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Llamaron a la puerta.

Por quinta vez.

De malas ganas me levanté y fui a abrir. Bufé mientras giraba la perilla de la puerta.

—Ho-hola... —habló un niño de más o menos tres años—. Mi papi me dijo que no venga pero he venido porque yo sé quien es usted y sé que conoce a mi padre.

Me puse a más o menos a su estatura mientras yo le regalaba una sonrisa. Joder, se parece mucho a Mangel.

—¿Tu padre es Mangel, no? —el chico asintió.

—Pero no... —alguien lo interrumpió, tomándolo de la mano.

—¿Qué te he dicho yo, hijo? —suspiró frustrado.

Me levanté y miré a Mangel, quise correr y abrazarlo pero el se dio media vuelta y se fue.

—¡Mangel! —grité.

—Rubius... —se giró, dedicándome una mirada seria—. No... No sigas, ¿Sí? No hay nada que arreglar.

—Pero Mangel, joder. —lo miré, con los ojos llenos de lágrimas—. Por favor, hablemos.

—Lo pensaré, querido ex mejor amigo.

—Para sigues siendo mi mejor amigo... —susurré.

Entré nuevamente a mi casa, miré el espejo que tenía al frente mío y me miré, tenía ojeras y se notaba lo cansado que estaba.

—Joder... —golpeé la pared con fuerza.

×××××××

Rubén cogió sus cosas y salió de casa, el frío se comenzaba a notar pero, con su nuevo abrigo que tenía apenas podía sentirlo. Muchos fans se le cruzaron el camino, llorando y suplicándole que no deje YouTube.

—Lo siento chicos, de verdad. —una que otra lágrima se le escapaba.

Una niña de cinco años se le acercó y tímidamente le pidió una foto. Al terminar besó la mejilla del chico, haciendo que este sonriera sin pensarlo.

—Dejad de ver mi vídeos, son una porquería. —rió el chico con lágrimas en los ojos—. Es mejor que se concentren en la escuela y en algunos casos, la universidad.

—Tío. —habló una chica de melena rubia, haciendo que inmediatamente Rubén fijara la vista en ella—. Por muchos años que pasen, nadie dejará de ver tus vídeos.

Todos rieron y finalmente terminaron en un abrazo que parecía no acabar. Rubén siguió su camino, a mitad de camino paró en un café, ya comenzaba a tener un poco de frío. Se sentó en la primera mesa que vio, siguiente de sacar su móvil.

Comenzó a ver Twitter, uno que otros comentarios por su último vídeo. Suspiró, dejando el móvil en la mesa.

No soy el único mal aquí, he hecho sentir mal a medio mundo, joder. Muy bien hecho querido Rubén.”  pensó, mientras volvía a coger su móvil.

Fijó la vista en uno de los tweets que le había llegado, era de una chica.

“Vaya, todos están bastante tristes. Tu historia es bastante parecida a la mía.”

El chico releyó aquellas palabras, no entendía muy bien así que decidió responder.

“@blablabla ¿A caso eres Rose, querida? Que yo sepa ella falleció.”

Una chica se le acercó a la mesa, pidiendo el pedido de ese chico solitario, que se veía cansado.

—Buenas tardes, ¿Qué desea pedir?

—Solo un café y sándwich de jamón y queso. —respondió, con la mirada en el móvil.

La chica asintió mientras se alejaba. El móvil del chico volvió a vibrar en la mesa, haciendo que este lo cogiera rápidamente. Era un mensaje privado por parte de aquella chica.

“Mi segundo nombre es Rose, un gusto, nunca pensé que hablaría con alguien tan famoso como . ”

Rubén soltó una pequeña carcajada, sin saber porque.

“Un gusto, ¿Podrías decirme tu primer nombre?”

“No, dejemoslo como Rose y ya.” La chica respondió inmediatamente.

“Está bien, Rose... ¿De dónde eres? (͡° ͜ʖ ͡°)”

“Madrid, y no pongas esa cara.”

“Madre mía... ¡Vivimos en la misma ciudad!”

“¿Y eso qué, chico?”

“Me gusta tu carácter. (͡° ͜ʖ ͡°)”

El pedido estaba en su mesa, la chica sonrió mientras Rubén susurraba un “gracias”.  Comenzó a comer, sentía una sensación de relajo al comer algo, después de varios días sin comer.

“Siento como si te conociera toda la vida...”

“¿Te gustaría quedar uno de estos días?”

“No estaría mal...”

El corazón del chico comenzó a latir rápidamente, sintió algo recorrer todo su cuerpo, de la cabeza a los pies.

—Joder.

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Al despertar. {rdg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora