaron por retirarse hacia la Treinta y cinco Este.

Clarisse regresó junto a la carcasa del drakón y la enganchó al carro pasando un garfio por sus cuencas vacías. Luego fustigó a los caballos y salió disparada, arrastrando al drakón detrás como si fuera un dragón del Año Nuevo chino.

Así cargó contra los enemigos en fuga, insultándolos y retándolos a enfrentarse a ella. Mientras avanzaba, se podia observar un aura de fuego rojo rodeandola.

Semidiós.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora