1

603 30 5
                                    


Hola, buenas noches, días, tardes! Espero les guste y disfruten esta nueva historia.

Los personajes no me pertenecen, le perteneces a Masashi Kishimoto, pero la historia es completamente mía, no se aceptan copias ni adaptaciones.

Contenido para mayores de 18 años.

Historia dedicada a @YariUchihaUzumaki , a quien le prometí una historia con el ship Hidan/Sasuke





- Falta poco –

- No puedo, ya no aguanto –

- Por favor, solo un poco más, es en esa casa – señalando hacía una casa de color rojo y blanco, era un inmueble viejo, una casona que había pertenecido a su familia por generaciones, pero deshabitada desde hacía muchísimos años, si no mal recordaba, su madre le había dicho que desde que ella era una niña esa casa estaba sola, solo pagaban mantenimiento. – Por favor – sin poder más, sujeto al hombre que iba a su lado, eran los últimos sobrevivientes de su familia, y todo parecía indicar que él sería el único dentro de poco.

- No – el hombre jadeaba, no lo quería dejar solo, pero con dos impactos de bala y varias contusiones en el cuerpo ¿Qué podía hacer? El chico a su lado la cargó, ya no tenía fuerza, pero solo eran unos pocos pasos, debía darse prisa en entrar o los encontrarían.

Lo dejó en el suelo mientras buscaba la llave para poder ingresar a la casa, al abrir lo tomó en sus brazos de nuevo, dejándolo descansar en un sillón de la enorme sala, subió rápidamente las escaleras, sin pensarlo mucho entró a cada una de las habitaciones, encontrando en la habitación principal un pequeño botiquín, lo que pudiera utilizar para parar un poco el sangrado y limpiar las heridas, sabía algo de medicina, no porque hubiera ido a la escuela, en ese tiempo era imposible, sus padres y abuelos le enseñaron, alegando que en algún momento podría estar herido y le sería útil, era modesto decir que sabía algo, en realidad aprendía tan rápido, que si dijera que era médico le creerían. Al salir del baño, miró la habitación, ahora sí se veía vieja, llena de polvo, se sentó unos segundos en la cama, pero era tan suave, a pesar del tiempo terminó por recostarse ¿hacia cuanto no se acostaba en una cama? ¿Desde cuándo habían perdido su libertad y se la pasaban huyendo? Tenían una oportunidad, una muy pequeña, no sabía si funcionaría, pero ¡Por todos los infiernos! No perdían nada con intentarlo. Ver morir a sus padres había sido tan doloroso, ver morir a toda su familia, amigos, miró el techo amarillento, imaginó que en sus buenos tiempos era un techo blanco, giró su cabeza un poco, para observar la ventana, era de noche, podía ver las estrellas, estaba cansado tanto física, como emocionalmente, creía que en cualquier momento su cabeza explotaría, en el peor se los casos su mente le jugaría una mala pasada y lo volvería loco, no quería imaginarse viviendo en ese lugar enfermo, demente, solo.

Cerró sus ojos, lo que él creyó unos segundos, asustado y con su corazón acelerado despertó, camino hacía la ventana, seguía siendo de noche, no prendió las luces, no quería llamar la atención de nadie, aunque se encontraban a las afueras de Konoha, sabía que tenían vigilado cualquier perímetro, no tardarían mucho en llegar a esa zona, la lejanía les daba un poco de tiempo, tiempo para darse un buen baño e intentarlo de nuevo. Bajó rápidamente las escaleras, recordando a su acompañante, lo vio recostada en el sillón, sonrió al recordar como lo conoció, lo amaba demasiado, el solo imaginarse su vida sin él, lo hacía sentir vacío, fue su primer amor, su primera experiencia sexual, y la más hermosa, su cómplice, su esposo, quien lo hizo inmensamente feliz en un mundo lleno de amargura y mierda por todos lados, con quien pudo vivir como pareja un poco más de un año sin preocuparse de nada, hasta que los encontraron, y de nuevo a correr y tratar de huir. Limpió despacio la sangre del rostro, ese hermoso rostro de porcelana, acarició despacio y con cuidado las comisuras de sus labios, así como ese lunar que tanto lo excitaba, sonrió al recordar la primera vez que lo vio, continuó limpiando y besando con suavidad su rostro, susurrándole cuanto lo ama y que primero moriría antes de vivir sin él.

- Kakashi aguanta por favor mi amor – sabía que no faltaba mucho para que muriera, era obvio que no llegarían a un nuevo lugar en esas condiciones ¿Qué diría? ¿Qué él le hizo eso? Nadie creería su historia, lo habían intentado y nada cambiaba.

- De...debes irte – le llamó en una voz casi inexistente – solo –

- No, no pienso dejarte aquí solo, eso jamás, tal vez si lo intentamos de nuevo, tenemos una última oportunidad para cambiar las cosas –

- No, no te desgastes, no te engañes, ya lo hicimos y nada cambia, vive, vive la vida que mereces mi bebé, vive por todos nosotros, encuentra ese amor que tu corazón tanto anhela y busca –

- No seas idiota, ese amor eres tú, te amo, sabes que te amo con locura – las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, su corazón dolía tanto, maldecía el momento en que las cosas cambiaron tanto.

- Mi bebé, debes seguir, yo te amo como nunca a nadie, fuiste mi verdadero amor, sé que me amas, pero también sé que encontrarás a alguien que te haga querer vivir de nuevo, que haga vibrar tu corazón, incluso más de lo que yo lo hacía con cada beso que te daba, cuando muera te quedarás solo en este maldito mundo miserable, no quiero eso para mí rayito de sol, no quiero que pierdas esa sonrisa que tanto amo – el peliplata comenzó a toser, toser sangre, sentía mucho frío, y estaba temblando ¿así se siente morir? Pensó al mirar a su novio, no quería irse, quería ser egoísta y no dejarlo ser feliz con nadie, quería poder permanecer a su lado hasta que ambos murieran de viejitos, pero eso sería imposible, así que debía animarlo a seguir, pese a que todo doliera – vive, vive por favor, hazlo por mí, por este amor que nos tenemos –

Su mirada reflejaba miedo, y ¿cómo no sentirlo? Si tenía apenas 18 años, pero desde los 15 ya tenía que tomar decisiones de vida o muerte, decidir por el futuro de sus amigos, familiares, de su novio, lo había intentado hace un año, y resultó lo mismo, su padre lo intentó, su abuelo, Toneri, él también lo intentó, pero el mismo resultado, vivir en otro lado esa era su única oportunidad, aprovecharla solo, sin familia, sin amigos, sin nada – No hables, te hará más daño amor – le dijo, sabiendo que no pasaría de esa noche.

- No seas tonto, sabes que moriré, prométeme que buscarás tu felicidad –

- Lo prometo, viviré por todos nosotros – no tenía más opciones – ahora descansa, iré a bañarme, si es que hay agua –



Subió de nuevo a la habitación principal, no se explicaba cómo, pero había agua, bajó corriendo a la cocina a verificar si había gas, "este lugar es mágico" pensó al constatar que todos los servicios funcionaban, se daría un buen baño, que mucha falta le hacía, llevaban días sin poderse asear, un baño, ese era un lujo que difícilmente se daban en Konoha. Revisó sus cosas, llevaba suficiente dinero para vivir por al menos 5 años, sin preocuparse de nada, ya vería como marcharían las cosas a donde fuera que el destino lo llevara, revisó su identificación, así como acta de nacimiento, aunque esa no ayudaría mucho, quien en su sano juicio creería lo que en ella se decía, sacó un pantalón de mezclilla negro, junto a una playera y una sudadera del mismo color, sus tenis blancos y unas gafas de color que usaría al irse.

Se metió a la tina, la cual había limpiado un poco, no se preocupaba demasiado con eso, las condiciones en las que habían estado viviendo los últimos años eran peores, sumergiéndose despacio, quería disfrutar esa sensación del agua mojando su cuerpo, ¡agua caliente! Gritó en su cabeza, sentía su cuerpo relajarse, sentir la frescura en su cuerpo, esa que no había sentido desde que era un niño, cerró lentamente sus ojos recordando en qué punto se perdieron tanto, recordó que en su niñez era feliz, viviendo en una casa pequeña, su padre y madre eran médicos, así como sus abuelos, su papá era médico general, especializado en traumatología, su madre pediatra, sus abuelos eran neurólogos, tenía un amplio futuro en el ámbito de la medicina, pero ese día tenía que llegar, ese que cambio su vida para siempre.

No ReturnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora