Chicle y Burbujas

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Capítulo 10: Chicle y Burbujas

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Daniel se despertó en su cuerpo regordete una vez más, recordando que todavía tenía que ir a trabajar y tenía exactamente 30 minutos de retraso. Rezaba para que su jefe no lo despidiera.

Rápidamente salió de la cama de Jay y recogió sus zapatos de donde los había colocado su otro cuerpo.

Se apresuró a salir de la habitación dejando la cama sin hacer, prometiendo después hacer algo para pagarle a Jay por dejar su cama en esas condiciones mientras se apresuraba por salir hacia la puerta principal.

Se asomó a la sala de estar donde vio al rubio cargando su otro cuerpo, la curiosidad sobre lo que haría con su otro cuerpo hizo que se quedara ahí, expectante, solo por un momento, pensaba.

Pero no hizo más que salir de la habitación, lo que lo hizo salir de su escondite antes de que pudiera verlo e interrogarlo.

Caminó silenciosamente detrás de él, quien llevó al otro Daniel a su dormitorio.

Jay pareció estar angustiado cuando no vio al Daniel regordete en la habitación, buscando frenéticamente a su alrededor después de colocar al Daniel más alto en su extensa cama para que descansara.

No pudo evitar reírse bajito al ver la escena, revisaba por todas partes: debajo de la cama, debajo de la cómoda, dentro de los estantes de la cómoda, dentro del armario giratorio, el baño, incluso dentro del inodoro, antes de que Jay se sentara en la cama junto al otro Daniel.

Se cubrió la cara con las manos luciendo devastado. Y él se sintió culpable una vez que vio lo preocupado que estaba, antes de aclararse la garganta desde la puerta.

Jay miró su forma más regordeta, una sonrisa de alivio mientras se levantaba y caminaba hacia él.

—"..."

—Oh, te estaba buscando a ti y a Daniel, pero supongo que me alejé un poco. Perdón por preocuparte.— Mintió de nuevo, estaba haciendo marcas de conteo internamente en este punto, iba a devolverle dinero cada vez que le mentía, se prometió a sí mismo.

Jay palmeó el hombro de Daniel.

—"..."

—Oh, tengo que ir a la tienda, llego tarde y no tengo tiempo para llevar a Daniel a casa, así que ¿puede pasar la noche aquí?— preguntó mientras el contrario asentía con la cabeza.

—¿Eh? ¿Me acompañarás a la tienda? ¿Necesitas comprar algo? Uh ... seguro que me vendría bien la compañía.— Sonrió cuando Jay fue a elegir algo para ponerse, ya que obviamente no iba a caminar por la ciudad en bata.

—"..."

En serio.

¿Por qué lo haría?

El regordete Daniel esperó en la puerta principal hasta que Jay salió con un chándal similar al que llevaba Daniel con una bufanda negra a cuadros y unos converse.

Después de que el dueño de la casa cerrara la puerta detrás de ellos, los dos comenzaron a caminar hacia la tienda de conveniencia.

El gordito Daniel mantuvo una pequeña charla mientras Jay asentía aquí y allá, un aura cómoda alrededor de los dos. Charlando de todo fluidamente y sin complicaciones.

Sintiendo que sus colmillos se movían un poco atinó a meter un trozo de chicle de menta rutinario y cuando comenzó a masticarlo, la sed de sangre desapareció como antes.

Tal vez fue porque Jay se resistió a beber sangre durante mucho, demasiado tiempo que los supresores dejaron de funcionar más el hecho de que la sangre de Daniel lo estaba provocando, pero después de tomar algo de mala gana, ahora estaba bien usando los supresores. Era mejor eso a tomar sangre desagradable.

Esperaba que durara un largo tiempo.

Una vez que el regordete Daniel y Jay llegaron a la tienda, el gerente se quedó allí una vez que las puertas se abrieron con una mirada de decepción en su rostro.

—Daniel, este es el tiempo más largo que has llegado tarde...— comenzó el gerente, pero se detuvo una vez que vio al más alto dar un paso adelante frente a su pequeño empleado.

Jay se inclinó en disculpa mientras Daniel se preocupaba por el hecho de que Jay asumiera la culpa.

—No Jay, ¡es mi culpa, perdí la noción del tiempo! No te disculpes por mí.— Trató de quitarle la culpa, mientras el gerente miraba entre los dos antes de que se le ocurriera una idea.

—¿Qué tal si este chico rubio trabaja contigo para compensar el tiempo que me hiciste perder para manejar tu posición? Cada minuto que tardaste será la cantidad de días que tiene para trabajar contigo.—explicó el gerente. Daniel se sentía aún peor porque su mejor amigo tenía que sufrir cuando posiblemente tenía mejores cosas que hacer.

...

—¡Pequeño Daniel, estás bien! ¡Corrí durante una hora preocupado de que te asaltaran de camino al trabajo!—Vasco jadeó mientras miraba a Jay con una mirada de sorpresa, —¿Tienes un nuevo compañero de trabajo?—

Se rascó la cabeza, Vasco solía trabajar con él en la tienda y asustaba a los clientes amenazadores.

—Sí, pero es temporal. En cierto modo arrastré a Jay a este lío y, en pocas palabras, tiene que trabajar aquí durante al menos 40 días.— Explicó con culpa, mientras Vasco miraba a Jay, quien le devolvía la mirada.

—¡Podemos tener una fiesta!— Vasco sugirió cuando se dio cuenta de que los tres podían pasar el rato cuando no había ningún cliente.

Sonrió divertido al ver el entusiasmo de Vasco con más compañía, mirando a Jay hacer una burbuja con su chicle de menta.

Ambos observaron asombrados la burbuja que crecía cada vez más antes de que se diera cuenta de que en realidad se había quedado dormido.

De pie.

Contuvo la risa cuando Vasco se acercó, y estratégicamente tocó la burbuja.

¡POP!

Jay se sobresaltó cuando trozos de chicle cayeron sobre él, mientras Vasco se veía triste por la burbuja reventada y Daniel se tapó la boca conteniendo una risita que luchaba por no soltar.

—Te quedaste dormido Jay, ¡así que Vasco te despertó haciendo estallar tu burbuja!— explicó mientras por otro lado Vasco dejaba caer una sola lágrima por la burbuja muerta.

Burbuja de chicle de menta, te extrañaremos.

El rubio inclinó la cabeza mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo y limpió los trozos de goma de mascar.

El problema ahora era quitarse el chicle del flequillo.

Vasco sugirió unas tijeras y Daniel resumió que como resultado obtendría un corte de pelo desigual que haría que pareciera que Eli del Departamento de Belleza se topó con él y lo convenció de que se cortara el cabello.

Así que las siguientes horas entre los tres pasaron sacando chicle del flequillo de Jay y Jay se la pasó probando tic-tacs para mantener su sed de sangre bajo control.

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Subido el: 22/06/21
Actualizado el: 14/09/24

Thirst | Lookism En EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora