Capítulo 2

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Katsuki se sentía extraño, pues, desde que era un niño, sus sueños no tenían nada más que blanco.

Jamás soñaba.

Fue sorpresivo soñar ciertas cosas de imprevisto. Solo podía pensar, ¿qué diablos?

Primero vio un manto verde, lleno de líneas y trazos hechos a consciencia, cuyos bordes estaban adornados con plumas.

Sin duda, no entendía que mierda había soñado. Se lo preguntaba con enfado mientras devoraba un pedazo de carne sin misericordia.

—Está completamente bien que seamos una tribu de bárbaros, pero no por ello vas a comer como un salvaje, animal.

Aquella cazadora alfa lo miró con el ceño fruncido y una mueca asqueada.

—Cállate —replicó Katsuki, sin siquiera mirarla—. Mejor dime que encontraste algo bueno.

—No —Se sentó a su lado con gesto decepcionado—. Los animales parecen haberse ido de todo nuestro territorio y apenas pudimos encontrar algunas presas lo suficientemente buenas. El maldito hizo una caza excesiva en sus años como líder y ya no hay nada. Lo gracioso es que ni siquiera la comida nos alcanzaba. Todo era para él.

—Bastardo —dijo Katsuki entre dientes, dejando de comer—. Tenemos la carne y especias que encontramos en sus cosas y al menos nos alcanza para un mes más. Pero ya fuera de eso, no habrá ninguna maldita forma de sustentarnos si no hay animales para cazar. Mierda, Mina. Apenas dos días como líder y ya empezamos con los problemas.

—Danos tiempo, Katsuki —murmuró Mina, masajeando sus sienes—. Iremos de cacería de nuevo mañana e intentaremos conseguir alimentos. No podemos permitir que nuestra tribu vuelva a sufrir.

—¿Y Eijiro?

—Sigue en su forma dragón, intentando encontrar territorio donde hayan animales.

El chico se levantó, enojado. Ya bastante tenía con las consecuencias de un anterior líder maldito que ni siquiera velaba por la seguridad de su tribu.

Algo tendría que hacer.

—Ve y dile a Hanta que te dé algo de comer —ordenó, dando media vuelta para irse a su tienda—. Y que no se la pase vagando o lo mataré.

Mina soltó una risa e hizo lo que le ordenaron. Mientras tanto, el rubio trataba de idear un plan en su mente para poder contrarrestar todo lo malo que anteriormente habían pasado.

Necesitaba hacer algo urgentemente. Si de aquí a un mes no tenían nuevas presas para poder cazar, iban a estar en serios problemas.

Entró a su tienda con gesto inconforme y se sentó malhumorado en una esquina, queriendo ir y asesinar otra vez a ese bastardo de líder incompetente e inepto.

¡Como habría disfrutado cortarle la garganta por todo el sufrimiento que la había causado a su tribu!

Pero no, que tenía que ser un duelo de espadas, que las cosas se hacen bien, que la forma legal de matar al líder era en esa mierda formalista, que esto, que esto otro. ¡Lo dejaron harto!

¿Por qué debería tener consideración con un ser irracional maldito que en su puta vida tuvo consideración con alguien que no fuera él mismo? ¡Estaban jodidamente locos!

Tenía muchas ganas de ir con los ancianos de la tribu y gritarles en la cara que él era el maldito nuevo jefe y él pondría las reglas, pero sería tan jodidamente infantil, que rápidamente olvidaba la idea.

Se dijo a si mismo que iba a tomar una siesta para bajar la intensidad de su furia. En ese momento su madre se encargaba de algunos detalles importantes.

Verde Jade (Katsudeku + Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora