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- ¡Mira mami! – Gritaba sonriendo, mirando los aviones que surcaban el cielo, era la primera vez que los veían que no fuera una fecha festival – son increíbles mami – el pequeño rubio, de piel blanca, de ojos color azul no tenía más de cinco años.

- Claro amor – su madre miraba preocupada el cielo, eso no era común, además lo rumores sobre una ocupación militar cada vez eran más cercanos, y esos aviones militares lo comprobaban – cariño debemos ir de prisa a casa – caminaron lo más rápido que podían, llegando a su hogar cerró con llave, llamándole a su esposos - ¿Minato? – Comenzó a respirar con más dificultad – está ocurriendo, los militares llegaron a Konoha, ven rápido –

- Mamá ¿estás bien? – pregunto abriendo sus ojitos asustados, le daba miedo ver a su madre con ese semblante.

- Naruto mi amor, estoy bien, pero no debemos salir de la casa, los abuelos y papá vendrán pronto, tranquilo –

- Pero tengo miedo mmi –

- No pasa nada bebé – Kushina abrazó a su pequeño, claro que tenía miedo, Konoha había estado planeando por mucho tiempo un golpe de estado, querían dejar de ser sometidos por otras naciones, en específico Suna, sus suegros y esposo eran parte de ello. –



Después de ese día lo que vino fue peor, los soldados de Suna superaban a Konoha por mucho, ya que era un país pacifista, no estaban preparados, comenzaron eliminando a su Presidente Hiruzen Sarutobi, lo colgaron en la plaza principal, como signo de victoria, haciéndole saber a la población que no tendrían oportunidad ante el nuevo gobierno, a cada general, coronel, representante de rebeliones, a los rebeldes, a quienes se oponían, causando gran terror, poco a poco les fueron quitando los suministros de comida, agua, luz, la ciudad parecía que vivía un retroceso, los pocos pobladores vivían escondidos tratando inútilmente que la milicia no los encontrara.

Pasaron 5 años y los primero de su familia en morir fueron sus abuelos Tsunade Namikaze y Dan Kato, con tan solo 10 años tuvo que verlos colgados en la plaza, con los ojos abiertos y sin vida, con fuerza apretó la mano de su madre, no se le permitió llorar o los descubrirían y los atraparían, a su lado derecho un joven de cabellos color plata, tenía su mano entrelazada con la del pequeño, Kakashi Hatake era un médico recién graduado cuando el conflicto empezó, había hecho su residencia con Minato, así que eran muy amigos, el rubio vivía enamorado en secreto del mayor, aunque era pequeño, siempre le decía que se casarían, Kakashi apretó con más fuerza la mano del rubio, sabía que eso era doloroso para él, de reojo miró a Kushina y ambos caminaron lejos de la plaza, debían moverse y rápido porque los siguientes serían ellos.

Al cumplir quince años Naruto fue testigo de la muerte de sus padres ¿cómo es que un niño, ahora adolescente puede soportar tales cosas? No podía, por dentro se estaba muriendo, pero ahí estaba Kakashi a su lado, apoyándolo, ya se habían confesado, ya eran novios, pese a la diferencia de edad, pero a quien le importaba eso en esos tiempos, él lo amaba con locura y Kakashi por igual. La primera vez que le hizo el amor fue tan mágico y especial, agradecía eso del mayor, lo hacía sentir libre, que podían amarse sin complicaciones y en paz, desde ahí se juraron amor, ese mismo año se casó con Kakashi, un padre que vivía junto con ellos y otros pocos, usaron los anillos de matrimonio de sus padres, comprar unos sería un lujo innecesario, la extrema pobreza que ya había en Konoha era inimaginable, aunado a la cantidad de muertos, la población se redujo a nada, Suna los mataba con tal saña, pero nunca supieron por qué lo hizo, no tenía necesidad de invadir. Se fueron a refugiar a las montañas, ahí pasaron su mejor año y medio de matrimonio, disfrutando de su compañía sin temor a ser descubiertos y asesinados, todas las mañanas y noches, hacían el amor, Naruto disfrutaba sentir su piel rozar contra la de Kakashi, escuchar los jadeos que daba, le hacían saber que lo amaba y disfrutaba el sexo, y todas esas emociones las provocaba él.

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