18. Hijos.

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Todo parecía estar en cámara lenta, Sesshumaru corrió para evitar que Aome sufriera daño, pero por más que lo intentará no podría llegar a tiempo.
La bala daría en su blanco.
Aome estaba aturdida no pudo reaccionar, pero antes de que la bala diera directamente en su estómago una luz azul salió desprendida de su vientre formando una especie de campo protector, la bala al hacer contacto con el campo se convirtió en cenizas. Los ojos de Aome se abrieron de la sorpresa, no podía creer lo que había pasado.

- ¿Estás bien? - escuchó mientras alguien la sujetaba de su hombro, giró al ver quién era y se sorprendió al ver a Hiten a su lado, Sesshumaru rugió al ver que Hiten tenía contacto con su compañera, pero no tenía tiempo de encargarse de él, Onigumo aún seguía con vida.

Tsubaki miraba incrédula lo que había sucedido con la bala, pero entonces comprendió todo, Aome debía morir.

Rápidamente tomó una espada y corrió hacia la azabache, pero Hiten actuó rápido e inmediatamente se puso frente a la azabache, no podía dejar que algo malo le pasará, no podía permitirlo no solo por él sino también que había recibido una orden de Bankotsu de mantenerla con vida.

Sin pensarlo dos veces se enfrentó a Tsubaki, había tomado la espada de la azabache para poder hacerle frente a esa mujer, cuyo único propósito era quitarle la vida a la azabache.

- No te metas - dijo Tsubaki - este no es tu asunto.

Hiten soltó una carcajada - Tienes razón, no es mi asunto, pero es asunto de el rey Bankotsu, el la necesita con vida.

- ¿Bankotsu? - preguntó Tsubaki, parecía recordar algo - lo recuerdo, fue el único que pudo escapar, espero que no guarde rencores solamente hacía mi trabajo.

- El rey estará encantado de verte - dijo Hiten.

- Lastima, nunca me ha interesado conocer a la realeza - al decir esto Tsubaki se abalanzó sobre Hiten con toda la intención de asesinarlo, era quien estaba en medio de Aome y ella, si quería acabar con el linaje de Aome tenía que hacerlo pronto.

Hiten detenía cada golpe que Tsubaki le brindaba, pero aunque no quisiera admitirlo ella era muy hábil, le estaba costando demasiado tiempo acabar con ella.

Sesshumaru y Onigumo aún seguían en una horrible pelea, Onigumo se enfrentaba cuerpo a cuerpo con el peliplata pero ya no podía seguirle el ritmo, había perdido mucha energía, además el peliplata lo había herido y estaba perdiendo mucha sangre, si quería sobrevivir tenía que dar por terminada la pelea lo más pronto posible.
Pero no era nada fácil, la energía del peliplata parecía no agotarse.

Aome aún estaba en shock, tocaba su vientre sin poder entender que era lo que había sucedido, esa extraño luz era igual a la que ella había desprendido en otras ocasiones, era la misma luz que su madre acostumbraba a usar, pero ¿Por qué solamente había salido de su vientre?
No podía concentrarse en la pelea, no hasta que dejara de preocuparse por lo que había pasado.
Un aullido la hizo salir del trance en el que se encontraba, Sesshumaru había decapitado con su mandíbula a Onigumo, la cabeza de su padre adoptivo yacía en el suelo separada del resto de su cuerpo, el pelaje blanco de Sesshumaru estaba completamente manchado de sangre, la azabache entro en pánico no sabía si la sangre que tenía encima el peliplata era de él o de Onigumo, corrió hacia el enorme lobo y comenzó a acariciarlo, una sonrisa apareció en los labios de la azabache al ver que Sesshumaru estaba sano y salvo.

El rostro de Tsubaki palideció, sus ojos se abrieron de la sorpresa y la rabia se apoderó de ella.
No podía tomar venganza en ese momento, eran tres contra uno, su mejor opción era escapar, o al menos tenía que intentarlo.
Miró con resentimiento a la azabache, ella era la causante de que Onigumo estuviera muerto, si no hubiera sido por ella nada de eso estaría pasando.
Al ver a Hiten desprevenido se dió la vuelta e intentó huir perdiéndose entre la maleza, pero para su mala suerte antes de llegar a los arbustos fue sorprendida por Houyo.

LUZ DE LUNA 🌙 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora