Capitulo 4

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La voz me sorprendió. No era una voz conocida y yo sólo rogaba a todos los santos del cielo porque no fuera un Violador que se aprovechaba de chicas desamparadas que acababan de ser expulsadas de un Club Nocturno. 

Me giré con Lentitud hacia la dirección de dónde provenía la voz. A unos escasos 3 metros de mi se encontraba Un chico Pelinegro con tatuajes y un aro en su nariz que me miraba De arriba abajo cual Tigre a punto de cazar a su presa. 

—N-No, Gracias. -Forcé una sonrisa. 

—¿Estás Sola? -Arqueó una ceja.

Mi Corazón latió más Rápido. Si decía que si, estaría en problemas. Opté por mentir.

—No. Mi novio fue por el auto. -Repliqué tratando de sonar segura.

—Vaya, que desperdicio. -Relamió sus Labios. — ¿Le eres fiel? Porque si no, yo estaría más que dispuest... 

No pudo terminar porque alguien había llegado a mi lado posando su mano en mi cintura. Descolocada levanté la mirada y vi el dueño de aquella mano. No Podía ser cierto. 

¿Qué mierda hacia él ahí?

—Está Conmigo, Y por tu bien, Aléjate de ella. -Chaqueó mirando fijamente al chico que tenía en frente. 

El pelinegro levantó sus manos en son de paz y comenzó a alejarse.

Me despabilé y aparté su mano de un tirón.

—¿Qué hace aquí? ¿Viene a humillarme de nuevo? -Le recriminé. Y el, relajado, Metió sus manos en los bolsillos de su vaquero.

—Esperaba un Gracias por salvarte de ése sujeto. -Dijo con Naturalidad.

Bufé.

—No necesito su ayuda, Señor Ford. Vuelva por dónde vino. -Me di la Vuelta y caminé lejos de él.

—O sea, ¿qué preferías que ése tipo te siguiera molestando? -Arqueó una ceja con diversión.

—Cualquier cosa es mejor que ahora tener que hablar con usted. -Farfullé. Lo vi ponerse serio de pronto.

—Quién sabe que te hubiera ocurrido si no hubiera llegado... -Dijo. Yo le respondí con un silencio. —¿No piensas decir nada?

¿Por qué le interesaba lo que hubiera pasado? Él me había corrido del club.

—¿Que debería decirle? -Rezongué.

—¿Un "Gracias"? -Sonrió con galantería.

Maldito. Él no sabía lo que provocaba en mí esa sonrisa.

—Esto no hubiera pasado si Usted no me hubiera corrido del Lugar. Debe estar dichoso, ya me ha corrido de dos lugares. -Hablé con ironía.

Nos quedamos en silencio unos momentos, yo mirando hacia la nada y pude escuchar varios suspiros de su parte. Comencé a jugar con mis dedos, era una situación incómoda, y hubiera preferido quedarme sola con aquel horrendo sujeto antes de tener que verlo y hablar con él luego de todo lo que había sucedido.

—Puede volver a entrar, si así lo desea. -Dijo Finalmente.

¿Qué?, Era el colmo.

—¿¡Regresar!? ¿¡Después de que fui el hazme reír de todos allá dentro!? No puedo creerlo. -Negué con incredulidad. 

—Le pido disculpas y en realidad preferiría que no se quedara sola, aquí. -Miró alrededor.

—¡A mí me importa una Mierda lo que usted prefiera! ¿A qué vino, en primer lugar? ¿A disculparse? ¿¡O a burlarse de mi como lo ha hecho todo éste tiempo!? -Recriminé. La furia se había apoderado de mi cuerpo.

—Yo no me he burlado de usted. -Aseguró.

Yo reí con Incredulidad. Era un maldito cínico.

Suspiré tratando de calmar todo el enojo que navegaba por mi cuerpo.

—¿Sabe?, Vuelva ahí dentro, su esposa debe preguntarse dónde se ha metido. -No dije más. Hice una mueca, los zapatos comenzaban a molestarme.

—Bien, Me voy. Pero después no diga que no se lo advertí. -Sonrió.

Si creía que iba a rogar estaba muy equivocado.

—Dele a saludos a su esposa de mi parte, He cruzado palabras con ella en el baño. -Mentí para provocarlo. Me miró descolocado.

—No te atreverías... -Amenazó.

—...Parece buena persona, No se merece el marido que tiene... -Proseguí. mientras el me miraba entre pálido y furioso.

Se acercó a mí a pasos rápidos y me tomó con fuerza del brazo.

—Escúchame bien, No te acerques a mi esposa. No te lo voy a consentir. -Murmuró entre Dientes. 

Se había formado un nudo en mi garganta, pero me obligué a tragarlo y hablé

—¿O Qué? ¿De dónde piensas correrme la próxima vez? -Lo reté. Vi su mandíbula tensarse.

—Te lo advierto, Felicity... -Masculló amenazador.

—¡No! ¡Te lo advierto yo a ti! ¡Tú tienes más que perder que yo, no intentes advertirme nada!  -Grité fuera de mí.

—¿Cuánto Quieres? -Dijo.

¿Qué? ¿Él estaba... Ofreciéndome dinero?

—¿Qué? -Murmuré contrariada.

—¿Cuánto quieres por no decir nada? -Me miró fijamente.

Lo odié más, si aquello era posible.

—¿Crees que me vas a callar con Dinero? ¡No soy una puta a la que compras con unos malditos billetes! -Farfullé dolida, indignada.

—¿No lo eres?, ¿¡No lo eres!? ¿Te recuerdo las veces que te tumbé en mi escritorio Y te aumenté el sueldo por ello? -Se burló. 

Todo mi mundo cayó a mis pies. Ahogué un jadeo de incredulidad, No podía creer que él había dicho aquello.

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Felicity en Multimedia. :3 

La Venganza de La AmanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora