Capitulo 2

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¿Ésto en realidad estaba pasando? ¿Estaba despedida? 

Lo miré, él parecía relajado y casi disfrutando de un chiste interno. Yo por el otro lado, estaba en shock y a punto de desmayarme. Llevaba 3 años trabajando en aquella empresa para el Señor Ford, el padre del patán que tenía al frente, no podían estar haciendo ésto justo ahora.

¿Faltas al reglamento? ¿Qué demonios era aquello? Jamás había faltado al reglamento, se podría decir que era una de las mejores trabajadoras de aquel lugar. La lágrimas se acumularon en mis ojos amenazando con desbordarse en cualquier momento y acompañadas de Una ola de furia y frustración que barrió mi cuerpo, sabía que el sujeto con el que había tenido sexo unos minutos antes había tenido que ver con éste despido. 

Lo maldije una y mil veces en silencio. No podía emitir palabra, porque todas serían blasfemias en su contra.

— Tiene 24 Horas para dejar su puesto, ya encontramos su reemplazo. -Dijo simplemente y volvió a concentrarse en su ordenador.

Por fin, una lágrima resbaló por mi mejilla y La limpié con brusquedad. 

Lo miré por última vez y salí de aquella oficina dando un ensordecedor portazo llamando la atención de todos los que andaban por la oficina y sentados en sus puestos de trabajo. 

Julie y sam, el mensajero, Corrieron a mi al ver mi estado.

— ¿Fliss? ¿Qué pasa? -Cuestionó Julie con preocupación.

Todos allí nos miraban expectantes, menos Eliza, esa estúpida zorra que se había dedicado a joderme la vida desde que fue contratada.

Yo negué aún con las lágrimas bañando mis mejillas.

— Ven. -Julie tiró de mi brazo hacia el baño dejando a un Sam confundido y preocupado.

Una vez allí me tendió un pañuelo desechable para limpiar el desastre que ahora era mi cara. me miré en el espejo y tenía todo el delineador corrido, los ojos rojos e irritados, mis ojos verdes que iluminaban mi rostro ahora se veían más oscuros.

absorbí mi Nariz.

—¿Me dirás lo que pasó ahí dentro? -Acarició mi Mejilla y me miró con cariño.

Yo suspiré y tragué el nudo que había permanecido en mi garganta.

—Me despidió. 

Ella ahogó un jadeo.

—¿¡Que hizo qué!? .-Chilló.

—Estoy despedida, Julie. -Murmuré.

—¡Ese hijo de Perra! -Masculló. — ¡Te folla cuando se le da la gana, ¿Y ahora te despide?! 

Asentí. Lloré un poco más. Le tendí la carta que aún estaba en mis manos y ella comenzó a leerla.

—¿¡Faltas al Reglamento!? ¿¡Es imbécil!? -Recriminó. 

—No quiero estár aquí. Mis cosas... No... -Traté de decir al momento en el que me abrazaba.

—Yo Hago eso. Vete tranquila, más tarde paso por tu casa, ¿Si? -Acarició mi cabello y besó mi mejilla. 

Volví a mi puesto y tomé mi bolso.  Me despedí de todos, incluso de aquellas Zorras que aún se burlaban de mi.

<Eres Igual de Zorra que ellas...> Gritó mi Mente.

Negué inconcientemente.

<¡Te acuestas con tu jefe sabiendo que está casado! ¡Zorra!> Gritó de nuevo aquella voz en mi cabeza.

Nuevas lágrimas cayeron por mis mejillas. Julie me abrazó, Luego sam y Helen de contabilidad. 

Sólo me faltaba alguien de quien despedirme.

Sin dudar tomé el teléfono y marqué a su oficina.

—¿Qué pasa? -Contestó

—¡Hijo De puta! -Le grité con voz rota y colgué.

Todos Palidecieron, Menos Julie que sonrió, sabían a quien había llamado. 

Esperé el Ascensor y trepé en él pero antes de que las puertas metalicas se cerraran pude verlo salir de la oficina con el enojo grabado en sus ojos. Y una vez más lloré mientras aquella caja metalica descendia a la primera planta. 

...

enjuagué mis Lágrimas y caminé hacia mi auto. 

Golpeé el volante una y otra vez, me maldije mil veces por haber sido tan tonta y sucumbir a los encantos de aquel desgraciado.

El camino se hizo largo, Mientras yo repasaba en mi mente todo lo que había sucedido hace unas horas, se burló de mi de la peor forma y no podía olvidar aquel gesto de arrogancia al decirme que ya había encontrado mi maldito reemplazo.

¿Quien sería? ¿Eliza? ¿Se acostaría tambien con ella? sacudí mi cabeza borrando aquellos pensamientos tormentosos. 

...

El silencio de mi apartamento fue perfecto, no quería compañía y dudaba que fuera una buena en estos momentos, Estaba hundida en humillación y tristeza.

Me deshice de mi abrigo y de mi bolso. Caminé a la Cocina y saqué una Botella de Vodka de la Licorera. Tomé una copa y volví a la sala de estar.

Mientras bebía de la botella recordaba como Julie me había repetido tantas veces que Christopher Ford no me convenía, Que sólo jugaría conmigo, Me lastimaría, Me usaría y luego me Desecharia cual trapo viejo, tal y como pasó, pero nunca hice caso y caí como una estúpida. 

Ahora estaba aquí, con media botella de Vodka, tirada sobre la alfombra y desconsolada como hace mucho no lo estaba.

Nunca he querido aceptarlo, Me negaba a creerlo pero ya era un Hecho: Me había enamorado de Christopher Ford.

La Venganza de La AmanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora