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Lágrimas caían continuamente, no podía creer lo que estaba pasando. Miró a su alrededor, observando como las demás personas lo miraban con tristeza. Al llegar al hospital, Rubén, fue rápidamente a la habitación donde se encontraba Rose. Al llegar solo encontró una cama vacía, con terror salió de aquella habitación y caminó con lágrimas en los ojos.

—Rose... —susurró al borde del llanto—.

Una chica que pasaba a su lado, le preguntó que le pasaba y viendo que no iba a conseguir respuesta, se fue.

—Ella no pudo más... —el chico miró a su lado, encontrándose con la madre de Rose—. ¡Ella se ha ido! —la mujer comenzó a llorar, abrazando rápidamente a Rubén, que por inercia lloró más—.

—Rose... —repitió con lágrimas en los ojos—. ¡Rose! —gritó golpeando la pared—.

—T-tranquilo... —la mujer mayor lo miró asustada—.

Rubén salió del hospital, llorando como nunca. Miró a todos lados, le costaba ver con claridad. Nunca le había pasado algo como esto, pero él sentía como si la conociera desde siempre. Quizo recordar y pensar sobre todo esto, razonar pero no lo podía lograr.

*.*.*.

Se despertó, sudando. Abrazó su almohada rápidamente queriendo reprimir las lágrimas. Miró su móvil, eran solo las cuatro de la madrugada. Ya eran la quinta noche que soñaba con Rose, no sabía que significaba, él la había olvidado. Él había salido adelante. Se levantó, caminó al salón encendiendo la cámara. Hace varios días que ya lo había decidido y estaba listo para terminar con todo ésto.

—Muy buenas criaturitas del señor... —quizo sonreír pero más bien le salió una mueca—. Sois los mejores fans del mundo, ¿Cuántas veces se los he repetido? Pues no lo sé... —suspiró—. Ya van varios años junto a mí y se los he querido agradecer de todas las formas posibles. Pero ya tengo veinti y ocho años y aunque me cueste aceptarlo, todos vamos a madurar... Algunos antes y otros después. Yo ya he madurado y es que siento que desde varios meses que mis vídeos ya no tienen ese algo que tenían antes... Porque he madurado. —habló con la voz quebrada—. Hay algo que escondido, bueno no, esto pasó cuando tenía unos dieciséis años... —miró a la cámara, la primera lágrima no tardó en caer—. Rose... —sonrío—.

Rubén comenzó a hablar, lágrimas caían al recordar todo, volver a abrir la herida que le costó tanto cerrar. Finalmente solo sonrío secándose la lágrimas que aún caían, se quedó un largo tiempo en silencio, sin saber que decir.

—Eso es todo... —siguió llorando—. Además, he estado pensando algo hace mucho tiempo... —sonrió de lado—. Solo... —volvió a mirar a la cámara, esperando que así sus fans entendieran cuanto le iba a doler hacer ésto—. Tomé la decisión de dejar YouTube. —Rubén bajó la mirada, tomó a raspy y la comenzó a acariciar—. ¿Raspy? ¿Hace cuánto no me veías llorar, eh? Tanto tiempo a mi lado pequeña... —rió, con lágrimas en los ojos—. Mangel, mi mejor amigo... —susurró—. Te extraño tanto, ¿Dónde estás? No te he visto desde que abandonaste España. Si estás viendo ésto, por favor, te lo pido... Ven a verme, Mangel joder, te quiero mucho hemos discutido por una estúpides. —ya por costumbre lloró nuevamente, no era la primera vez que lloraba por la pelea con su mejor amigo—. Conocí a tantas personas estos últimos años de mi vida, definitivamente fueron los mejores. —sonrío, recordando los buenos y malos momentos—. Definitivamente ocupan un gran espacio en mi corazón, todos ustedes, los que van a llegar a ver este vídeo... Los amo, son los mejores... —susurró, esperando que alguien llegara. Lo único que quería era un abrazo—.

Apagó la cámara y subio el vídeo de treinta o más minutos, sin editarlo ni nada. Con lágrimas en los ojos se fue a la cama, esperando que alguien llegara. Se sentía muy mal, vacío y no sabía que hacer.

—Fueron lo mejor... —susurró, quedándose dormido—.

Al despertar. {rdg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora