Capítulo 1

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Se escuchó un ruido sordo, pues tocaron el gran tambor y el enfrentamiento finalmente comenzó.

Sonrió de forma socarrona. Sus manos ágiles hicieron saltar la espada de un lado a otro. Se quitó su capa de un tirón y se la envió a su madre, quién la recibió con el ceño fruncido y un gesto tosco, aun cuando por dentro estaba rebosante de expectativa y orgullo porque su pequeño guerrero por fin había crecido para desafiar inclusive a los dioses.

Su padre, en cambio, se veía verdaderamente orgulloso de su hijo. No grita ni dice nada, pero la extensa sonrisa en su rostro es más que suficiente.

Ese niño que criaron era un hombre y empuñaba su espada en contra del líder con toda la ferocidad que siempre demostró. Esa fiereza que le había hecho llegar al lugar a donde estaba. Una batalla para demostrar que él era el más fuerte.

Los niños se arremolinaban alrededor de sus padres, ansiosos. Sabían que Katsuki era fuerte y la mayoría quería ser como él de mayores.

Un alfa que no se intimidaba por nada ni por nadie.

—Creo que eres consciente de que este enfrentamiento es una idiotez, Katsuki Bakugo —dijo el líder, mirando al muchacho que apenas le había prestado atención por estar haciendo fuerza para impresionar a los niños pequeños que reían ante él.

—Por supuesto que es una idiotez —soltó Katsuki, enderezándose y con arrogancia en su voz—, si fuera por mí, habría terminado contigo sin necesidad de un duelo tan absurdo donde el vencedor es claro.

Él era capaz de hablar de esa manera, pues tenía la fortaleza para vencer al líder hijo de puta que tanto daño había causado a su pueblo.

—Eres un bastardo atrevido por desafiar así a tu jefe.

La voz del alfa mayor resonó por toda la tribu, y se encogieron de miedo, porque eso era lo que sentían con su antiguo líder. Un miedo abrumador por un jefe que no era bueno para nada.

Por eso pusieron sus esperanzas en la familia Bakugo, quién había formado al muchacho que ahora sonreía como maniático y proclamaba ser el nuevo líder que los llevaría a una vida sin miedo.

—Un jefe asqueroso, si me permites decirlo —dijo con sorna el rubio—. Escondido detrás de sus guardias cada vez que había una guerra... Comandando a tus hombres detrás de aquellos que son de tu confianza... Me pregunto, ¿qué harán cuando mi espada se clave en ti y mueras de una vez? ¿Me desafiarán o comprenderán que en realidad tú no eres más que basura? Estoy ansioso por ver que pasará.

Mitsuki Bakugo sonrió y el líder la observó fijamente, comenzando a temblar de miedo pues ambos sabían que ocurriría. El jefe tenía muy claro que de esa batalla no saldría vivo, y Mitsuki le dejaba en claro que nadie, absolutamente nadie, podría detener a Katsuki en su camino por proteger a los que ama.

La hechicera se lo dijo hace trece años. Uno entre los hijos de su tribu se levantaría e iría contra él. Uno de ellos lo destruiría completamente.

Él entendió que sería Katsuki en cuanto lo vio sostener una espada de madera y empuñarla con más fuerza y precisión de la que se habría esperado de un niño de cinco años.

Su reinado de miedo y dolor estaba destinado a terminar desde ese momento.

El líder miró a Katsuki que esperaba la señal del anciano de la tribu para comenzar el duelo. En sus ojos estaba la determinación, y a pesar de eso, aquel hombre decidió que una maldita profecía no podía trazar todo su camino.

Mataría a ese niño estúpido que sonríe con tanta altanería cuando no es nadie y no sería nadie jamás.

Apenas el anciano dio el grito de inicio, el líder se lanzó a la batalla con todas las intenciones de matar. Katsuki, por otro lado, se carcajeó y alzó su espada con brutalidad para enfrascarse en la batalla.

Verde Jade (Katsudeku + Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora