Capitulo 3

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— ¿Cuánto fue está vez? –

— Unos varios miles, jaja. Nos va bien. –

— Bueno, entonces entrégame mi parte y la proporcional de la organización. –

Entre la espesa bruma y la poca luz, con dificultad se lograban visualizar las siluetas del par de personas que estaban en aquella calle desierta y aunque para cualquier otra persona, no fueran fácilmente reconocibles, ellos tenían el suficiente tiempo trabajando juntos como para reconocerse simplemente por la voz.

— No, no, no, antes necesito una firma. Sabes cómo es esto. –

— Está bien, dame el documento. –

— Sabes que te han estado aceptando tu firma por ahora pero están comenzando a presionarme más por la de él. – Tras eso, mostró un conjunto de papeles con la zurda de la cual se lograba distinguir la marca de un tatuaje rodeando su muñeca.

— Es difícil conseguirla, el nunca firmaría eso y al contrario, si se entera es capaz de matarme. –

— Pues ese es tu problema, pero esta es la última firma que te aceptan a ti. El jefe de los capitanes de las embarcaciones está comenzando a dudar si seguir prestando sus servicios y sin ellos no podemos seguir con los negocios. –

— Solo dame eso y haz lo que puedas para que la acepten. – El otro le arrebató los papeles de la mano para revisarlos con la ayuda de la lámpara de su celular.

— Este es el último que te van a aceptar, ya dijeron. –

— Tu los haz convencido hasta ahora, puedes seguir haciéndolo. –

— Este es el límite. – Afirmó. — ¿Necesitas una pluma? –

— No, traigo la mía. –

Tras el rápido chequeo, se puso frente a la pared, apoyando los papeles y comenzando a firmar hoja por hoja, cancelando adecuadamente los espacios en blanco y enumerando las páginas.

— Siempre cuidando hasta el último detalle ¿No? –

Justo al terminar, entregó agresivamente los papeles, empujándolos contra el pecho del otro que permanecía distraído sacando otra serie de papeles del maletín que tenía a la mano.

— Convéncelos, por favor. – Insistió

— No. – La bruma lentamente había comenzado a disparse, dejando ver algunos detalles extras de cada silueta, como la cabellera clara, larga y revuelta del que tenía la palabra. — Estos son los papeles que quieren que él firme. Si no lo hace, la embarcación siguiente a la que acabas de autorizar, no partirá. –

— Pero... –

— Lo siento, sabes que yo confío en ti pero ellos no. –

— En estos negocios en realidad nadie confía en nadie. –

Tras la última respuesta, el hombre más bajo finalmente entregó el maletín que contenía aquella cantidad prometida dejando ver la marca del mismo tatuaje rodeando la muñeca de la mano contraria. El otro por su parte, lo tomó para volver a meter los papeles en él.

— Pensé que los revisarías. –

— Lo haré más adelante. –

— Bueno amigo, fue un gusto verte para hacer negocios de nuevo. –

De manera formal, la mano derecha del más bajo se estiró, siendo estrechada suavemente por el más alto antes de que cada uno terminara llendo por su propio lado, divergiendo su camino por mera precaución.

Armas (Goyuu) (Sukufushi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora