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Itachi se encontraba recargado en la puerta del baño, habían cambiado de habitación a Deidara, pidió la mejor del hospital, con baño incluido. Su estómago comenzó a doler un poco, lo había vaciado vomitando, aguantó demasiado al escuchar a su rubio amigo mientras trataba de contar lo sucedido. No podía entender cómo es que Hinata había sido tan perra para ordenar hacer algo así, su intención era matar a Deidara. Maldita golfa, lo pagaría muy caro, él se sentía culpable, aunque toda la culpa era de Sasuke, pero ese pequeño bastardo era su hermano, ya se la cobraría.


- No seas llorón –

- Perdóname, por favor perdóname – Itachi no pudo contener las lágrimas, no podía imaginar todo lo que su amigo sufrió, ni como dolía todo su cuerpo. Recordó lo que la amiga de Naruto le dijo, eso le dolía más.

- No fu...e tu cul...pa – dolía al hablar, todo dolía – ellos me confundieron – dijo con mucho esfuerzo y con voz entre cortada – dijeron algo de tu hermano –

- La fiesta, debieron pensar que eras aquella rubia y Hinata, ella está lo... -

- ¡Shhh! No tiene caso lamentarse, ellos dijeron su nombre, y yo... - su voz se quebró, no pudo seguir hablando, o al menos intentarlo, porque el recordar todo lo que pasó dolía más que su propio cuerpo, nunca creyó que terminaría de esa manera.

Itachi lo consoló, no había palabras para tratar de hacerlo sentir bien, si él mismo se sentía miserable, se recostó a su lado, con mucho cuidado para no lastimarlo – No hables más, tendremos tiempo de platicar, te irás a mi casa y no hay un "No" de tu parte ¿entendido? Además pediré que te cambien a una habitación mejor, esta no me gusta y no hay baño, no podré asearme antes de irme a trabajar ¿Por qué me miras así? – el rubio lo miró con enojo y con agradecimiento, pero no quería que estuviera todo el tiempo ahí – no puedes hacer nada, así que me quedaré a cuidarte mientras te dan de alta, ya hable con Naruto y está de acuerdo, él pobre se siente tan culpable por haber llegado tarde a la cita que tenían – el rubio solo soltó un par de lágrimas, sabía que ambos eran amigos, pero se sorprendió al saber que el pelinegro lo consideraba como un hermano.

Ya no dijeron más, el pelinegro salió a pedir de inmediato el cambio de habitación y poner una enfermera especialmente para atender a Deidara, él se encargaría de cuidarlo, le prometió no decirle nada del abuso a Hidan, no quería que cometiera una estupidez, esa venganza la saborearía despacio y esa maldita perra caprichosa y su padre pagarían muy caro lo que le habían hecho a su rubio amigo.

Después de recordar lo hablado con Deidara salió del baño, guardando la compostura, no quería hacer sentir mal al rubio. Caminó a la salida, dejándolo dormido, tendría que descansar demasiado para poder recuperarse.

- ¿Cómo está? – Hidan iba llegando junto con Sasuke, el menor de los Uchiha se sentía apenado, Hinata se lo confirmó y eso tenía que decírselo a su hermano.

- Pedí que lo cambiaran de cuarto ¿estás de acuerdo que merece los mejores cuidados? –

- Lo sé – él era el que se sentía peor, por su culpa su amigo estaba en ese lugar – Yo me encargaré de los gastos del hospital –

- No es necesario, esos gastos correrán a cuenta de Sasuke – el nombrado frunció el ceño, no tenía por qué pagar - ¿No estás de acuerdo? –

El menor de los Uchiha levantó los hombros, no podía decir que no, era toda su culpa, por no poder romper ese compromiso, por ponerse celoso por Hidan en la fiesta de su hermano y no poder disimular, por eso el pobre de Deidara se encontraba en ese estado. Entró a la habitación junto a su novio, no quiso avanzar más cuando vio el deplorable aspecto del rubio – Está durmiendo, el médico me dijo que será un proceso muy largo, ya está todo arreglado, él se irá a mi casa, Naruto está de acuerdo –

No ReturnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora