LUZ DE LUNA 🌙 (Completa)

19.

Era de madrugada cuando Aome caminaba hacia el calabozo, quería comprobar si lo que había soñado era verdad o su mente le había jugado una mala pasada.
Los calabozos estaban alejados de la aldea, pero ella había recorrido ese sendero varias veces desde que Tsubaki había sido encerrada, además los guardias ya la conocían así que le permitirían ver a su madre en cualquier momento.

— No deberías andar sola, el bosque es peligroso — dijo Hiten mostrándose a su lado, Aome no se molestó en voltear a verlo, Sesshumaru ya le había advertido que Bankotsu la vigilaba.

— Se cuidarme sola, pero además estás siempre cuidando de mí — respondió la azabache — ¿Órdenes de tu jefe?

— Pues si, quiere asegurarse de que cumplas con tu parte del trato, tu tienes tus recuerdos, el quiere la cabeza de Tsubaki.

— La tendrá, pronto, necesito un poco más de tiempo.

Hiten sonrió, era bueno que no tuviera que presionar para que ella cumpliera su parte.
— ¿A dónde vas? ¿Por qué el lobo no viene contigo? — preguntó Hiten, le parecía demasiado extraño que el peliplata no estuviera con ella.

— Necesito comprobar algo.

— ¿Y no puede esperar hasta mañana?

— No, si lo que recordé es cierto, Tsubaki necesitará más guardias.

Hiten caminó al lado de Aome, si Sesshumaru no estaba con ella el la acompañaría, no era muy seguro que ella anduviera sola.
Llegaron a las celdas, Aome pidió permiso para entrar, los guardias inmediatamente le permitieron el paso, el aroma del alfa estaba en ella, era la mujer de Sesshumaru. Pero a Hiten le prohibieron la entrada, el era un vampiro sin permiso del peliplata el no podía entrar.

— Viene conmigo — dijo Aome a los guardias — yo me hago responsable de él.

Los guardias se miraron unos a otros, pero al final lo dejaron entrar.

— Veo que no te eduqué correctamente — dijo Tsubaki a Aome mientras miraba con desprecio a Hiten — primero un lobo, ahora un vampiro, te recuerdo hija que ellos son nuestros enemigos, tu trabajo es asesinarlos y tu les das un servicio especial.

— Se aprende con el ejemplo, siempre has estado con Onigumo pero tienes una hija con un lobo, ¿De que educación hablas?

— No sé de qué estás hablando, mis únicos hijos eres tú y tu hermano Houyo — respondió Tsubaki fingiendo inocencia.

— ¿Sabes de quién es este bebé que llevo en mi vientre? — dijo Aome acariciando su estómago.

— Como podría saberlo, seguramente has abierto las piernas a cuánto hombre se te cruza por enfrente — respondió molesta Tsubaki.

— Este bebé es de Sesshumaru.

— ¿El perro que mató a Onigumo? — dijo Tsubaki haciendo una mueca de desprecio.

— Exactamente, el futuro esposo de Kagura — dijo Aome observando la reacción que pondría Tsubaki.

Aome vio con claridad como la expresión de Tsubaki cambiaba, lo que había dicho la había afectado, intentó disimular pero fue en vano la azabache había notado la forma en que había reaccionado.

— Veo que lo zorra se lleva en la sangre — dijo con amargura Tsubaki alejando la mirada de Aome — Tu madre era idéntica a tí en todos los sentidos, era inteligente, valiente, poderosa, hermosa, muy hermosa capaz de tentar a cualquier hombre aún sin tener esa intención.

— ¿Conocías a mí madre? — preguntó Aome, Tsubaki la describió como si en verdad la hubiera conocido.

— ¿Que si la conocí? ¡Ella era conocida por todos! Era la única de su especie que quedaba, una persona así valía mucho, tu padre se enamoró de ella desde el primer momento y la zorra de tu madre le correspondía — Tsubaki comenzó a contar — Esa relación no era de mi incumbencia, no me importaba en lo más mínimo, el problema fue cuando Naraku entró en escena, eso si era de mi interés.