¡Yo Soy Tu!

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Capitulo 11: ¡Yo soy tu!

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Un pequeño Daniel y Jay trabajaron en la tienda toda la madrugada. Él ya estaba cansado pero el otro al contrario, no mostraba ningún signo de agotamiento.

Vasco se había ido un par de horas antes de que terminara el turno para descansar un poco antes de la escuela, mientras que Jay se quedaba despierto toda la noche ayudando a Daniel a reabastecer la tienda y a aprender a trabajar en la caja registradora.

El regordete pelinegro soltó un bostezo mientras se cambiaba el uniforme prestado y volvía a ponerse el chándal usual de siempre.

Arrojó el uniforme prestado a la pila de ropa sucia mientras el rubio se quitaba el uniforme, pero decidió quedárselo ya que le quedaban alrededor de 40 días, sin incluir el día de hoy aparentemente.

—Bueno, buenas noches... Digo, buenos días Jay, me voy a ir a casa. Creo que las cosas de Daniel todavía están en la escuela, así que no tienes que seguirme a mi casa para recoger sus cosas.— Dijo el gordito Daniel cuando salían de la tienda.

—"..."

—Sí, estaré bien caminando a casa solo. Gracias de todos modos, además, ¿no tienes escuela?— cuestionó, Jay asintió de mala gana y con un saludo de despedida comenzó a caminar de regreso a su casa.

Tan pronto como Jay estuvo fuera de su campo de visión, corrió hasta de su casa y se metió en la cama.

Cerró los ojos al tratar de dormir para cambiar de cuerpo.

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Daniel (el alto) abrió los ojos, mirando el techo iluminado por la luz del sol en la habitación de su mejor amigo. Se sentó, estirándose, saliendo de las suaves y cálidas mantas de aquella cama tan extensa.

"Jay todavía está de camino a casa y no tengo ni idea de dónde puso mi uniforme". Meditó levantándose, llendo al baño a refrescarse.

Usó sus dedos para peinar su cabello  hasta que se viera presentable, usando el baño y terminando por lavarse las manos.

Vió un chicle de menta en un mueble cuando comenzó a arreglar la cama que había dejado desordenada.

Después de considerarlo algo fijo (las mantas de un lado eran más largas que el otro y la colcha estaba un poco arrugada por la pesadez de su cuerpo), Daniel escuchó que se abría la puerta principal.

Es rápido. Calculó mientras asomaba la cabeza al pasillo.

Jay entró caminando al pasillo cuando él salió de su habitación con una sonrisa y saludó —¡Buenos días, Jay! Saliste bastante temprano esta mañana.—

Se estremeció cuando expresó aquello, mirando su sonrisa decidió que era mejor no mentir especialmente a alguien tan amable como lo era Daniel.

—"..."

—Oh, ¿estabas trabajando con mi compañero de cuarto en la tienda? ¿Porque fue tu culpa que lo hiciste llegar tarde? ¿Estás trabajando con él para compensarlo? Estoy bastante seguro de que no es tu culpa, Jay, el tiempo es algo que no puedes controlar.— explico y sonrió al ver que sus hombros se hundían de alivio.

—"..."

—No, no he comido desde el almuerzo de ayer, y también me preguntaba dónde pusiste mi uniforme.— preguntó y el rubio se palmeo la cara sorprendiendolo.

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⏰ Última actualización: Sep 24 ⏰

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