Capitulo 5

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"Gojo ¿Me escuchas?"

La voz agitada de Maki sonaba por un intercomunicador guardado en el bolsillo del pantalón del albino, que al escuchar la emergencia, lo tomó para responder.

— Si ¿Qué sucede? –

"Me encontré con Jinichi pero lo perdí mientras nosotros intentamos perder a los agentes de la armada."

— ¿Cómo qué la armada? –

"No sé, normalmente se tardan más en aparecer. O se saltaron el papeleo, o vienen sin permiso, pero de igual forma los tenemos pisándonos los talones."

— Mierda... ¿Y viste hacia dónde se dirigía Jinichi? –

"Lo perdí por el Santuario Meiji. Creo que iba en dirección del nuevo teatro nacional."

— El nuevo teatro... – La ruta fue dibujada en su cabeza y tras unos segundos se dió cuenta de que si seguía por ahí... — Yo me encargo de eso a partir de ahora. Tu cuídate de que los otros no los atrapen y vuelve al punto de reunión. –

"¿Disuelvo el escuadrón?"

— Si, que se vayan. –

"Está bien."

Pensando en las posibilidades de las intenciones de los Zenin, a su mente llegó la imagen de Megumi, recordando como después de la muerte de Toji, varias veces intentaron obtener su cabeza y en ese momento, la idea de haberlo hecho comandar un equipo, ya no le parecía tan buena.

La preocupación seguramente comenzó a reflejarse en su rostro, pues la mano de Geto que ahora se posaba sobre su hombro parecía intentar calmarle de todas las posibilidades que le venían a la mente si es que se encontraban pero tras varios años juntos, no fue necesario si quiera decir una palabra para que su mano derecha organizara al grupo de personas que ahora corrían rápidamente entre varias calles y algunos callejones, hasta el momento en que finalmente Gojo logró encontrarse con el equipo del menor.

— ¡Megu! –

Sin pensárselo dos veces, corrió para abrazarlo, pensando en el riesgo que sin querer le había hecho pasar. Tal vez las ganas de poder deshacerse finalmente del puesto que le habían atribuido, le cegaron ante la dura realidad de simplemente dejar ir al Azabache como si nada aunque la idea constante de que no podría protegerlo toda la vida, le acechaba constantemente.

Por los segundos en qué duró el abrazo, sintió como si pudiera cuidarlo sin más y aunque las palabras no salieran de su boca, en su interior le pedía perdón por no poder hacer más para salvarlo del horrible destino que significaba tener que estar a cargo de una organización que no causaba más que daños por dónde pasara.

— Bonita escena, aunque no pensé encontrarlos a los dos. –

La voz lo sacó de sus pensamientos, haciéndole recordar la situación y regresándole agresivamente a la dura realidad.

— Jinichi. Que raro verte aquí, desearía haber vuelto a cruzarme con Naobito. –

Tras soltar el abrazo, Satoru se colocó frente a Megumi, viendo al contrario con un incipiente odio en sus ojos.

— Sabes que los sabios líderes no salen solo porque si. Es una tontería arriesgar una cabeza tan valiosa en el campo de batalla... Aunque ahora agradezco que seas tan tonto. –

En el fondo sabía que Jinichi tenía razón y es que por más especial que fuera la misión, el haber decidido que todos irían, fue un acto negligente de su parte.

— Es una lástima que Megumi no pueda quedarse a ver cómo me intentas asesinar, pero solo vino a traerme un recado. –

— ¿Gojo...? – Megumi intentó hablar o comprender lo que sucedía pero antes de decir alguna cosa, el brazo del mayor se puso frente a su rostro, haciendo señas a dos hombres del equipo, en un intento por sacarlo del lugar.

Armas (Goyuu) (Sukufushi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora