Prólogo 🌷

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Había nacido en una de las familias más pudientes de la aristocracia. Tenía todo lo que deseaba y quería.

Siempre se destacó en todo, estudios, deportes, y relaciones sociales. Tenía el físico perfecto y era el soltero más codiciado dentro del mundo empresarial.

Su padre sentía orgullo por su persona y aunque su madre murió cuando lo dió a luz, lo cierto era que nunca le hizo falta debido a que contó con la compañía de tías, tíos y de su propio padre.

Salió del secundario mucho antes que el común de los alumnos, con honores y ahora estudiaba en una de las más prestigiosas universidades del país. Estaba a mitad de la carrera de economía y tenía las mejores notas.

En definitva, Vegueta a sus 18 años podía decir que la vida le sonreía. Nunca imaginó que el destino le jugaría una mala pasada.

Cierta noche salía de la facultad con la cabeza puesta en los proximos examenes, subió a su auto y se dirigió a casa por la misma ruta de siempre. Solo que ésta vez un auto se pasó en rojo y le provocó un gran accidente.

El auto de Veguete quedó hecho un acordeón. El jóven perdió la conciencia. Cuando despertó se vió en una habitación de un Sanatorio, vendado por doquier y entuvado. No podía mover ni un solo músuculo de su cuerpo.

Las voces de quienes estaban a su lado decían palabras incomprendible para su persona. Apenas podía respirar y con intenso dolor. Para su placer volvió a perder la conciencia.

Cuando volvió a despertar se vió en la misma habitación solo que en ésta ocasión ya no tenía cables ni tubos unidos a su cuerpo. Pero los dolores seguían y eran insoportables.

Una enfermera le inyectó un sedante y en cuestión de segundos volvió a perder la conciencia. Pero Veguete se sentía perdido, no sabía qué le sucedió ni por qué se encontraba así.

No recordaba nada del accidente. De hecho lo último que recordaba era estar en clases de economia mundial.

No tenía las fuerzas necesarias para formular preguntas. La oscuridad lo volvió a atrapar.

Cuando despertó por cuarta vez estaba en una habitación diferente, más amplia y con mejor vistas al exterior. Ya no sentía dolores físicos y su mente lo recordó todo en un instante.

El accidente y luego nada. Quiso levantarse pero para su horror sus piernas no le respondieron, no importaba cuanto lo intente no le funcionaban.

Su corazón le latió a mil por segundos, las lágrimas humedecieron su rostro. Comenzó agritar con intensa desesperación. La enfermera entró junto con su padre y el doctor.

Le explicaron con terminos científicos que sus músculos estaban dañados y que tras ser operado había grandes espectarivas de que vuelva a caminar pero dependía solo de él y del esfuerzo que pueda hacer.

Vegueta estaba dispuesto a dar todo de sí mismo para su recuperación, aquello sería solo un obstáculo más. Tanto el doctor como la enfermera sonrieron al ver el espíritu del jóven.

Sin embargo la expresión de su padre tiró abajo todo optimismo y voluntad que Vegueta pudiese tener. En ese momento el jóven azabache lo supo.

Para su padre, él se había convertido en un inútil y por lo tanto no valdría la pena esperar ningún logro a partir de ese momento.

Aquello lo dañó mucho más que el accidente en sí. Su orgullo estaba herido en lo más profundo de su ser.

La dureza de su padre sepultó el deseo de recuperarse de Vegueta.
- Al menos estarás ocupado en algo Vegueta. Por cierto irás a la mansión de verano allí serás atendido y revisado.

Sin decir más su padre dió media vuelta y se retiró sin importarle nada más. La mansión de verano se encontraba en las afueras de la ciudad, alejada de las personas y del mundo. Allí lo mandó, lejos, donde nadie pueda verlo.

Fue suficiente para que Vegueta desista de cualquier esfuerzo por recuperarse.

Pasaron dos años en los cuales Vegueta se sumergió en su propio ser, negandose a recibir cualquier tratamiento para su recuperación.

Su padre se limitaba a llamarlo por teléfono de vez en cuando. Solía mandarle enfermeras que, lejos de cumplir con sus obligaciones, querían tener sexo con él.

Ésto enfurecía al tan orgulloso Vegueta negándose a aceptar cualquier cosa de ellas. Al cabo de dos años su padre volvió a verlo para informarle que le daría una última oportunidad para mejorar y salvar el prestigio de la familia y la empresa.

Pero si seguía igual, que para su padre era lo que sucedería, encerraría a Vegueta en el psiquiátrico perteneciente a la familia donde permanecería hasta el día de su muerte y más allá.

Ante semejante ultimatum, el jóven Vegueta se sintió traicionado por aquel que había confiado. Sus tíos y primos se mostraron indiferentes a su persona y desgracia.

Sin embargo al día siguiente se presentó ante él su nuevo enfermero, pero en ésta ocasión era muy diferente al resto de las prostitutas que el odioso de su padre le solía mandar.

Se trataba de un jóven de su misma edad, blanca y pálida piel, negros cabellos y ojos oscuros. Con una sonrisa alegre le dijo:
- Hola, soy Goku y seré tu nuevo doctor.

Salvame (Vegueta X Goku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora