Capitulo 5: Luces en la oscuridad.

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Advertencia: lo escrito a continuación es contenido sexual por lo que si no eres alguien que disfruta este tipo de contenido eres libre de ignorar y omitir esta parte.

-Iván...

Llamó Ignacio, sintiéndose nervioso ya que nunca había estado en esa parte de la hacienda antes.

- ¿Da? - el ruso, por su parte, colocó sus manos sobre los hombros del moreno y su cabeza sobre la del pelinegro. -¿Qué sucede? ¿Estás nervioso?

-¿Nervioso? N-no... Es sólo que... ¿Por qué estamos aquí? No creo que yo pueda ser de utilidad en este lugar.

El corazón de Ignacio palpitaba de forma rápida y el sonido que producía era escuchado por Iván quien trataba de no perder el control y llevar las cosas a su ritmo; aunque a decir verdad, esperaba tirarlo contra la cama, someterlo para clavarle los colmillos y sacar la sangre suficiente para no matarlo.

-Yo creo que en este lugar los dos podemos ser de utilidad...

-¿Utilidad de qué? Disculpe, pero no creo que sea correcto que yo esté aquí.

Cada vez se sentía más y más nervioso, a tal punto que empezó a temblar. Iván, por el otro lado, quería llevar las cosas con calma, pero el nerviosismo, e incluso miedo de Tarheri lo estaba excitando. Fue entonces que Ignacio pudo quitarse a Iván de encima y estuvo a punto de salirse de la recámara, diciendo que no era lo correcto, hasta que el ruso lo detuvo diciendo:

-Dime, ¿yo te gusto?

Ignacio se detuvo antes de abrir la puerta y se quedó ahí inerte, escuchando a la distancia la viva fiesta que se estaba llevando a cabo en el pueblo. Estaba confundido, ya que está firmemente enamorado de Pascuala, pero también debía admitir que Iván siempre fue alguien que desde su llegada le causó misterio y gusto, tanto que no por nada amaba pasar tiempo a su lado y que podía llegar a sentirse celoso cuando Carmela se le acercaba.

-Yo... - finalmente respondió. - no creo que algo así sea correcto...

-¿Qué quieres decir?

Iván de nuevo se acercó al moreno y se colocó atrás de él.

-Es que... Usted es un hombre y yo soy un hombre, y no quiero que el pueblo me llame joto. Dígame, ¿por qué esa pregunta de repente? Yo estoy fervientemente enamorado de Pascuala y cuando tenga valor le pediré matrimonio y nos iremos de aquí.

Trató de ser firme, pero nunca se atrevió a voltearse y verlo a los ojos.

-Ignacio. - el ruso volteó al mexicano para quedar frente a frente, aunque este no se resignara a mirarlo a la cara. - vine aquí por obra del señor, para ayudar a quien sea en este pueblo, y en tu caso es...

-Iván, yo no soy un tonto. - Finalmente se dignó a verlo. - ¿Crees que no noté ese chantaje? Quizá puedas engañar a mis vecinos, mis hermanos e incluso a mis padres, pero desde el primer momento en el que te vi supe que no viniste solo porque una figura en forma de Jesús te lo pidió. ¿Realmente por qué estás aquí? Si vienes a seducirme entonces déjame decirte que no funcionará; no estoy interesado en ti y no me importa que tantas riquezas puedas tener. Yo me largo de aquí.

Tras escuchar aquello, una corriente de adrenalina había recorrido el cuerpo de Iván; era más que evidente, Ignacio no podía engañar al ruso de esa forma tan burda y barata y ahora este buscaba sacarle la verdad al moreno aunque eso significaba ser alguien sin respeto ni moral.

En el momento justo en el que Ignacio ponía su mano sobre la perilla, la mano de Iván lo sujetó firmemente del brazo, de tal modo, que el mexicano no podía abrir la puerta.

El vampiro del pueblo. Aph RusMexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora